Autor:
Germán López
Las denuncias que hizo el periodista Gonzalo Guillén han reabierto la discusión en Colombia sobre la compra de votos que, aparentemente, habría sido solicitada por el propio expresidente Uribe para que Iván Duque Márquez llegara al poder.
Según narra Guillén, «una investigación de la Fiscalía General de Colombia, abierta para esclarecer un homicidio en Barranquilla atribuido al extinto narcotraficante José Guillermo Hernández Aponte, alias ‘Ñeñe’, captó circunstancialmente conversaciones de este en las que dice a sus interlocutores ser el eje de una operación de compra de votos en la Costa Norte para el hoy presidente, Iván Duque, por orden del expresidente y senador Álvaro Uribe».
En las interceptaciones, además, ‘Ñeñe’ afirma que le robó unos cien millones de pesos a Vargas Lleras, que iban destinados también a la compra de votos, pero para beneficio del exvicepresidente Vargas, no del uribismo.
Lo curioso de escándalo, por decirlo menos, es que la página de la Nueva Prensa, donde salió publicada la información en primera instancia, sufrió todo tipo de ataques cibernéticos antes de que fuera replicada por otros medios de comunicación. Algunos con más precisión que otros, evidentemente; pero estas revelaciones son un logro del periodismo alternativo.
Para fortuna del esclarecimiento del asunto, Guillén se encargó de presentar la denuncia ante la Sala de Instrucción en la Corte Suprema de Justicia, que correspondió por reparto al magistrado Misael Rodríguez, y ahora la Corte alista la apertura de una nueva indagación preliminar contra el senador y expresidente Uribe Vélez por estos posibles delitos electorales.
Es importante señalar que estas interceptaciones, que se encontraban en poder de la Fiscalía de Martínez Neira, constituyen una prueba más sólida para iniciar un proceso investigativo, ya que hasta este momento solo se tenían los señalamientos de Aída Merlano, que el hoy fiscal dice no ameritan investigación, en los cuales se ven comprometidos los Char y los Gerlein con compra de votos en el Atlántico, para lograr la victoria del uribismo en la segunda vuelta presidencial; o los formularios E-14 con múltiples enmendaduras a favor del hoy jefe de Gobierno.
Resta esperar si, como en otras ocasiones, la investigación tendrá todo tipo de contratiempos hasta terminar archivada, durmiendo el sueño de los justos. Lo que sí es claro es que cada vez se conocen más denuncias que relacionan el regreso del uribismo al poder con la corrupción electoral.