Natalia Espitia creó en junio de 2016 la Fundación Niñas Sin Miedo, un espacio donde el empoderamiento de la mujer se da desde la primera infancia con talleres y acompañamientos que brindan ejercicios pedagógicos y deportivos a través de la bicicleta como una herramienta de reconstrucción y esperanza en las más pequeñas.
Contenidos sobre derechos humanos, vulnerabilidad, reconocimiento, prevención y violencia se tienen en cuenta para guiar a las niñas a reconocer su cuerpo y evitar escenarios de acoso y violencia sexual a las cuales se ven sometidas no solo en Colombia, sino a nivel mundial, a causa de manipulaciones y acciones aberrantes de sus seres cercanos.
Andrés Osorio (AO): ¿Con qué fin se creó esta fundación?
Natalia Espitia (NE): La fundación se creó porque soy una sobreviviente de un episodio de violencia sexual. Hace tres años y medio, cuando vivía en la ciudad de Buenos Aires, un hombre intentó abusar de mí cuando estaba sola. A raíz de eso, sufría de ataques de pánico cuando estaba sola en la calle. Mi jefe en ese momento, me decía que mantenía muy insegura todo el tiempo y me dijo que por qué no aprendía a montar bicicleta. Para mí no tenía sentido eso. Mi jefe me respondió con que me había pasado algo, y le respondí que sí. Le conté todo lo que me sucedió y me dijo: “mira, aprende y veremos qué sucede luego». Aprendí a montar a los 27 años, y cuando aprendí lo tomé como algo muy importante, porque la usaba de la casa al trabajo y eran 3 km, eran los 3Km que más me daban miedo.
Hace dos años quise empezar con un proyecto de impacto social, empecé a investigar para poner en pie ese proyecto que tanto quería y encontré que todos los proyectos de impacto social tienen algo en común y es que hayan vivido un problema como el que yo tuve. Encontré la herramienta que me está ayudando a sacar mi mejor versión que, en este caso es la bici, y así fue como empezó la fundación.
Con base en temáticas de género y con el auge de la bicicleta en Bogotá, Niñas Sin Miedo se encarga de brindar un respaldo a las niñas de la población de Soacha, específicamente en el barrio Los Pinos, lugar donde se adelantan trabajos para construir una sede donde la Fundación tenga una mayor participación e impacto en la zona y en las mujeres con estado de vulnerabilidad.
(AO): ¿Cuáles son los resultados que has ido viendo a lo largo de estos dos años?
(NE): Tenemos dos programas: deporte y educación. Con esto he identificado cuáles son las barreras con las que una niña crece para hacer ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos; el otro hallazgo es ver cómo la bicicleta cumple un rol importante en el desarrollo de habilidades del crecimiento de las niñas, ya que ellas vienen con estereotipos marcados de género, los cuales a ellas no les permiten soñar en grande. Con esto pudimos empezar a generar el proyecto de educación que está planteado para la prevención de embarazo en adolescentes de edades entre los 11 y 16 años y la prevención de violencia sexual que es entre niñas de 7 a 10 años, que es el grupo poblacional donde más se vive la violencia sexual.
(AO): ¿Cómo se financia la fundación?
(NE): La fundación recibe dinero a partir de una empresa privada que entrega dinero a la DIAN y ellos hacen entrega a una fundación; otra es a partir de cada persona: una persona que tenga un sueldo sostenible, puede donar hasta 30.000 pesos. Nosotros hacemos un sistema de recaudo para asegurar los recursos; y la otra fuente es con la cooperación internacional, como lo son las ONG, fundaciones de distintos lugares, y nosotros aplicamos fondos y al mismo tiempo recibimos.
(AO): ¿La alcaldía ha tratado de dar un apoyo a la fundación o ha mostrado algún interés?
(NE): Nosotros ganamos un proyecto llamado Bogotá líder, que realizó la Alcaldía de Bogotá, presentamos el proyecto y una de las personas que hacía parte del grupo de nosotros, se presentó como voluntaria y la elegí como la líder del equipo y pues le dieron un intercambio a Uruguay, y nos dieron un fondo para poder desarrollar o compartir lo que ella aprendió en Uruguay, ya que ella fue a estudiar sobre temas de violencia de género. Este proyecto fue una cooperación entre la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos), la Alcaldía Mayor de Bogotá y el IDPAC.
