Autor: Néstor Niño
¿Existe una corrupción vanidosa, sentenciados vip, muertos de primera y de segunda categoría, partidos políticos teflón, atentados terroristas de mayor y menor importancia, ecocidio amigo y la conocida justicia para los de ruana? Pues todo apunta categóricamente que en Colombia sí, ya es fácil demostrar, por ejemplo, que el uribismo se encuentra en estado de pugilato institucional, contra todo aquel que se denomine detractor del Gobierno, bien sea persona natural o jurídica.
Entonces ponemos de primera mano la prisión vip que aloja al extraditado de EE.UU., Andrés Felipe Arias, quien de manera poco conocida pasó del pavor y la vergüenza de una prisión federal a una comodísima casa fiscal, donde recibe invitados con café, galletitas y en loza de porcelana, todo con el débil argumento que refuta la sentencia de la justicia legal de que él no se robó un peso.
Si las responsabilidades con la justicia fuesen así de escuetas, es claro que hasta el mismo Castaño, después de las horrendas masacres cometidas contra las poblaciones inermes, hubiera podido decir “Yo no le disparé a nadie, fueron mis hombres”. Ahora los que aducen que la razón para que el exministro esté recluido en esta prisión es por amenazas verídicas, deberían reconocer que hasta la fecha van cientos de líderes sociales inocentes de toda culpa, asesinados en su extendido desamparo, de luchas muy justas y altruistas, que ni siquiera el Estado les ha otorgado una cárcel para protegerlos del exterminio sistemático.
Lo cierto es que la orden de un juez de la República fue contravenida y hasta el día de hoy, los que argumentan que Arias es una persona decorosa y, que regalar plata a los ricos de este país no es ilegal, como lo manifestara la legisladora Paloma Valencia, también emplean la teoría de que todos los que apoyan ideas de centro o de izquierda intelectual lo quieren todo regalado.
La pregunta es, ¿Quiénes lo quieren todo robado? ¿El Representante del Centro Democrático Gustavo Londoño García que se había adueñado de unas tierras en la Orinoquía? ¿El probado hecho de compra de votos a favor de la senadora María Fernanda Cabal? ¿Los posibles títulos falsos del nuevo director de Planeación Nacional o del congresista Hernán Prada? ¿El hijo consentido de Pacho Santos que aparentaba ser abogado? ¿El coronel Elkin Argote, quien protegía al narcotraficante Gárgola en una unidad militar? ¿El quijotesco y desvergonzado detrimento de la Ruta del Sol II, donde se pretendía literalmente regalar más de un billón de pesos en parte a los grupos económicos? (No olvidar que el Grupo AVAL financió en su mayor proporción, la campaña del presidente actual).
¿El caso del fiscal NHMN y su paquiderma actuación frente a claros hechos de prevaricación? ¿El fiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, quien fue extraditado por corrupto? ¿La desobligante y perversa jugadita de Macías? ¿El de repente humanista abogado Diego Cadena dando generosas sumas de dinero a un testigo, preso por paramilitarismo? ¿Nuestro presidente pidiendo comida para los venezolanos y nuestra Colombia bostezando? ¿Los que no aceptan que la única diferencia entre el ecocidio ocasionado por el ELN con el río Atrato y el ocasionado por Hidroituango con el río Cauca, es que los segundos tienen buenos amigos en el Gobierno? ¿O los que disfrazan la realidad de un país secuestrado por las instituciones?
Por todo lo expuesto, se hace necesario que los líderes e hipnotizados seguidores del Centro Democrático lancen al cesto de la basura, el inservible argumento de que en Colombia quien no es uribista es guerrillero, ya que con las últimas mediciones se refleja que más de medio país, no sigue con el fervor y la ceguera del belicoso pretérito, al menguado y turbulento líder del partido de Gobierno.
Recofiguración
Es bueno reflexionar que con las condiciones socioeconómicas y sociopolíticas actuales, millones de colombianos entre Uribe y ‘Timochenko’ votarían en blanco, no por apasionamientos proselitistas, sino por la degradación progresiva que estos actores sociológicos han venido generando en la población más vulnerable; no obstante, que exuribistas pura sangre ya no compartan las convulsiones deslustras del líder antioqueño o que el petrismo con su agenda pacifista y ambiental intente desvanecerlo, no los convierte en sus discrepantes más acérrimos, de plano, el adversario más terrible del uribismo es su propia historia y su propia actitud política.
Tanto es así, que el sistema sociopolítico antioqueño ya empieza a configurar un escenario diferente y sin el padrinazgo del expresidente, y todo indica que la ciudad de Medellín otrora fortín electoral, no le da el visto bueno a los candidatos considerados artificiales y cosméticos impuestos por Álvaro Uribe.
