Columnista:
Daniel Suárez Montoya
Personas cercanas a la actual administración suelen confrontar la labor crítica, de veeduría y control político que ejercemos algunos ciudadanos de Medellín. Afirman que tal labor no se ha realizado con la misma intensidad en anteriores gobiernos. Pregunto al respecto:
¿Dónde han estado estas personas como ciudadanía activa? ¿Dónde estaban cuando la Alcaldía de Aníbal Gaviria vendió la mayoría de representación de UNE y cuando Federico Gutiérrez paró Parques del Río y desintegró la Sociedad Parques del Río Medellín (PRM)? ¿En qué lugar estaban cuando la administración de Federico Gutiérrez desintegró también a la Corporación Amigos del Museo Casa de la Memoria y cuando capturaron a Gustavo Villegas? ¿En qué parte estaban cuando se tiñeron las fuentes de la ciudad de rojo para reclamar por el aumento histórico en los homicidios y cuando la ciudadanía, a través de 700 propuestas radicadas en el Concejo de Medellín, aportó a la construcción del Plan Integral de Gestión para la Calidad del Aire? ¿Dónde estaban cuando se denunció el detrimento patrimonial por la construcción de estaciones de Metroplús en la Avenida Oriental cuando recientemente allí se construyó un corredor verde? ¿Dónde estaban cuando desaparecieron Andrés Felipe, Jaime Andrés y Santiago? Casi un año gritando por su paradero y fuimos pocos presionando por su búsqueda.
¿Muchas preguntas? Podría seguir…
Les respondo: no estaban. Éramos pocos movilizados por principios éticos, por causas ambientales, de justicia social, y respeto por los derechos humanos. Causas que no están adscritas a ningún partido político y que en la actualidad sobrepasan fronteras. Hemos actuado y actuamos con la convicción de tener una mejor ciudad sin atentar contra la dignidad de nadie. Los gobiernos a cualquier escala territorial deben comprender que la participación está impresa en nuestra Constitución y posibilita a la ciudadanía ejercer su soberanía haciendo uso de recursos formales y no formales de movilización.
Una veeduría ciudadana no es creada en contra de un individuo; es un mecanismo de control político legítimo ante la ley y la democracia. La Alcaldía de Medellín, en campaña, buscó acercarse a las ONG, colectivos locales, centros culturales. ¿Qué pasó? ¿Qué es lo que estaban mapeando en el accionar de la sociedad civil? Lo digo porque en la actualidad es a quienes tachan de «detractores» y «opositores». El discurso de la independencia de campaña, hoy día, es opacado por la maquinaria política. No queda rastro del «muchacho de Tricentenario».
La política se nutre de múltiples discursos y moviliza emociones buscando afinidades, lealtades (…). El alcalde tiene sus afines y esto no lo cuestiono, pero gobernar es también someterse a la crítica y analizar las acciones.
Solo quiero recordarles a quienes buscan cuestionar la participación y el control político que esto no es personal, es solo que ustedes, en anteriores gobiernos no estaban interesados y hoy han llegado con la pretensión de llamarse salvadores, de gritar en todos los espacios que la ciudad venía por mal camino.
¿Han podido indagar en la historia de la ciudad o en la Consejería Presidencial para Medellín? La ciudad no comenzó el 1 de enero de 2020, como ustedes lo pretenden señalar; no era peor de lo que afirman que era, ni tampoco la mejor como se desearía. La ciudad es una constante reconstrucción y las columnas están en sus bases, que ustedes parecen ignorar y por supuesto, ignorarán.
Decía un concejal representante del movimiento del actual alcalde en las sesiones del Concejo, que otros concejales ven la ciudad desde Ciudad del Río o El Poblado. ¿Ese concejal dónde vive? Vale la pena indagar en ello, porque otros, que hemos y han vivido las diferentes épocas de esta ciudad, lo han hecho desde el territorio, desde la transformación de los mismos, como la 13 luego de Orión, como El Faro incluso en su resistencia de ser y Nueva Jerusalén en la búsqueda de ser un barrio sin el rechazo de dos municipios. Allá está la ciudad, la que ustedes siguen desconociendo mientras crean enemigos, mientras que con cosas como Buen Comienzo, lo que hacen es afectar toda una generación para ese futuro que anuncian.
«Incomunica el dato».