Columnista:
Julián Andrés Escobar Ávila
Ya desde el 2 de febrero, el presidente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, le anunciaba al mundo que el SARS-CoV-2 (coronavirus) se estaba convirtiendo en una potencial amenaza para toda la geografía social del planeta. A partir de este comunicado, el mencionado mandatario aconsejaba implícitamente tomar medidas que ayudaran a mitigar el contagio; una de ellas era el control total de los flujos aéreos y el paulatino cierre de aeropuertos, entre otras medidas.
A pesar de este consejo, muchos mandatarios de los países occidentales hicieron caso nulo a esta importante medida. Como era de esperar, Donald Trump fue el primer político en ignorar las recomendaciones de la OMS, señalando que iba a cerrar varios aeropuertos de los Estados Unidos, según el nivel de emergencia, contentando tanto a demócratas como a republicanos. Por otro lado, su homólogo de Colombia, Iván Duque, no ha tenido las mejores intenciones en seguir los consejos sobre los aeropuertos, todo lo contrario; según el canciller de Uruguay Ernesto Talvi, nuestro presidente propuso el Aeropuerto el Dorado como plataforma de emergencia aérea con el fin de mitigar la turbulencia económica por la que atraviesa el sector aéreo en estos momentos.
¿A qué se debe esta decisión de Duque? Por qué no ha cerrado los aeropuertos, especialmente el Dorado? María Paula Duque, hermana del presidente Iván Duque, quien aparece como la vicepresidente senior de la aerolínea Avianca, actualmente es la encargada de mitigar el golpe económico que está sufriendo la aerolínea colombiana, en un momento en el que las acciones de esta compañía se han desplomado por debajo del 70 % de su valor nominal en el mercadeo de la bolsa de valores en Colombia y en el mundo.
La aparente negligencia de Duque comienza a tener lógica, los conflictos de interés que tiene la aerolínea con el actual mandatario parecen cobrar más sentido que nunca. Pero como si todo no fuera nada, a este pequeño problema burocrático y clientelista tenemos que sumarle la guerra silenciosa por el petróleo que se está librando entre los rusos y la OPEP.
En la dinámica del capital global, si el precio del barril disminuye, directamente el precio del dólar comienza a aumentar, este efecto golpea la producción en cuanto a la circulación de capital. ¿Cómo afecta concretamente esta dinámica, y qué relación tiene con la medida de no cerrar los aeropuertos? Si sube el precio del dólar, proporcionalmente el costo de movilidad, tanto terrestre como aéreo, comienza a dispararse, lo que se traduce en una crisis económica para muchas compañías dependientes en buena medida del precio del barril, como lo son las subsidiarias encargadas de transportar nuestros alimentos, por ejemplo.
A este escenario habrá que agregarle un acontecimiento curioso. El pasado 29 de enero del presente año, en plena crisis mundial por el coronavirus, Duque asistió a la celebración de los 100 años de Avianca. En esta reunión el mandatario afirmó su compromiso respecto a la ejecución de políticas neoliberales para fortalecer la aerolínea más importante de América Latina. Allí prometió construir un mega aeropuerto en el Eje Cafetero, apuntalando a que la compañía aérea, debe masificar sus ganancias teniendo un control total del espacio aéreo del país, conectando al mundo con Colombia y a Colombia con el mundo.
Avianca es actualmente una de las compañías que apoya directamente al presidente de la República, y no es precisamente por la fuerte relación que tiene su vicepresidente senior María Paula Duque con el propio mandatario. El apoyo parte, sobre todo, por lo que sustenta económicamente a la compañía, el petróleo como motor de la producción de las 176 flotas de aviones y sus 75 destinos conquistados en el mercado aerocivil de todo el mundo.
Recordemos que estamos ante un Gobierno que prioriza los medios de producción y no la fuerza laboral. El aparente fanatismo proglobalización de Duque puede acarrear grandes consecuencias, aunque en la rueda de prensa del día de ayer anunció la necesidad de una cuarentena prolongada como la mejor decisión en cuanto a mitigación del contagio en el país, al parecer, se contradice con su ministra del Interior, Alicia Arango, la cual ha estado señalando que el cierre total de las ciudades y el freno de los flujos que transitan por la geografía colombiana es un total disparate. Del mismo modo se expresa la canciller Claudia Blum, quien ha manifestado que el Dorado no será plataforma de emergencia aérea latinoamericana. Otro chiste mal contado.
¿Crisis de gobernabilidad? Al parecer sí, hasta los alcaldes y gobernadores descartaron los decretos presidenciales. Mientras Duque siga enajenado ante las evidentes pérdidas de las empresas privadas y dependientes del petróleo en el país, nosotros como colombianos seguiremos vulnerables, esperando que algún chapulín nos rescate. Resta esperar el accionar de los empresarios, quienes ya se amañaron en el poder; no sería extraño observar un rescate fiscal y monetario de Avianca con dineros provenientes de nuestro bolsillo, a eso nos han acostumbrado; ya sea porque roban o no, las empresas privadas del país siguen teniendo más derechos que los propios consumidores, nosotros los ciudadanos.
Mientras siguen ensamblando el teatro de la cuarentena, más de 1800 pasajeros provenientes de muchas partes del mundo entraron la semana pasada al Aeropuerto el Dorado.
Es un buen artículo, permitr entender la dinámica del neoliberalismo en siglo XXI en nuestra nacion. Un modelo que nos esta matando poco a poco con ayuda de nuestro dirigente, ante esta situación surgen muchas preguntas hacia el gobierno de Duque.