Empiezan a emerger figuras nuevas, independientes, frescas, objetivas y vanguardistas, con una arquitectura mental más diversa y no tan anclada al militarismo y sí a la concepción ambiental, educacional, tecnológica y cívica, como es el caso del joven profesional de origen antioqueño Daniel Quintero, que sube en las encuestas con una rapidez que supera las expectativas de los Gobiernos de turno y agrieta los cimientos de las clases políticas tradicionales de esta región.
Este hombre en mención ya fue víctima del descrédito del turbulento exmandatario, quien lo acusa de izquierdista en su desesperación electoral, solo faltarán unos días para que lo condene ante la hoguera embustera de los belicistas de oficina, como miembro o simpatizante de los grupos subversivos, como es su proceder y sin el más mínimo reparo o remordimiento.
Debemos recordar que hombres del inmerecido pasado de Antioquia, dejaron una enseñanza y es que solo en un instante, se puede pasar de ser el Robin Hood de los pobres, a ser el monstruo de la historia mundial, el forajido de la vida nacional y la vergüenza de gran parte de la sociedad antioqueña, todo por el desbordado narcisismo y la adicción desmedida por el poder; mencionando esto, es posible aseverar que este sea el contexto actual del expresidente de la mano firme y el corazón grande, pero de odio, ya que la sociedad empieza a perder el respeto por un hombre que ultraja, amenaza, miente y desacredita, de la manera más facilista y ruin, como un especializado políglota de la mentira y el cinismo.
La paz de Duque
En relación con el proceso de paz, es muy claro que la ciudadanía conoce ligeramente el contexto jurídico de los subversivos de las FARC y hasta podríamos admitir, que este, como todos los procesos de paz del mundo, es un proceso imperfecto, pero de igual manera por qué no conceder la categórica afirmación de que “No hay nada más imperfecto que una guerra”.
En el caso ‘Santrich’, por ejemplo, él no era el colombiano más idolatrado por la sociedad mundial, pero sí era un eslabón, que al final no resultó ser tan determinante ante el gran esfuerzo nacional por robustecer los acuerdos; sin embargo, se comprende que en el momento se requería del equilibrio institucional el cual garantizara el orden jurídico y así continuar con el gran periplo del acuerdo, hoy sabemos que los mismos derechos que asistieron a ‘Santrich’, son los que hoy le permiten al expresidente Uribe, presumir de su inocencia y ser escuchado por la Corte Suprema de Justicia.
Muy cierto es, que ni siquiera la mayoría de ciudadanos que votaron por Iván Duque estuvieron de acuerdo con desaparecer todos los esfuerzos de la Habana de un escobazo y sin contemplaciones, recordando que el Centro Democrático ganó las elecciones con las alianzas del P.L, P.U, P.C, C.R y otras colectividades; en síntesis, había mucho que ganar y demasiado por perder y a la postre fue una convicción que se formó gradualmente y en la medida en que los actores del conflicto, restringieron considerablemente sus acciones beligerantes y terroristas.
Pero el único que naufragando entre sus odios y rencores, no vio nada positivo en el histórico proceso de pacificación fue el iracundo senador, quien solo necesitaba un ladrillo para pararse a despotricar del proceso, con sentencias y amenazas injuriosas, no desentonando con la forma como desacreditaron el plebiscito. No olvidemos que la hoy senadora Cabal dijo abiertamente, que a los pensionados se les descontaría el 7 % para financiar los guerrilleros desmovilizados y otras tantas invenciones. Este hecho lo corroboró el gerente de la campaña del “NO” Juan Carlos Vélez cuando afirmó, que la idea era generar un clima que desinformara, manipulara y distorsionara la verdad. ¡Hoy se sabe que el triunfo del NO fue fraudulento!
Con todo, los colombianos también reconocen que la situación jurídica de ‘Santrich’ hoy es diferente, que debe ser capturado y que la justicia debe caer con todo su peso sobre él, pero también coincidimos en que estos casos no comprometerán la agenda de la JEP y el compromiso de la dama de hierro que la precede Mirtha Patricia Linares Prieto; la paz es un ideal concreto y sublime, se convierte en una materia granítica que nos hace soñar a todos, ni ‘Santrich’, ni Uribe, ni ‘Iván Márquez’ y menos los carteles mexicanos, destruirán este sueño nacional.
Ya es hora de que el líder del CD comprenda que sus carnitas y huesitos tienen los mismos derechos que resguardan a todos los colombianos, pero también los mismos deberes, que sus incendiarios discursos estimulan el rencor y este es genitor de violencia; tomando en cuenta que existe un sector muy radical y violento de la vertiente ultraderechista, que navegando en las aguas turbulentas de la marea nacional, viven convencidos de que ser uribistas, les otorga licencia para robar, mentir, amenazar y, en numerosos casos, asesinar.
Expresidente, ¡Colombia no es el Ubérrimo!
Nessnio.