Una oleada incesante de escándalos por corrupción ha copado los titulares de todos los medios de comunicación y las conversaciones matutinas de los colombianos. Este fenómeno ha polarizado nuevamente al país, dejando expuesto que los últimos gobiernos (Uribe 2002-2006, 2006-2010 y Santos 2010-2014) están igual de involucrados en actos de sobornos. Sin embargo, hoy, todos se hacen los de la vista gorda y los oídos sordos, como dice el refrán, tras de ladrón bufón. Todos argumentan que dichos sucesos se dieron a sus espaldas, aun cuando las pruebas son incontrovertibles.
Ahora bien, dicha realidad está acompañada por una apreciación bastante pesimista de los ciudadanos, según el último informe de Transparencia Internacional, que mide la percepción de corrupción en instituciones públicas de 176 naciones, el 30% de los colombianos piensan que es el primer problema del país, el 85% de los consultados considera que las prácticas corruptas va en aumento y el 71% desaprueba la forma como se desempeña Juan Manuel Santos. Adicional, el análisis ubica a Colombia en el puesto 90, percibido no sólo como uno de los países más desiguales e inequitativos sino entre los más corruptos.
No obstante, en medio de esa clase política que ha manejado al país separando su suerte personal de la suerte de las mayorías, aparece un político que desde su llegada al Senado de la República ha marcado una gran diferencia, convirtiéndose en una de las voces más respetadas de la oposición en Colombia.
Jorge Enrique Robledo fue electo por primera vez congresista en 2002, con un total de 45,703 votos, reelegido en 2006, 2010 y en 2014 fue el senador con la votación más alta, 196,500 votos. Lo que llama la atención de este arquitecto de la Universidad de los Andes y ex profesor de tiempo completo de la Universidad Nacional, sede Manizales, son sus debates de control político, más de 150, Agro Ingreso Seguro, Metro de Bogotá, Carimagua, Reficar, Saludcoop, Reforma Tributaria, entre otros, que están acompañados de más de 1.300 artículos que demuestran su rigor académico y su compromiso político con las causas sociales.
Así Robledo nada contra las corrientes clientelistas, cabe destacar como anécdota histórica, que cuando él se desempeñaba como columnista de opinión en La Patria de Manizales, asumió como símbolo de su columna la imagen del salmón, una metáfora para expresar sus arduas luchas.
En efecto, dichos debates de control político han permitido que los colombianos nos enteremos de los peores robos al erario público. Miremos algunos ejemplos, en el 2009, segundo gobierno de Álvaro Uribe Vélez, el senador denunció las irregularidades de Agro Ingreso Seguro, programa dirigido por el entonces ministro de agricultura Andrés Felipe Arias. Robledo expuso en su momento, que AIS fue una política retardataria de concentración de recursos del agro colombiano. Además, en el debate de control político realizado al ministro Arias, presentó la lista de 45 empresarios agrícolas que habían realizado aportes a la campaña de Álvaro Uribe Vélez a la presidencia en el 2002. Y aunque en su época el senador recibió señalamientos en su contra, el fallo de la Corte Suprema de Justicia en contra de Andrés Felipe Arias dejó claro que Robledo tuvo siempre la razón.
Del mismo modo en que hizo una oposición crítica y argumentada a los gobiernos de Uribe, denuncia los escándalos de corrupción del gobierno de Santos. En el 2016, el senador Robledo destapó uno de los robos más grandes a los colombianos: el caso Reficar. Los sobrecostos en la ampliación de la Refinería de Cartagena por más de 4.000 mil millones de dólares, involucró a los gobiernos de Santos y Uribe por igual. Con un protagonista determinante, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quien desde 2008 tiene silla en la junta directiva de Ecopetrol.
Al contrario de creer que el salmón tiene descanso, sigue arduamente trabajando. En la actualidad, Robledo ha sido una de las voces más fuertes contra el escándalo de ODEBRECTH, a pesar que la Unidad Nacional, el Centro Democrático, el Fiscal Martínez y otros grandes sectores políticos y económicos quieren tapar el suceso tan vergonzoso. Sobornos que llegaron a las campañas de Santos-Vargas Lleras y Oscar Iván Zuluaga-Carlos Trujillo, aunque paradójicamente, ambos se acusan, como si alguno no tuviera los dedos llenos de mermelada extranjera.
En vista de estos acontecimientos, se hace necesario que todos los colombianos expresemos nuestro rechazo frente a estos grupos políticos que se acolitan entre ellos, repartiéndose el poder y descargando la crisis económica sobre las mayorías desfavorecidas. La unidad será necesaria para exigir que haya sanciones contra los responsables, no más impunidad ni cortinas de humo, como dice Robledo: “Estamos mamados de que gobiernen los mismos con las mismas”.