A Carlos Bolívar las directivas de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS) lo quieren dejar morir. Él es un líder innato. Ejerce como representante legal de la veeduría ciudadana Procura UFPS y en diciembre del año pasado el Congreso de la República lo condecoró con la Medalla Luis Carlos Galán por su lucha contra la corrupción. Y eso es precisamente lo que ha denunciado, la supuesta corrupción que se ha presentado dentro de la administración del actual rector Héctor Miguel Parra López.
Según el portal Las2Orillas, “Bolívar constituyó una veeduría desde el 2011 para vigilar y denunciar las irregularidades de Parra. Ha mostrado cómo el rector convirtió las aulas en un fortín político del ex gobernador y cacique William Villamizar del Partido de la U, sacrificando cualquier credencial académico”.
Y como si fuera poco, en el año 2005 el rector Parra “de manera express y sin cumplir con los requisitos del Ministerio de educación, le convalidó a Carlos Acevedo, hermano de Jorge Acevedo, reconocido político del Centro Democrático, su doctorado en Ingeniería Mecánica en la Universidad Politécnica de Cataluña”. A raíz de semejante falta, el entonces rector recibió dos meses de suspensión por parte de la Procuraduría por extralimitación de funciones.
Pero a pesar de los lunares, fue reelegido en el 2012.
Por su parte, William Villamizar Laguado fue el mismo que tuvo investigación preliminar por parte de la Procuraduría General de la Nación y la Corte Suprema de Justicia por un presunto incremento patrimonial cuando fue gobernador del Norte de Santander.
Y en febrero del año pasado, la Contraloría le imputó a Villamizar responsabilidad fiscal por $274 millones por el detrimento patrimonial, que provocó un convenio para reconstruir un puente dañado por el invierno.
Por no callar frente a estas irregularidades, según fuentes estudiantiles de esa universidad, las altas directivas sancionaron a Carlos Bolívar por 6 semestres y le imputaron dos procesos disciplinarios (con amenaza de suspenderlo tres años) bajo la excusa de que ha irrespetado a los directivos. Carlos no se dejó amangualar y decidió entrar en huelga de hambre el pasado 20 de mayo. Hoy ajusta siete días, 170 horas a punta de suero y agua, pues como si fuera poco todo lo anterior, ha sido enfático en afirmar que tampoco hay garantías electorales en esa universidad.
Aunque el rector lo desmiente, los hechos dicen lo contrario. Lleva 15 años sentado en la silla de Rectoría, porque ha sido reelegido cuatro veces por períodos de tres años. ¡Cómo no, monito, hay garantías!
Según me dijeron otros alumnos, los representantes de los estudiantes frente a las directivas de la U. Paula Santander también se aliaron con ellas. Es el caso de Leonardo Jácome, presidente del Consejo Superior Estudiantil y actual concejal de Cúcuta (¡más politizado para donde!). El señor Jácome fue protagonista de un hecho bastante bochornoso que se dio en esa universidad, cuando al rector Parra le dio por amenizar su reelección con el extravagante Silvestre Dangond. Él “ofreció premiar a la fan que fuera capaz de desnudarse con una visita al camerino del cantante vallenato. Cuatro de ellas respondieron entusiasmadas a la propuesta que se convirtió en un sello de desvergüenza para la universidad que desde entonces quedó bautizada como la Pachoteca”, cuenta Las2Orillas.
Y también, según denuncias de otros líderes estudiantiles, fue él quien envío a personas para que sacaran a la fuerza a los estudiantes que se tomaron pacíficamente la torre administrativa. (Ver vídeo).
Y para rematar, algunos estudiantes han denunciado que los han amenazado de muerte por apoyar la huelga de hambre que adelanta hoy su compañero Carlos Bolívar. (Ver vídeo).
Con solo el folder disciplinario del rector, daría para una investigación profunda de su gestión y una mirada más exhaustiva de la evidente politización de La Pacho, como lo estudiantes de la universidad la llaman de cariño.
Una universidad que atropella a sus estudiantes, que no permite la entrada de los medios de comunicación para informar lo que sucede e ignore las protestas pacíficas de sus estudiantes, está violando los pilares esenciales del alma mater: la libertad de cátedra y de expresión, y más aún se agrava esa situación cuando en un país como este las universidades de garaje proliferan como si fueran iglesias. En un par de años convierten la educación en un negocio rentable: construyen edificios, laboratorios, aulas y reciben certificaciones nacionales e internacionales cuando lo que los estudiantes reciben es mucho menor que el esfuerzo de unos padres que quieren, con seguridad, un mejor futuro para sus hijos.
Mientras tanto, el tres veces rector Parra seguirá disfrutando a sus anchas del exquisito presupuesto que le deja una universidad que tiene más de 21.000 estudiantes, a la par cuando ve morir de inanición a un alumno de La Pacho que solo reclama garantías electorales, que son un derecho de todo estudiante de la UFPS, como bien lo dice el artículo 47 del Estatuto Estudiantil, punto B, de esa institución: “Expresar, discutir, examinar con toda libertad las ideas, los conocimientos dentro del respeto a la opinión ajena y a la integridad de los bienes de la institución, teniendo en cuenta los derechos de los demás”.