El día ayer, la diputada del departamento de Santander Ángela Hernández lanzó polémicas declaraciones sobre las directrices del Ministerio de Educación a las Instituciones Educativas y la implementación de la Ley 1620 del 2013 y el especial trato en las políticas de inclusión, respeto y sensibilización sobre los asuntos de diversidad sexual y de género en los colegios.
La diputada dijo en entrevista para la W Radio que las políticas educativas del Ministerio de Educación sobre la diversidad sexual y de género son una “imposición de las condiciones, costumbres y actitudes de la comunidad LGTBI” y que éstas afectan a los padres de familia que desean educar a sus hijos con sus principios y valores y confunde a los niños respecto a su sexualidad. Dijo además que “la implementación de la libre elección del uniforme es una excusa para hablar del tema en el colegio y decirle al niño o niña que usted no sabe lo que es, que tiene que elegir“ y que “los niños homosexuales no tienen moral ni ética”;” e hizo propuestas como “creen colegios LTGI y baños transgénero”.
La discusión sobre la diversidad en la escuela no es un asunto nuevo; desde la sentencia de la Corte Constitucional T-695/1999 sobre el libre desarrollo de la personalidad en los colegios, hasta la sentencia T-562/2013 en la que la Corte Constitucional le concede a Kim Zuluaga utilizar el uniforme de su colegio como su identidad de género lo dicta, han hecho parte de un debate sobre el papel de la escuela y la educación en la construcción de las identidades individuales.
Es por ello que INEM Diversa (organización estudiantil que defiende y promueve los derechos de la población LGTBI de la misma institució) realizó el pasado 14 de julio el foro #DiversidadEnLaEscuela el cual contó con la participación de Daniela Maturana, presidente del Concejo de Medellín, Hernando Muñoz, decano de la Universidad de Antioquia; Alba Reyes, madre de Sergio Urrego y la Secretaría de Educación de Medellín. El INEM se convirtió en el epicentro de una discusión nacional.
Mientras la diputada se horrorizaba de las políticas implementadas por el Ministerio de Educación, en Medellín la presidenta del Concejo, Daniela Maturana y Alba Reyes concluían que “el reto es educar a las familias, profesores, jóvenes, a la comunidad en general sobre diversidad«; Hernando Muñoz precisaba que “la diversidad sexual y de género no es un tema de creencias personales, sino un tema de derechos” y la Secretaría de Educación reafirmaba su compromiso con la revisión de Manuales de Convivencia y el seguimiento a los casos de discriminación en los colegios.
Pero hay que decirlo, la diputada no se equivocaba del todo. En su declaración dijo que con la implementación de estas directrices “los niños se criarán con una concepción del mundo muy diferente” y que “las cátedras de sexualidad les dirían a los niños que no existe un sexo definido, sino que es un construcción social y una decisión de ellos”. ¡Qué buenas noticias diputada! ¡Ese debería ser el horizonte de estas políticas educativas!
En un país en el que, según Medicina Legal, el 48 % de los homicidios se cometen por intolerancia y violencia interpersonal y donde cada año se matan 80 personas en promedio en razón de tener una identidad sexual y de género diferente, llevar la discusión sobre el respeto a la diferencia y el reconocimiento a la diversidad a los colegios es lo más acertado para generar en nuestras nuevas generaciones, como dice usted, una concepción del mundo diferente. Es la escuela el espacio ideal para generar estas transformaciones.
¡Basta ya de una escuela que reprime el derecho a ser lo que se quiera ser! Es momento de edificar una educación que permita la construcción de las identidades en un país esencialmente diverso.
Publicada el: 26 Jul de 2016