Los noticieros de televisión de los canales privados, Caracol y RCN, acaban de erigirse o mejor, de “graduarse, con honores”, como los instrumentos ideológicos y políticos del “cerco diplomático” que el presidente Duque Márquez lidera, aupado por el gobierno de Trump, en esta parte del hemisferio, con el propósito de tumbar[1] a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro Moros[2].
El cubrimiento que han hecho en las últimas horas los noticieros Caracol y RCN, de lo acontecido en la frontera con Venezuela, da cuenta de una enorme pobreza periodística que se explica y se evidencia en el exiguo contexto en el que vienen presentando unos hechos selectiva y caprichosamente elevados al estatus de noticia por estos dos telediarios.
Tanto en el cubrimiento del concierto, Venezuela AID Live, como en la llegada y la pretendida penetración forzada de la “ayuda humanitaria” enviada por los Estados Unidos y otros países, los periodistas y sus empresas mediáticas mostraron el rostro y el carácter más peligroso e inconveniente que pueden tener o adoptar unos medios masivos que, al estar sujetos a principios constitucionales, están obligados a entregar información veraz, objetiva y oportuna. Hago referencia, entonces, al rostro y al carácter de actores políticos[3], al servicio de un régimen de poder que comparte, con el venezolano, enormes visos de ilegitimidad social y política.
De esa manera, RCN y Caracol, caen en la enorme contradicción y en la trampa de hacerse partícipes del proyecto de intervención que se diseñó desde los Estados Unidos para desestabilizar al gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros[4].
Como actores políticos, RCN y Caracol, a través de sus periodistas y presentadores, desconocieron principios fundamentales del ordenamiento jurídico-político mundial, como el respeto a las soberanías estatal y popular, a la autodeterminación de los pueblos[5] y al de la no intervención en asuntos internos.
RCN y Caracol traspasaron una línea que jamás debió cruzarse: sus políticas editoriales se articularon de tal forma a los propósitos intervencionistas del gran país del Norte, que sus agendas informativas solo responden a los intereses de los Estados Unidos de recuperar para sí, el control del petróleo venezolano.
El nocivo y perverso ejercicio periodístico de los actores políticos, RCN y Caracol, deja hoy una enorme confusión en sus audiencias y en cada colombiano alrededor del concepto de “ayuda humanitaria”. El propio jefe de la delegación del CICR en Colombia, Christoph Harnisch, expone con claridad la consecuencia que hoy deja el interesado ejercicio periodístico realizado por estos dos noticieros de televisión:
“Hoy estamos en una situación en la que desafortunadamente la primera víctima de lo que está pasando es la palabra ‘humanitaria‘, porque hay un debate, hay una controversia pública, hay una manipulación de todas partes de este término. Para nosotros ‘humanitario’ es algo que no debe ser controversial, debe ser del interés de las personas. Y en este sentido, estamos en una situación que no es totalmente nueva, pero que lamentamos mucho, porque esto no es necesario. No hay que crear condiciones que compliquen la búsqueda de una solución en el interés de todos y con esto estamos en una complejidad importante. Yo diría que más allá de cómo llamamos esto -si humanitario o no- la pregunta realmente importante es, ¿la ayuda que se define es adecuada a las necesidades que tienen?”[6]
Es de tal magnitud el giro procedimental y misional de RCN y Caracol, que sus exclusivas emisiones de lo que acontecía en la frontera colombo-venezolana crearon un enorme vacío noticioso en Colombia, situación esta que puede producir los siguientes efectos en las audiencias: en primer lugar, los asiduos consumidores de los señalados noticieros pueden pensar, imaginar o sentir, que al interior del país todo marcha tan bien, que nada lo acontecido en sus regiones, alcanzó el estatus de noticia; en segundo lugar y de manera contraria, esas mismas audiencias pueden llegar a la conclusión que situaciones problemáticas, altamente probables de convertirse en noticia, fueron obviadas de manera deliberada por estos dos telediarios.
Es el caso vivo de las inundaciones en varias poblaciones del Chocó, desatendidas por la gran prensa colombiana. Una prueba más, de lo acomodaticios- y no universales- que son los criterios de noticiabilidad[7] que aplican los periodistas a unos hechos para elevarlos al estatus de lo noticioso.
