Columnista:
Michael Gutiérrez
No tenía claro acerca de qué escribir para la columna de esta semana, estaba cansado, dolorido y en ropa interior —amarilla— que era lo único que brillaba en el apartamento oscuro y frío en el que me encontraba; el frío y la situación de «encierro» me hizo pensar en Andrés Felipe Arias, pero, casi de inmediato, recordé que él debe estar en una guarnición militar, abrigado y quizá leyendo un libro interesante, como los que lee su patrón Uribe y de donde saca términos como «revolución molecular disipada», término que usó en un trino para referirse a las manifestaciones que se han presentado a lo largo y ancho del país.
Estaba con las manos encovadas y frías —como el pecho de Molano y los artistas colombianos por estos días— y casi que en una revelación escuché la voz de un periodista en la televisión; afirmaba que Iván Duque, luego de un diálogo con su gabinete de ministros, con algunos gremios y universidades, había propuesto iniciar diálogos con el comité de paro el lunes, sí, cinco días después de iniciado el paro y mientras, el país estaba en llamas desde el sur hasta el centro, y con hambre y miseria desde el centro hasta La Guajira; esto me hizo recordar las muchas desfachateces que los colombianos hemos tenido que oír, ver y sufrir en este último periodo presidencial –para no hablar de 60 años atrás.
Pensar en tales desfachateces me hizo recordar inmediatamente a Cabal, la de «estudien vagos», sí, la misma que defiende a Uribe y se pelea el puesto de mano derecha con Paloma Valencia. También, pensé en Molano, el de «las maquinitas de guerra», el mismo que lleno de orgullo, con el pecho frío y la lengua caliente, ordenó a Zapateiro tomar el control de Cali por la fuerza, desautorizando al gobernador, al alcalde y a todo el que quisiera oponerse, para contrarrestar la violencia con más violencia, al fin y al cabo, eso es el Ejército «una fuerza letal».
Luego, pensé en Uribe, el patrón, que se vio acorralado hace unas semanas, en una acalorada entrevista con el periodista Fernando del Rincón de CNN, quien en su ideal totalitario parecía confundir a del Rincón con Felipe Arias de RCN. Pero, sobre todo lo recordé por el tuit incendiario y permisivo con el que prácticamente dio la orden al Ejército de «…utilizar sus armas para defender su integridad y para defender a las personas y bienes de la acción criminal del terrorismo vandálico». Aunque el tuit fue retirado, me sigue preocupando que el pajarito azul no aparezca mañana, y Maduro no tenga con quien hablar.
Por último, pero no menos importante recordé a Iván, el de la «Ley de la Solidaridad Sostenible», el mismo que muy tarde le preguntó a su exministro Carlos Holmes Trujillo: «¿De qué me hablas viejo?», se refería a las vacunas y cuando Duque quiso responder, Holmes había muerto y Molano –quien obtuvo el puesto por estudiar en un colegio militar— ya estaba con Zapateiro practicando el famoso grito militar ¡Ajúa! –el cual es recomendable usar luego de bombardear maquinitas de guerra.
Duque, que ha manejado la Presidencia de manera oportunista y amiguera, ferió a todos sus compañeros de la universidad las («ias»), Fiscalía, Procuraduría, Contraloría; gobierna como si fuera un juego, impone reformas para finalmente aceptar que, en el caso de la tributaria, se tenía que «caer», luego de tres días de muertes, protestas y violencia, y que hasta el día de hoy no para; y ahora, para resolver el problema la gente debe esperar cinco días más para que él pueda completar su agenda:
- Jueves: Obedecer al patrón/hacer 10 cabecitas con el balón.
- Viernes: Obedecer al patrón/adivinar canciones en La FM.
- Sábado: Obedecer al patrón/sacar Lamento boliviano en la guitarra.
- Domingo: Obedecer al patrón/enseñarle al patrón la diferencia entre CNN y RCN.
- Lunes: Preparar diálogos con el comité de paro/prometer mucho y no cumplir nada.
(En toda la agenda debe programarse un espacio para presentar Prevención y Acción.)
Agenda realizada por Álvaro Uribe Vélez.