Profesionales en las áreas deportivas, artísticas y de administración, trabajan en comunidad para generar escenarios de paz e igualdad. Parte de sus frutos se han visto recompensados y reconocidos por distinciones como la Mención de Honor de RECON, una plataforma que premia y visibiliza proyectos de emprendimiento en el sector social; el Premio Jer a mejor emprendimiento por la inclusión; las nominaciones a Mejor Iniciativa Infantil en Bogotá por parte de los Bici Awards o al premio como Líder Revelación 2016 organizado por el Premio Liderazgo del periódico El Espectador.
(AO): ¿Cuáles son las actividades que realizan para educar y guiar a las niñas?
(NE): Para las niñas de 7 a 10 años se trabaja con un programa de fondo de las Naciones Unidas de educación para la sexualidad y gestión de la ciudadanía. Es ver la manera en que las niñas empiezan a tener conocimiento de cómo es la toma de decisiones de cada una, cómo son los estereotipos de género que tienen. Todo esto es para tener voz, para saber qué hacer y no creerse el cuento de los demás.
En las edades más grandes lo que hacemos es que a través del juego, el arte y la bici creamos un objetivo en el cual trabajamos un derecho. En el taller del semáforo, el rojo son las partes del cuerpo que no permites que te toquen, el verde cuales sí y el amarillo que partes son confusas. Trabajamos con un libro llamado: Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, que tiene historias de mujeres en el mundo, con ilustraciones para niñas y a través de ellas trabajamos el derecho a la igualdad. Hacemos preguntas y metodologías diversas donde todas estén alrededor de los derechos.
(AO): ¿Cuál es el propósito de este proyecto?
(NE): El objetivo es brindar servicios de salud sexual y reproductiva a un mediano plazo, donde mujeres y niñas tengan un espacio para aprender otros idiomas, ya que esto les permite acceder a un mercado laboral, espacios de educación fuera del colegio y demás.
(AO): ¿Cuáles son los proyectos a largo plazo para la fundación?
(NE): Terminar el centro, donde sea un punto importante para la comunidad, un punto de información sobre la sexualidad y la reproducción. Hacer una alianza con los colegios de la comunidad, para hacer una medición con el tema del embarazo. Tener una cobertura mayor en Soacha. Bajar los índices de embarazos en adolescentes y violencia sexual.
(AO): ¿Qué es lo que motiva a que este proyecto siga adelante?
(NE): Es creer que esto no lo voy a ver, es una revolución que no es mía, si no es de ellas; es pensar que hace muchos años varias mujeres hicieron grandes cambios en la sociedad, y que si en dos años esto ha logrado crecer, pues dentro de 3 o más años este proyecto puede llegar a crecer cada vez más.
(AO): ¿Cómo puede mostrar que la bicicleta es una herramienta para disminuir la vulnerabilidad de las niñas?
(NE): Yo creo que es la herramienta que me ayudó, me dio el poder de ver que podía lograr lo que yo quisiera; que al usarla bien puede darme la autonomía, la toma de decisiones, la libertad, y como yo, a través de la relación que tengo con ese elemento, puedo generar habilidades para liderar emociones y pensamientos para un cambio positivo. Creo que para ellas tiene un rol de generar autonomía y seguridad y hacer ese paralelo en la vida, donde las calles para ellas son difíciles y donde su escenario es imposible para montar bicicleta. Lo que queremos es que ellas vean que todo se puede lograr, que tengan la posibilidad de crear y cumplir sueños.
El trabajo de Natalia y de todo el grupo que representa Niñas Sin Miedo representa un gran número de personas que anhela y se esfuerza por mejorar las condiciones de la mujer y, en general, de una sociedad que sigue en busca de un rumbo que permita la inclusión y la equidad en el trato.
A partir de allí, las experiencias y relatos que compartimos son indispensables para encontrar vacíos, llenarlos y evitar que uno nuevo surja de la desesperanza y la vulnerabilidad:
“Cada uno tiene sus propios miedos, cada uno tiene esos miedos oscuros que no nos permiten brillar como seres humanos y que el primer paso es enfrentarlos, cuando los enfrentamos, nos permitimos ver la mejor versión de nosotros y a partir de eso es cuando usamos la bicicleta y tenemos una posibilidad de aportar una ciudadanía más sostenible», afirma Natalia.
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Imagen tomada de ninassinmiedo.org