En el departamento de La Guajira, al norte del país, los indígenas pertenecientes a la etnia Wayúu están siendo víctimas de un lamentable exterminio silencioso. Más de 7.000 niños han muerto de hambre y sed, sin contar con los cerca de 37 mil que hoy son mártires de la desnutrición.
Pero, ¿por qué los indígenas Wayúu mueren de sed cuando están asentados en cercanías al río Ranchería? La respuesta es simple y dolorosa: porque el río fue represado y su agua privatizada por grandes propietarios agrícolas y una empresa minera encargada de la explotación de carbón a cielo abierto. Así es, la reserva del Ranchería ahora le suministra agua al Cerrejón y a varios terrenos de latifundistas guajiros mientras los indígenas se mueren de sed.
Esto queda al descubierto en el más reciente documental del periodista Gonzalo Guillén “el río que se robaron”, en el que narra cómo “en vez del agua, la pesca y la navegación, que existieron hasta hace poco tiempo, ahora el lecho del Ranchería es una enorme zanja de arena y piedras resecas por la que no transcurre ya una sola gota de agua”. Como si esto fuera poco, los proyectos del Cerrejón no paran ahí, pues la mina de carbón más grande se encuentra ubicada debajo del río, de esta manera, el plan a futuro es desviar el caudal del Ranchería.
A todo esto se le suma la corrupción de las instituciones locales, pues aunque el Gobierno Nacional destina parte de su presupuesto a contribuir en las mejoras del departamento, este dinero se desvía en la mitad del camino y no llega a manos de los indígenas, quienes llevan varios años alegando por el abastecimiento de alimentos y servicios básicos que necesita la región.
Imagen cortesía de http://albaciudad.org/
Así las cosas es fundamental preguntarse: ¿Dónde están el presidente Santos y sus asesores que no crean una opción real y seria para frenar la mortandad infantil en la Región Caribe colombiana? ¿Dónde está la directora del ICBF Cristina Plazas? ¿Por qué en vez de estar demandando periodistas no ocupa su tiempo en defender los derechos de los menores que tanto lo necesitan? ¿Dónde está el procurador Ordóñez que ha demostrado que para destituir opositores no requiere de tanta investigación, pero cuando se trata de La Guajira parece que ahí sí le tiembla la mano?
Y ¿dónde están los medios de comunicación cuando más se necesitan? No es para nada difícil recortar un poco del excesivo espacio que ocupan los memes de las redes sociales, el presidente de Venezuela o el papa Francisco, para dedicarle tiempo a lo verdaderamente importante. No se les olvide que con su triste silencio están contribuyendo al exterminio del pueblo Wayúu.
Adenda: El documental de Guillén fue admitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como prueba judicial en un litigio contra el Estado colombiano.
Gracias por su columna y comentarios en procura de la búsqueda de soluciones a nuestros pueblos sufridos por abandono gubernamental, pero muy especialmente por la vida de los niños hoy el peligro de perecer. Colombia requiere del periodismo investigativo, pero ante todo objetivo.
La ignorancia es atrevida. El agua que se represó fue la que cayó en el fenómeno del niño en 2011. Si no existiera una represa se habría inundado todo el sur de La Guajira como sucedió en el resto del país. Lo que si es cierto es que el agua que sale de la represa queda en unas cuantas fincas en Distracción y Fonseca que cultivan arroz.