El atentado fue la expresión clara de la torpeza con la que actúa el ELN

Las acciones armadas del ELN juegan a favor de la Derecha y en contra de los ciertos candidatos presidenciales y parlamentarios.

Opina - Política

2018-01-30

El atentado fue la expresión clara de la torpeza con la que actúa el ELN

La acción de guerra perpetrada por un comando urbano del Ejército de Liberación Nacional (ELN)[1] contra una estación de policía de Barranquilla, se puede entender, desde el punto de vista militar, porque  al no renovarse el cese bilateral del fuego, es apenas “normal y lógico” que se den operaciones y hostigamientos entre los dos bandos enfrentados. Bajo esa lógica suelen operar los combatientes y sus comandantes que tienen poca capacidad para entender la compleja coyuntura político-electoral por la que atraviesa el país.

Por esa línea argumental, ese mismo atentado dinamitero, en perspectiva política, es la expresión clara de la torpeza y la incoherencia con la que actúan los milicianos y combatientes del ELN[2] y  el propio Comando Central (COCE[3]). Insistir en atacar a la fuerza pública y a los ecosistemas naturales en el presente marco electoral, facilita el camino a la Coalición de Derecha[4] en su propósito de vender miedo a la sociedad, para que compremos seguridad. Nuevamente, el discurso de Mano fuerte se erige como el único capaz de “enderezar al país y evitar la llegada del castrochavismo”. Y quienes celebran a escondidas, al tiempo que en público fustigan a Santos y al proceso de negociación de Quito, son los líderes de la Coalición de Derecha, de la que hacen parte el impúdico Ordóñez Maldonado, el ungido del propietario del Centro Democrático, Iván Duque Márquez y la ex ministra de Defensa y líder de un sector de la godarria,  Martha Lucía Ramírez.

Es decir, las acciones armadas del ELN juegan a favor de la Derecha y en contra de los candidatos presidenciales y los aspirantes a llegar al Congreso que, afectos a las ideas de izquierda, al discurso de la paz y la reconciliación, buscan llegar a la Casa de Nariño y  a esa corporación con el firme propósito de defender el Acuerdo Final[5] II y el proceso de implementación de lo que se acordó en La Habana[6] y se firmó en el teatro Colón de Bogotá.

De la misma manera, los actos de guerra del ELN afectan el proyecto político de la Farc[7], en la medida en que un grueso de la población colombiana tiene la idea de que la guerrilla es una sola, y que no hay mayor diferencia entre los elenos y los antiguos farianos. Además, alienta a las fuerzas disidentes de las Farc para insistir en una lucha que hace rato se tornó anacrónica. A lo anterior se suma toda la propaganda negra y las tergiversaciones que medios masivos como Noticias RCN[8] han hecho en torno al proceso de negociación que se surtió en Cuba y al que se adelante en el Ecuador.

Es tal el daño que producen las acciones temerarias y obtusas de los combatientes del ELN, que sobre el “pensamiento de izquierda” se siguen consolidando odios, estigmas, prevenciones y se amplía el proceso de exterminio, que ya toma visos de genocidio, del que vienen siendo víctimas[9] reclamantes de tierras, defensores de los DDHH, líderes sociales y políticos.

Con la suspensión del inicio del quinto ciclo de la negociación que se adelanta en Quito, el proceso mismo entra en una etapa difícil en la medida en que es poca la confianza que queda en la mesa de diálogos y la esperanza de lograr, por lo menos, un nuevo cese al fuego bilateral y avanzar ojalá en  la negociación misma de los puntos agendados.

Planteadas así las cosas, solo queda esperar que las fuerzas militares den un golpe a la agrupación armada ilegal, lo que mete al país, nuevamente, en una espiral de violencia y venganza al mejor estilo de la ley del Talión[10]. Y eso sucede cuando los combatientes, legales e ilegales, desestiman la comprensión política de la actual coyuntura electoral por la que atraviesa el país, poniendo por encima de la Política y de la coyuntura electoral, la necesidad de mostrar resultados, esto es, exhibir los cuerpos calcinados del enemigo, como trofeos de guerra.

Es tal la confusión y desesperanza que generan tanto las arremetidas del ELN, como el ya sistemático asesinato de líderes sociales, que bien se puede señalar que el asesinato de ciudadanos como Temístocles Machado, en Buenaventura, son de entera responsabilidad del Establecimiento, el mismo que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) confronta, excita,  estimula, provoca y alienta para que sus agentes continúen la escalada de violencia contra todo aquel que reclame tierras, exija el respeto a los derechos humanos, o simplemente reclame una oportunidad para construir paz y reconciliación en una sociedad que se cansó de la guerra.

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Germán Ayala Osorio
Docente Universitario. Comunicador Social y Politólogo. Doctor en Regiones Sostenibles de la Universidad Autónoma de Occidente.