Claro, para que las audiencias hagan este tipo de disquisiciones, se requiere de una cultura política y mediática que millones de colombianos no pueden exhibir, porque justamente vienen siendo “víctimas” de un empobrecido ejercicio periodístico. Y finalmente, el mayor efecto político y cultural que dejan los nocivos, perversos e inconvenientes tratamientos periodístico-noticiosos[8] de los ya señalados noticieros es el de macartizar todo lo que haga referencia al “socialismo”.
Es decir, de cara a las elecciones regionales en Colombia, RCN y Caracol hicieron la tarea de ideologizar el debate electoral, sobre la base de recrear e insistir en odios hacia todo lo que huela a izquierda. Y para ello, los periodistas de estos noticieros dejaron de explicar a sus audiencias las diferencias entre un régimen socialista y el venezolano, que apenas si alcanzó a edificar lo que se conoce como Estatismo.
Baste con recordar los miedos generados en las audiencias por la Gran Prensa colombiana en torno “a los riesgos de convertirnos en otra Venezuela”, mientras se guardaba silencio y distancia de los avances sociales y económicos alcanzados en su momento por Ecuador, durante el Gobierno de Rafael Correa.
De esta manera, al “cerco diplomático”, repetido por Duque como una especie de mantra, se suma el del “cerco noticioso”, al que nos sometieron por largas semanas, y en particular, durante las últimas 24 horas, los incorporados[9] medios, RCN y Caracol.
Adenda: comparar las «escaramuzas liberadoras» acontecidas en la frontera con Venezuela con la caída del Muro de Berlín, deja entrever no solo un desconocimiento del valor político, económico, social y cultural de ese hecho histórico, sino la arrogancia y la estulticia de quien prefiere jugar a la guerra, que ocuparse de los graves problemas de su país.
[1] Véase: https://www.sur.org.co/pachito-santos-y-la-crisis-venezolana/
[2] Véase: https://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com/2017/03/farc-castrochavismo-venezuela-y-la.html
[3] Véase: http://viva.org.co/cajavirtual/svc0523/articulo08.html
[4] Véase: http://viva.org.co/cajavirtual/svc0540/articulo02.html
[5] Véase: http://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com/2017/04/el-pueblo.html
[6] Véase: https://www.semana.com/nacion/articulo/la-migracion-de-venezolanos-es-la-mas-grave-del-mundo-director-del-cicr-en-colombia/602608
[7] Véase: http://laotratribuna1.blogspot.com/2012/04/hechos-noticiosos-universales.html
[8] Véase: https://www.cedal.org.co/es/revista-interaccion/el-periodismo-en-colombia-una-historia-de-compromisos-con-poderes-tradicionales
[9] Véase: http://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com/2017/11/periodismo-incorporado.html
Al menos estos noticieros NO son tan AMARILLENTOS como laorejaroja comunista
Gracias. Mil gracias, por compartir tan excelente y veraz punto de vista.
Estoy cansada del.mal periodismo de RCN Y CARACOL AL SERVICIO DE LA GUERRA.NO LOS VEO SON MUY MALOS MANIPULADORES E INCITADORES DE ODIO.
Lo que quiere decir que estos medios de comunicación, los políticos que se atrevieron a decir semejante comparación y mucho menos la audiencia tiene ni idea como se gestó la caída del muro de Berlín. Estos noticieros lo que hacen en embrutecer a su audiencia. Uf que asco ?
Excelente,con su permiso y por su gran aporte lo tomo en mi página.
Excelente trabajo periodístico,y estoy totalmente de acuerdo con sus apreciaciones, por mi lado hace mucho rato que no veo ninguno de esos dos noticieros , porque su información es muy sesgada.
Definitivamente Colombia está manipulada y desinformada por este par de noticieros, que pena mostrar esto en el extranjero, sobre todo a profesionales y gente culta, este es nuestro platanal
Totalmente identificada con este concepto, debemos ahora ocuparnos de averiguar en los gasto en que incurrió nuestro gobierno, trasladando a Guaido para hacer su proselitismo político en varios países, mientras en Colombia estamos pasando tantas necesidades y aportando tanto impuesto.