El término ‘devadasi’ para Latinoamérica es poco conocido. Solo quien visita los pueblos más segregados del mundo puede creer la terrible tradición —o maldición— que significa nacer mujer en la India, exactamente en el norte del Estado de Karnataka, en la parte central del subcontinente indio.
A pesar de que la tradición devadasi fue prohibida desde 1982, actualmente se conocen lugares donde se sigue practicando sin ningún tipo de restricción judicial.
Consiste en que los padres deciden desde la infancia —generalmente entre los cuatro a ocho años de edad— ofrecer su hija a la diosa Yellamma y la condenan a ejercer la prostitución de por vida. Esto con el fin de tener prosperidad económica y salir de la pobreza extrema en la que viven.
Así lo confirma la Asociación Racionalista de la India al realizar un estudio en el cual reveló que, el 30% de las niñas prostituidas en Bombay, y más de 50% en Poona, están allí para cumplir un voto religioso: es decir son unas ‘devadasi’.
Actualmente la prostitución ha ido tomando unos tintes más preocupantes por ser una de las pocas actividades pagadas en el minúsculo pueblo; la alta tasa de desempleo combinado con la falta de educación, dan como resultado una economía bastante débil; tanto así, que hoy en día estas familias ofrecen a sus hijas a los sacerdotes como “ofrenda celestial” para salir de la pobreza extrema.
Las niñas son sometidas a un ritual religioso donde el sacerdote ofrece a la diosa Yellamma el espíritu y cuerpo a cambio de un favor económico. Cuando entran a la pubertad, las niñas tienen que ofrecer sus servicios sexuales y no pueden negarse a ningún hombre u ofertante, además, no tienen derecho a casarse. Es decir, pasan a ser un material público del pueblo sin derecho a denunciar ningún maltrato sexual.
Pero lo más preocupante para el gobierno no es la práctica como tal, sino la propagación del VIH que se extiende hasta Bombay y Bangalore, esto se lo atribuyen principalmente a los conductores de camiones que paran en la ciudad para hacer uso de las niñas dispuestas al borde de la carretera y luego llevan el virus hasta las ciudades de destino.
¿Cómo es posible que el gobierno tenga conocimiento de estas prácticas y no tome ninguna medida judicial para acabarla? La Fundación Vicente Ferrer, que es una ONG comprometida con la mejora de las condiciones de vida de las comunidades más desfavorecidas de la india, indica: “una mujer india es valorada y respetada mientras esté al lado de su marido”. Esto denota la evidente discriminación de género que todavía existe en algunos pueblos de la India, donde nacer mujer es practicante una maldición.
Foto cortesía de: Sandra Hoyn