Columnista:
Fredy Chaverra
A cinco días de cerrar el periodo de inscripción en el agitado proceso de designación rectoral en la Universidad de Antioquia, el gobernador Andrés Julián Rendón, tras presidir su primera reunión en el Consejo Superior Universitario (CSU), lanzó un «petardo» en forma de trino que no solo sacudió a las efímeras tendencias en X, sino que puso a todos los candidatos y candidatas en la carrera por la rectoría —incluyendo especialmente al rector, John Jairo Arboleda Céspedes— a dar explicaciones y tomar posición.
De esa forma, el gobernador movió la opinión pública y dio un gran golpe mediático con un tema recurrente en la cotidianidad de la universidad pública, marcando así el derrotero de la estrategia que empleará en las próximas semanas para alinear los intereses de las fuerzas tradicionales en un candidato o candidata de su preferencia; y en ello, su secretario de Educación, el exrector Mauricio Alviar Ramírez, funge como alma y nervio.
Curiosamente, Alviar también tendría que salir a dar explicaciones sobre aquellos «estudiantes eternos» que el gobernador Rendón desde su privilegio de cuño asume como vagamente sospechosos de alguna cosa; total, esos mismo estudiantes estuvieron matriculados en alguna franja de sus semestres en los tres años de su lánguida y olvidable rectoría: ¿acaso, no le corresponde al exrector dar algún tipo de explicación?, ¿no le pudo explicar previamente a su jefe político como las condiciones socioeconómicas influyen, en algunos casos, en el alargamiento del tiempo de estudio?
Pues bien, no creo que el gobernador haya obrado con ingenuidad, ya que, con su mediático cuestionamiento a los «estudiantes eternos» marcó el punto de partida en la carrera por la rectoría del Alma Mater. Ni más, ni menos.
Y esa será una carrera con jugadores en varias bandas y donde se determinará la continuidad de John Jairo Arboleda Céspedes (un rector muy cercano a los afectos de la casa Gaviria), los intereses del Gobierno nacional en su propuesta de «revolución educativa», y el nivel de tensión entre las fuerzas que cohabitan al interior del multicampus.
Además, el gobernador también le buscará imprimir un ritmo propio al proceso de designación rectoral. Estoy seguro de que su interés no se limita a entender por qué un estudiante lleva dos décadas matriculado en algún pregrado; no, va más allá y así lo expresó en una entrevista para la Revista Semana al afirmar: «No lo voy a dejar pasar de largo. Tengo una responsabilidad como presidente del Consejo Superior y le voy a respirar en la yugular a este asunto».
No sería la primera vez que el gobernador le «respira en la yugular» a la Universidad de Antioquia. Tan solo hay que recordar su periodo como secretario de Gobierno del condenado Luis Alfredo Ramos, entre 2008 y 2012, cuando se registraron profundas tensiones al interior de la UdeA (en los años más represivos del gobierno Uribe) y el entonces secretario Rendón —siempre alineado con los intereses de los sectores tradicionales— priorizaba una visión tan securitaria como «ligeramente» estigmatizante.
Por lo tanto, resulta necesario saber cómo los candidatos y candidatas en la carrera por la rectoría del Alma Mater van a posicionarse ante la perspectiva amenazante del gobernador; además, como van a nivelar las cargas con un presidente que se asume como la vanguardia en la «revolución educativa», pero que para el caso particular de Antioquia, libra un pulso cada vez más intenso. ¿Será el proceso de designación rectoral (que de democrático tiene más bien poco) un vivo pulso entre Rendón y Petro?
De ganar el pulso el gobernador —punta de lanza de la derecha en su estrategia electoral para «retomar el país desde las regiones»—, no es claro a qué podría llevar esa “respiración en la yugular”.