Por estos días en Bogotá se estará llevando a cabo la edición número 30 de la Feria Internacional del Libro. La feria con la mejor programación cultural de Latinoamérica. En esta ocasión se contará con la presencia de Francia como país invitado y como resultado de la alianza promovida por la iniciativa Colombia/Francia 2017. Desde charlas con premios Nobel de Literatura hasta encuentros con artistas como Fito Páez, se espera que Corferias, lugar que alberga este evento cultural, se convierta en el epicentro de historias y grandes recuerdos para los visitantes y lectores de la capital y del país en general.
Conversaciones que le cambiarán la vida; Nuevas voces de la literatura colombiana y Palabras para la reconciliación son algunas de las franjas que ofrece la Feria para promover la lectura a través de los más grandes exponentes, de las novedades en la narrativa nacional y en la importancia de la cultura para transformar una sociedad que busca la paz y la reconciliación en tiempos de pos acuerdo.
El humor, la defensa por los animales, las guerras y el comportamiento humano serán algunos de los temas a tratar por escritores internacionales como J.M Coetzee, V.S Naipaul (premios Nobel de Literatura), Pierre Lemaitre (exponente de la novela negra y uno de los referentes franceses) y Boaventura de Sousa (reconocido sociólogo portugués). También habrá espacio para hablar de nuevos relatos y de reconstrucción de memoria en el país a través de la literatura. Escritores como William Ospina, Fernando Vallejo, Alfredo Molano, Evelio Rosero, Diana Uribe, entre otros, se destacan como presencias indispensables en la generación de contenido, de consciencia y de memoria en el país.
Pero más allá de lo que más se promociona, lo importante de los pabellones de la Feria del Libro son esos espacios donde también se habla de feminismo, de reivindicación del periodismo con la sociedad, del trato específico y del reconocimiento a las víctimas del conflicto armado en Colombia. Este tipo de discursos permiten esas pequeñas revoluciones donde se pueden gestar grandes ideas que cambien nuestro comportamiento violento y nuestros contenidos asociados al fenómeno del narcotráfico. Este tipo de acciones son los que transforman una sociedad y resaltan el valor del arte para enaltecer nuestra condición y recordarnos que no hay que callar ante la mentira, la injusticia y la inequidad.
Participar de los más de 1500 eventos, estar cerca de 300 pensadores y tener contacto con más de 3 millones de libros, habla de una experiencia reveladora y capaz de interpelar nuestra visión del mundo y de nuestros sentimientos más fuertes. Gozar de la música de Andrés Cepeda o de Fito Páez y escuchar miles de voces que tienen algo por decirnos a nosotros los colombianos, son oportunidades que no podemos dejar pasar.
Esta feria, al igual que eventos como el Hay Festival, deben ser manejados para que los niños se acerquen a la cultura y se alejen del crimen. Este tipo de eventos culturales nos permiten erradicar fronteras, eliminar prejuicios sociales y compartir con niños, hombres y mujeres, de miles de versos, de miles de historias, de miles de notas musicales que alegran nuestros corazones y nos hacen repensar en la importancia de asistir a mundos donde dejamos de ser el país de las mentiras y pasamos a ser el país de las fantasías.
Promovamos el acercamiento a los libros, a las letras que nos ayudan a olvidar que alguna vez hubo armas y políticos interesados en su bienestar y no en el bienestar del pueblo. Ayudemos a que todos, sin importar el lugar de procedencia, podamos disfrutar de la poesía, la música, la literatura, el dibujo, en general del arte que nos mueve el alma y nos llena de colores aquellos sentimientos que nos hacen más humanos.
Hagamos de la Feria del Libro esas pequeñas revoluciones que parten de la escritura para que entre todos pensemos en un territorio tolerante, libre de fanatismos y actos “a nuestras espaldas”.
Disfrutemos de la presencia de Francia, de su cultura y de sus ideas. Valoremos el esfuerzo de los organizadores y veamos con respeto, no con inferioridad, a aquellos que fueron galardonados con un Nobel. Cantemos a grito herido Mariposa Tecnicolor. Disfrutemos cada paso entre los millones de textos que hay para todo tipo de gustos. Valoremos el arte nacional, las editoriales, las universidades.
Saquemos a la FILBO de su confort y hagamos de nuestra ciudad, sin importar cuál sea, un lugar para recorrer con un libro bajo el brazo y “hacer el bien sin mirar a quien”.