En el capítulo III del nuevo Código Nacional de Policía, cuya implementación comenzó éste 30 de enero, se habla del “ejercicio de la prostitución”; marcando las normas y multas a quienes ejercen o tienen establecimientos relacionados con este negocio.
Este código establece como contravenciones ciertas conductas que ya están claramente tipificadas como delitos en la legislación colombiana, como por ejemplo: “favorecer o propiciar el abuso, los actos y la explotación sexual de niños, niñas o adolescentes” y otros contra la población adulta en situación de prostitución.
En esencia la norma reglamenta las zonas de tolerancia buscando evitar que personas que ejercen la prostitución estén en calles no autorizadas. Reconoce que las personas en prostitución tienen notable vulnerabilidad (Artículo 42), y establece requisitos para los establecimientos dónde se ejerza la prostitución y el personal que labore en ellos (Artículo 43). Igualmente el nuevo código dicta normas respecto a los “comportamientos en el ejercicio de la prostitución” que incluyen portar el documento de identidad y cumplir con las medidas que los organismos sanitarios exijan para la actividad (Artículo 44).
Finalmente, señala que quienes solicitan estos servicios sexuales deben evitar maltratar o abusar de las personas en prostitución, y les exige a los dueños de los establecimientos o burdeles cumplir con los requisitos establecidos en la normatividad vigente para la habilitación de estos lugares (Artículo 45-46). Las sanciones incluyen multas y medidas correctivas, así como actividades pedagógicas de convivencia para quienes las incumplan.
Marcela Gómez[1] lleva 14 años en situación de prostitución, hoy nos da su visión del Código de Policía y las vulneraciones que, según ella, le traería a esta población.
Claudia Quintero: El Código de Policía habla del ejercicio de la prostitución y establece algunas reglas y multas para estas situaciones. ¿Cómo ven el Código de Policía y su implementación las personas en situación de prostitución?
Marcela Gómez: En el artículo 42 está todo lo de prostitución, se contradice todo, afirma que las que estamos ejerciendo la prostitución somos personas de alta vulnerabilidad y dice que somos una población especial, que estamos sufriendo toda clase de violencias muy graves, y que estamos expuestas a feminicidios, a trata de personas y explotación sexual. Nos dan cursos sobre el “Código de Policía”, dónde nos hablan de unos supuestos derechos pero nos dan es palo, más reglas y multas.
En el curso, que dura una semana, nos hablan de derechos, pero de derechos no tiene nada. Yo salgo del curso a ponerme la falda y a pararme otra vez en la esquina.
El Gobierno debería ayudarnos, enseñarnos, educarnos y capacitarnos para poder salir de la prostitución, darnos un tratamiento psicológico.
Se necesitan oportunidades, no deberían darnos esos cursos, si no darnos oportunidades de salir, porque allí mismo en ese código dice que “somos población vulnerable”.
CQ: El Código de Policía en el numeral 14 del artículo 43, permite al dueño del establecimiento responsabilizarse de controversias entre “cliente y prostituta” ¿Es la forma de solucionar estos problemas?
MG: Para los dueños de los establecimientos somos la materia prima y la mercancía, a ellos no les importa nuestras vidas, a ellos solo les interesa el dinero. Con tal de no perder a los “clientes”, ellos no van a estar a favor de nosotras, si no de él, “del putero”, porque que él es el que deja la plata.
Mujeres necesitadas hay muchas, nos dicen “si no les gustó, entonces abrace del parche”. Al cliente hay que conservarlo porque él es el que da la plata, ellos no se van a poner a favor de uno si no a favor del cliente, y la mujer por miedo nunca va a hablar, ni denunciar que el dueño del negocio no la defendió o que no está cumpliendo el Código de Policía, ¡Lo matan a uno! y las mujeres no tienen ninguna garantía pa’ defenderse y siempre van a callar.
CQ: El Código de Policía establece unas multas por ejercer la prostitución en sitios no autorizados y sanciona con multas a quienes exploten a niños y niñas o mantengan en cautiverio a personas en esta situación ¿esto realmente protege a la población en situación de prostitución?
MG: Somos explotadas doblemente, una vez por el proxeneta y otra por la policía. Cuando ellos reciben el dinero de una multa, que fue producto de una explotación sexual, el policía está también siendo explotador; está recibiendo el dinero de la explotación de una niña, niño, adolescente o mujer y por consiguiente el Estado también está siendo proxeneta y está siendo explotador sexual.
Dicen que somos presa fácil, que estamos expuestas a explotación ¿dónde está la coherencia por Dios? ¿Dónde está el tratamiento psiquiátrico y psicológico para nuestros hijos que son víctimas colaterales de estar en situación de prostitución?,. Nuestros hijos quedan marcados para toda la vida, reciben maltrato psicológico por nuestra prostitución, reciben matoneo porque las madres de ellos son prostitutas y son ellos, nuestros hijos lo que están más expuestos a la explotación sexual ¿Por qué no nos preguntan qué queremos estudiar?, ¿dónde están las becas para estudiar?, ¿dónde está el tratamiento psiquiátrico y psicológico por todas esas violencias que nos da la prostitución?, ¿dónde están los empleos para para las que queremos salir de la prostitución?, más de una quiere.
CQ: ¿Qué consecuencias físicas o psicológicas trae a la vida de las personas en situación de prostitución, el hecho de no ser protegidas y sufrir todo tipo de violencias?
Cuando uno está más adulto se acuerda de todo. Así usted salga de la prostitución, se acuerda cómo el cliente le daba en la jeta en la habitación, se acuerda de las humillaciones, y lo nos dicen, como “ya le pague y si no pues afuera hay unas que cobran más barato”. Tengo muchas compañeras que ya han salido de la prostitución y ahora están en un tratamiento psiquiátrico y dejaron la prostitución hace 10 o 20 años y aún se acuerdan, lo que les pasó en las habitaciones atendiendo a un putero.
[1] Nombre cambiado por solicitud de la entrevistada