Autor: Muldder Criollo
Las estrategias de manipulación mediática, son elementos sociológicos usados para influir en la población, buscando, entre otras cosas, desviar su atención respecto a un tema o situación de interés, o para inducir un comportamiento, frente a un hecho en particular. A lo largo de la historia, muchos gobiernos las han utilizado, no solo por su efectividad al momento de provocar cambios, sino porque dichas transformaciones resultarían complejas y tardías por otras vías.
Dentro de la baraja de opciones que el uribismo dispone para manipular, existe una en especial que durante su reinado, funcionó a las mil maravillas. Si no me equivoco, la escogida es la encargada de reinaugurar una nueva etapa oscura en Colombia, necesaria para el regreso del innombrable al poder.
Este movimiento táctico, representará ni más ni menos, que el control del país para las próximas décadas, justo en momentos, en los que su decadencia es más definida.
No es coincidencia, que con este nuevo gobierno uribista, se hayan disparado las estadísticas en términos de inseguridad. Al comparar la situación social, entre los últimos años de Juan Manuel Santos, y el primero de Iván Duque, las cifras hablan por sí solas.
El aumento de bandas criminales, grupos al margen de la ley, narcotráfico y asesinatos, vuelven a ser primera plana en los medios de comunicación. La incertidumbre regresa, y las personas sienten miedo nuevamente.
Mi intención no es recordar tiempos oscuros, sino algo más triste, alertar su regreso. Lo peor de todo esto, es que esas épocas volvieron con más fuerza, potenciadas con odios generados por el proceso de paz. Los hechos actuales, cuentan con vía libre de este gobierno, que a su llegada, declaró una guerra ideológica, demostrada con los eventos del último año.
Provocar miedo, aumentar la inseguridad, y atormentar la población con constante terror, es una manera de hacerla sentir vulnerable. Frente a esto, la idea de un mesías, un profeta, cobra validez. La llegada de alguien con poderes divinos que nos defienda y proteja, suma adeptos.
Este ser con mano firme y corazón grande, sería el encargado de traer la paz, y devolver la seguridad, que años atrás existió por estas tierras. Aunque esto último, es una simple ironía de mi parte, porque todos sabemos y conocemos la cruel verdad.
Mientras Duque anda de relacionista público por todo el país, su entorno, el que le pintaron, se desmorona de a poco. Su carisma farandulero es innegable, pero su manera de gobernar es penosa y desastrosa. Colombia está de nuevo acorralada, sumida en la duda y el miedo. Esta última ofensiva uribista se va fortaleciendo en la sombra.
Parece que vivimos en un país sin Dios ni ley, anárquico para unos, pero con todo el peso de las normas para otros. No sé si es percepción mía, pero siento, cómo entre más se acerca la indagatoria al innombrable, más empeora esta situación.
¿Habrá alguna conexión?, o es esto parte de la casualidad, como todo lo que sucede aquí.
Lo que sí tengo claro, es que algunos están aprovechando la coyuntura actual para «avanzar» en sus planes, lo puedo ver, lo observo. Lo más curioso de todo, es ver la cara de las personas, de los arrepentidos, esos que con su elección, mandaron todo a la basura, y hoy optan por callar y tragarse su dolor, a tener que aceptar su grave error.
Así no parezca, a muchos les encanta lo que está sucediendo, disfrutan del miedo. Estas personas, siguen obsesionadas en atornillarse al poder, y se valdrán de cualquier locura para lograrlo, mientras sus fanáticos, nuevamente caen en la misma trampa, sin darse cuenta del error que están cometiendo.
Si por un lado tenemos a Duque pensando en un Mundial de fútbol, por el otro, tenemos a candidatos asesinados. No sé si reírme o ponerme a llorar.
La situación del país no está para decir babosadas, estan muriendo personas a diario, y lo que menos necesitamos, es tener un showman de presidente.
¿Para qué se lanzó a la Presidencia, señor Duque?
Si su intención era simplemente figurar en la portada de las revistas, créame que ya lo logró. Si pretendía conocer el mundo, creo que también alcanzó ese objetivo. Pero si realmente quiere que este país avance, retírese del camino o póngase esos pantalones, que ya bien apretados le quedan, por la buena vida que lleva.
Todavía hay tiempo de dar reversa y corregir, lo peor aún no ha comenzado, y que ni comience, porque con ese líder que tenemos, va a tocar conseguir escoltas para 45 millones de habitantes.
Es una realidad, nosotros que fuimos sometidos por la religión imponiendo el miedo en los tétanos, es lo que el gobierno de ultra derecha sabe y quiere imponer, somos un pueblo sometido y cuando alquien quiere abrirnos lo ojos lo despreciamos porque el poder por el miedo al cambio lo tilda de guerrillero, sofisma bien utilizado por el corazón blando y mano fuerte
Ahí tenemos lo que elegimos
Por eso digo y seguiré diciendo Duque no es mi presidente. Y ya acabemos con la dictadura del eterno. Uribe a la cárcel.