El muro de Trump y el infame sistema político

Opina - Internacionales

2017-01-17

El muro de Trump y el infame sistema político

El año 2016 estuvo marcado por la campaña electoral en los Estados Unidos de América bajo las polémicas posturas del ahora presidente electo, Donald Trump, que ponen en constante jaque las políticas económicas y migratorias de los países de la región latinoamericana. No es poca cosa la insistencia en que sea México el que tenga que pagar la construcción de un muro fronterizo entre el vecino país y el del norte, reiterada recientemente en una conferencia de prensa otorgada por el electo presidente estadounidense.

En respuesta, el Presidente mexicano Enrique Peña Nieto, aduce soberanía; como si esta se redujera a la construcción paga o no de un muro en la frontera. Por un lado, uno, suficientemente xenófobo, liderará a partir del 20 de enero de 2017 el país “más poderoso”, convencido de que con la existencia del muro nadie va a querer o poder cruzarlo. Será iluso o es un empresario más jugando a la política, empecinado. Por el otro lado, un Presidente fabricado mediáticamente, que ha demostrado estar al servicio de los intereses de muy pocos y no de las grandes mayorías. Pero eso sí, últimamente con harta dignidad sale a “defender” la cuasi imposición del dichoso muro, y cómo no, a él le están diciendo que lo pague.

Lo cierto es que ambos viven perdidos en el paisaje. La migración es un tema de fondo. Evidencia que poco o nada se hace en la transformación de un sistema sociopolítico y económico que condiciona a cientos de miles de personas a huir de sus países de origen para procurar tan solo lo básico para vivir. La migración surge, para muchos, en la desesperación por no encontrar trabajo y por ende, el dinero para subsistir; es una necesidad y la única opción. Según información de Oxfam México, los mexicanos constituyen el 64% de la población hispana total, siendo el grupo más grande de origen hispano residente en los Estados Unidos; y más del 50% de los migrantes son jóvenes y adolescentes.

Imagen cortesía de: elpais.com

La situación en el resto de países de la región no es muy distinta. La política migratoria que impulsa Trump afecta a los países latinoamericanos, en su mayoría. Esto no quiere decir que deje pasar por alto la política migratoria de Obama, que se lució con el tema de las deportaciones masivas.

El resguardar sus fronteras es, ese sí, su más soberano derecho. Pero es una obligación para los gobernantes latinos impulsar políticas coherentes, aterrizadas y viables que garanticen los derechos básicos institucionales de todos. Y es justo allí donde fallamos, y en grande. Seguimos permitiendo de todo, porque si de masoquismo ciudadano habláramos, somos, sin lugar a duda, los primeros de la fila.

No es Trump o Peña Nieto o Santos, o cualquier otro. Ellos son figuras de alquiler, de paso. Muchas veces puestas, tal cual títeres. Convencen a una inmensa mayoría, la cual cree que porque ellos estén allí, en la silla presidencial, su vida mejorará. Y no. Aquí hay temas de fondo que solventar y que erradicar. Mejor dicho, es el sistema que demuestra a diario que ya no funciona, que nos vulnera y nos limita al máximo desarrollarnos como personas.

Mientras haya hambre y no haya trabajo no habrá muro que limite la harta necesidad de migrar.

Gabriela Huertas de la Torre
Social liberal, feminista, pro diversidad sexual, Estado y religión no son vinculantes y sarcástica por naturaleza.