Columnista:
Miguel Silvera Padilla
Después de 19 meses de mandato, el presidente de la República, Iván Duque Márquez, aún no despega, no convence y lo peor es que no es clara cuál será la razón o el tema por el que se le recordará al culminar su Gobierno.
Recordemos, por ejemplo, que se dedicó a ser ‘presidente de Venezuela’ y, con el afán de hacerle el favor a los Estados Unidos de sacar a Maduro de la Presidencia, se le olvidó por completo que está al frente de un país que tiene sus propios problemas y que debe resolver en conjunto con la sociedad y los poderes públicos, así como también debería dejar que las demás naciones resuelvan los suyos.
Por otro lado, debo decir que he visto una intensiva apuesta por impulsar proyectos de ‘Economía Naranja’ que, de salir bien, representarán un cambio importante en el desarrollo de los colombianos y del país. De hecho, en la Región Caribe declaró, como el primer ‘territorio naranja’ de Colombia, al Barrio Abajo de la ciudad de Barranquilla, lo que sin duda es significativo para esta capital.
Asimismo, el jefe de Estado manifestó que el departamento del Atlántico, en cabeza del municipio de Puerto Colombia, será lo que él ha llamado el ‘Puerto Naranja’ y que hasta allí todo bien.
Si bien ha tratado de convertir la ‘Economía Naranja’ en su pilar fundamental, la idea no ha sido muy bien vendida y, adicionalmente, los hechos alrededor de su gestión no lo ayudan.
Sin embargo, en medio de estos acuerdos y apoyos que se ejecutan a nivel nacional surgen muchos hechos que, quizás, no son del gusto del presidente, pero que debe confrontar con responsabilidad, entre esos temas están las declaraciones emitidas por Aída Merlano, donde señala la excongresista que Iván Duque habría comprado votos para la segunda vuelta presidencial, dichas afirmaciones están siendo investigadas por la Fiscalía y por una comisión de legisladores de la Cámara de Representantes para verificar la autenticidad de las mismas.
Ante este escenario, el mandatario debe darle la cara a la prensa y salir a dar a conocer su posición sobre ello, y más cuando varios medios de comunicación de Barranquilla no tuvieron el gesto de buscar reacciones o publicar en su momento alguna información frente a la entrevista que realizó Vicky Dávila a través de Semana Tv, y que deja mucho qué pensar de un sector de nuestra clase política que no se esfuerza demasiado por dar explicaciones.
Frente a esta coyuntura, creo que la estrategia que ha implementado su nuevo equipo de comunicaciones para hacerle frente a la mala imagen que tiene, no ha salido bien, pues está cerrando aún más el camino que quiere construir entre Bogotá y las regiones, porque definitivamente cuando se evitan las preguntas de los periodistas sobre temas espinosos, se evaden responsabilidades que como funcionario público debe afrontar.
Finalmente, deben saber los señores de comunicaciones de la Presidencia que los medios de comunicación están para cuestionar y, en ese orden, a quienes los integramos, no se nos puede coaptar de hacer preguntas sobre cualquier tema, que le guste o no al presidente, debe responder, no a nosotros, sino a la gente, a esas regiones que busca conquistar, pero con esas ínfulas de importante, el pueblo le pasará factura hasta llegar a ser recordado como el que todo prometió y nada logró.