¿Le ha pasado que al ver que un adulto mayor se sube al bus todos parecen esperar que el otro le ceda la silla? O, ¿ha visto que cuando alguien se cae ante decenas de personas, ninguno se decide a ayudarla? Esto ocurre por una razón muy simple que tal vez desconozca: el otro no existe. Si es de los que, desde la comodidad de su casa, se indigna y supone que alguien más debe estar actuando para cambiar la situación que tanto lo horroriza, sepa que lo que usted no hace, nadie más lo hará.
Le comparto este gran descubrimiento, a propósito de un tema que parece indignarnos a todos, y al tiempo importarnos un bledo: el maltrato animal.
La maldad humana es ilimitada. El ser humano se reinventa, y cada vez con más ímpetu, haciendo el mayor daño posible. Se ufana de ser el único ser vivo en poseer “inteligencia”, y por tanto, el derecho perpetúo de usar, reusar y desechar, todo lo que encuentre en su camino.
El primer pajazo mental que inventamos para justificar el hecho de no ser capaz de asumir responsabilidades para con nuestro entorno, es darle el atributo de “callejero” a todo perro y/o gato que no tiene un hogar. Otro dato para que siga abriendo los ojos: estos animales no son callejeros, son abandonados. ¿Cómo abandonados, si muchos nacen en las calles? Un animal fue abandonado sin ser esterilizado y pudo reproducirse tantas veces como fue posible; el perro que usted vio en la esquina de su casa, es uno de sus descendientes.
Es tan grande la vanidad y el egoísmo humano, que creó razas a su antojo (aun lo hace), sin prever las consecuencias. El Labrador, por ejemplo, suele sufrir de las caderas. El Gran Danés de las articulaciones. El Caniche, de cataratas. Y para seguir alimentando esta vanidad existe toda una mafia detrás de la venta de perros de raza; se lucra de la explotación de perras, a las que en ocasiones abandona cuando ya no les son útiles. Pero el abandono es el último escalón de la cadena. Las hembras son enclaustradas y abusadas, durante toda su vida. ¿Desde cuando los animales son cosas? Antes de correr al primer criadero por un perro de raza, piénselo; la oferta existe porque la demanda lo exige.
Al tiempo, diariamente hay en todo el mundo miles de casos de maltrato, quema, tortura, hambre, masacres masivas, y abusos de perros, gatos y caballos. Salga de la burbuja, entérese sobre miles de historias de animales que mueren en manos humanas en situaciones de extrema crueldad. Son personas enfermas que deberían tener tanto castigo como el que abusa de un igual. Esto, sin contar la cantidad de animales que mueren atropellados en carreteras; para usted es un minuto, para ellos la vida.
Basta de poner quejas en Facebook o Twitter y sentarse a esperar. Con esa “denuncia”, no hizo la obra del día. Denuncie ante las autoridades competentes, o actúe por su cuenta, no con más violencia sino con un acto de amor; miles de animales mueren en las calles ante nuestra indiferencia. Es importante concientizarnos en que la eutanasia no es la solución, lo es la esterilización y la adopción.
Sea compasivo, no abandone, rescate, socorra a un animalito herido, done a Refugios o sea voluntario de uno, ofrezca su casa como hogar de tránsito, y de nuevo: NO COMPRE, ADOPTE, Y RECUERDE, EL OTRO NO EXISTE.
¡Excelente reflexión! Gracias. Ojalá cale en los oídos de los miles y miles de indiferentes que de cuando en cuando aúllan: ‘hagan algo, pobrecito, ayúdenlo’ (y eso cuando no dicen ‘¿por qué tanto escándalo, si solo es un animal?’) sin darse por enterados de que la responsabilidad del bienestar de los animales es de todos y cada uno de nosotros, y que no hay animales callejeros, sino maltratados, abandonados, abusados.
Gracias a ti, Freya. Y sí, tienes mucha razón en lo que dices. La verdad es que uno escucha cualquier cantidad de estupideces que llevan implícita una excusa; porque el que critica, por lo general, no hace nada. Creo que está en nuestras manos plantar esa semilla en nuestros hijos, en la gente más joven. Si todos lo hacemos, tal vez, solo tal vez, le espere a los animales un futuro menos cruel e indiferente.