Columnista:
Ronald Ruiz López
Para nadie en este país e incluso en el mundo no es una mentira que las elecciones del 2018 para la Presidencia de Colombia fueron sospechosas y llenas de corrupción, añadiendo que hay una investigación de vínculos con el narcotráfico donde existen pruebas fehacientes de la relación del ‘Ñeñe’ Hernández con el actual «presidente», Iván Duque Márquez. Pero, como dicha investigación está en manos de la Fiscalía y la entidad hace parte de las fichas del uribismo, es evidente que como es de esperar, aquí no va a pasar nada.
Lo que viene al tema es que para sus inicios como «presidente» de la Republica el señor Iván Duque lanzó su plan «el que la hace la paga» para el 16 de agosto de 2018 en una reunión con 118 directores y comandantes de la Policía; pidió resultados frente a los delitos recurrentes como el hurto en todas sus modalidades, la extorción y el homicidio, entre otros.
Es indudable que, en estos dos años, tres meses, siete días y contando, no ha pasado nada ni pasará. Parece que es todo lo contrario, ¿será que el país entero le entendió mal? Pareciera que la doctrina de este Gobierno es dejar marcado que «el crimen paga» y paga de la mejor manera, pues cuando el quebrantamiento de la ley es descubierto, si se pertenece al grupo social, familiar o se es fiel seguidor del partido de Gobierno dese por apadrinado y tenga seguro que esos crímenes serán archivados y de paso será reubicado y de cónsul.
El más marcado y reciente caso es el del señor Néstor Humberto Martínez, nuevo embajador de Colombia ante España. La noticia fue revelada por la periodista D’arcy Quinn donde también dice y aclara que el exfuncionario aceptó que el «presidente», Iván Duque, le insistiera en aceptar el cargo. ¡Qué difícil debe ser tomar una decisión de estas!, ¿no? Cuando se tienen investigaciones abiertas, se es sospechoso de estar bien relacionado con casos tan graves como el de Odebrecht, añadiendo su escándalo con la supuesta investigación en el caso Santrich y, sin dejar de un lado que su paso como fiscal, fue una verdadera desgracia.
Otro caso que no podemos olvidar ni dejar pasar por alto es el del general Atehortúa, director general de la Policía Nacional, que descaradamente todavía se mantiene en el cargo y no quiere tener la decencia de renunciar. A lo mejor, lo hace por estrategia o algo parecido. Eso solo lo sabrá él y Dios; este señor tiene una seria investigación en curso y no pasa nada.
Para la época en que inició la cuarentena en Colombia, por motivos de pandemia se destapó el caso de unos contratos de la Fiscalía y la Contraloría. Contratos por la distribución de tapabocas por un valor de 1300 millones de pesos con una firma de cosméticos, cuya dirección luego de ser ubicada por Caracol Radio se descubrió un taller de motos. Como era de esperar, no ha pasado ni pasará nada. No omitamos que es claro que la Fiscalía hoy en día es de bolsillo.
El señor Alberto Carrasquilla, actualmente, ministro de Hacienda, tiene una investigación preliminar por los bonos de agua, ¿y adivinen qué?… Tampoco pasa nada. El escándalo de Arturo Char cuando la exsenadora, Aída Merlano, habló sobre su participación en la financiación de actividades que atentan contra la democracia. En resumen, compra de votos en el Atlántico. Votos que no hay que ser adivino para saber para qué candidato eran. Y como era de seguir esperando, sus siembras ya dieron frutos. Fue nombrado presidente del Senado de la Republica.
La lista por desgracia para este hermoso país con unas porquerías como gobernantes es mucho más larga; eso sí, hablamos de los que son descubiertos, ahora imaginemos cuántos casos son desconocidos aún. No podemos olvidar algunos nombres como el del exembajador, Fernando Augusto Sanclemente, cuyo laboratorio, ¡perdón! «la Fiscalía» ya investigó y ese laboratorio era del mayordomo, tampoco podemos olvidar el nombre del señor Francisco Santos, embajador de los Estados Unidos, investigado por la Fiscalía por presuntamente haber promovido a las AUC, aparte de los escándalos de estos últimos días con relación a las elecciones en EE. UU.
En conclusión, el Gobierno actual es de los más corruptos a nivel mundial: ocupa el quinto lugar en Latinoamérica y creo que pagó para que lo alejaran del primer lugar. Entonces, para terminar, le quiero hacer una pregunta al señor «presidente» de la Republica de Colombia ¿Qué pasó con su campaña «el que la hace la paga»?