Columnista: Ían Schnaida
Ya todos sabemos dónde estamos parados con la prensa tradicional que corre tras las enaguas del poder para vendernos la (des)información de la manera más conveniente para los emporios económicos y políticos del país; no obstante, no deja de sorprender el encontrarse con juegos discursivos bajos y normalizadores, como salir a decir que «Dilan murió», como si en esas dos palabras se pudiera resumir la suerte de un joven que salió a luchar por sus derechos y un agente del Esmad lo dejó al borde de la muerte.
Lo de Dilan es un crimen de Estado, pues fue silenciado con un arma no convencional, de uso prohibido y por ende ilegal, cuando ejercía un derecho constitucional. ¿Qué explicación puede haber ahí?
Es indignante que aún haya quienes hablen del «presunto uso excesivo de la fuerza por parte del Esmad», como si Dilan se hubiera desplomado por una palmada en la espalda. A Dilan lo mató el Estado, a Dilan lo mató un Gobierno que no escucha, a Dilan lo mataron quienes siguen pidiendo la guerra y se aterran con pensar en la igualdad de oportunidades y acceso a derechos.
Hay una enorme culpa colectiva en el asesinato de Dilan. Culpa del monólogo rencoroso y vil del partido de Gobierno que no reconoce al otro. Culpa de esa parte de la sociedad que se dejó educar por sus políticos en la altanería, el odio, la insolencia y el atropello. Culpa de quienes no salen a luchar por un mejor país, sino que siguen aferrados al «mejor malo conocido».
No hay y no puede haber justificación alguna para que un muchacho salga de su casa, vaya caminando en una demostración pacífica amparada por la Constitución, y sea atacado con clara intención de herir. Nadie dispara a la cabeza para dispersar.
Honrar a Dilan
Unirnos por el trágico asesinato de Dilan no debe traducirse en más violencia; al contrario, tenemos que juntarnos y hacer un llamado claro, pacífico y nacional. Los que hoy lloramos a Dilan somos los que exigimos a gritos la paz.
Acompañemos a una familia que no pudo ver graduar a su hijo del colegio. Acompañemos a una familia que llora la pérdida de un joven valiente, que anhelaba estudiar y un Estado Social de Derecho en manos de los mismos se lo impidió.
No necesitamos una nueva Constitución Política, necesitamos que quien esté en la cabeza del Gobierno haga cumplir las leyes y, sobre todo, garantice los derechos que los ciudadanos nos hemos ganado a pulso y sangre. Esa sí que sería una gran forma de honrar a Dilan, transformando el país para que más jóvenes, más líderes sociales, más colombianos no pierdan su vida en una lucha por la dignidad, que permanece en papel.
Video de la muerte del joven Dylan
https://www.youtube.com/watch?v=–xuJHKRLDk&list=WL&index=54&t=711s
Me hago de nuevo las preguntas
¿Quien fábrica esas balas ilegales?
¿Quien las compra?
¿Quien las distribuye entre los comandos del Esmad?
¿Que presupuesto se maneja para este tipo de aprovisionamientos?
¿Las fabrican los del Esmad en sus tiempos libres?
¿Hay premeditación al utilizarlas?
¿Quien controla eso?
¿En manos de quién ésta la investigación de esto?
Son demasiadas preguntas….