Conspiraciones

Opina - Política

2016-07-22

Conspiraciones

En 1914 fue asesinado Rafael Uribe Uribe cerca al capitolio nacional. Dos hombres de ruana y armados con hachas afiladas atentaron contra la vida del general Uribe a eso del mediodía. Desde ese entonces un hombre llamado Marco Tulio Anzola se dedicó a investigar los pormenores de aquel asesinato que revolucionó la política en Colombia. Fueron tres años de investigaciones fatigosas hasta que se abrió el juicio que condenaría a los dos asesinos. Momento que aprovechó Anzola para denunciar a los conservadores y a los padres jesuitas como los actores intelectuales de la muerte de Rafael Uribe, pero se quedó corto, pues no pudo demostrarlo, siempre hubo una mano negra cubriéndolo todo.

En 1948, exactamente el 9 de abril, asesinaron al caudillo liberal: Jorge Eliécer Gaitán. La primera teoría dice que fueron tres impactos de dos tiradores, unos años después se hizo la exhumación del cuerpo para verificar que dicha teoría no era cierta y dejar en claro, que a Gaitán lo mató un solo tirador y que por ahora sigue siendo Juan Roa. Pero Gabriel García Márquez en sus memorias, habla de un hombre muy bien vestido, de clase alta que vigila a Juan Roa para que cumpla con su objetivo y al final, ordena que lo maten cuando éste se escondía en la droguería. Según algunas investigaciones, hubo una conspiración para matar a quien posiblemente pudo haber cambiado el rumbo de este país. El caso no ha quedado claramente concluido, se continúan algunas teorías de la conspiración, empezado por el Partido Conservador, pasado por el presidente de turno hasta un grupo de hombres de ese mismo pueblo que tanto protegía y resaltaba el candidato presidencial.

Cuarenta años después, en Soacha Cundinamarca, fue asesinado Luis Carlos Galán. Una vez más el Partido Liberal enterraba a uno de sus líderes. Una hipótesis gira alrededor de ese cambio abrupto de su esquema de seguridad, algunos aseguran que ellos tendrían mucho que ver en su muerte. También, la presencia de Pablo Escobar y el problema del narcotráfico que acaparaba los discursos de Galán en aras de demostrar su temple para tomar la presidencia. Pero a la final, todo apunta a la afirmación de que este país está podrido por la ambición de unos pocos.

Años después, la muerte del periodista y abogado Jaime Garzón llenó de rabia y desconsuelo a un buen sector del país, muchos crecimos escuchando sus críticas y sátiras directas al gobierno y a las grandes personalidades del país. Aparece en la investigación Carlos Castaño, el general Rangel y el general Harold Bedoya. Todos son culpables de alguna u otra forma, pero lo más triste del caso, es que a ciencia cierta, no se sabe quién fue el que mando a matar a Jaime Garzón, no se sabe por qué y para qué. Aunque puedan nacer muchas conjeturas y hasta nombres nuevos, la verdad aún no ha salido a flote y las razones de este homicidio siguen escondidas y dando tumbos en la cabeza de los colombianos.

Todos estos asesinatos tienen algo en común: La conspiración. En mi país desde hace un siglo lo viene carcomiendo un cáncer, una enfermedad fría y dolorosa, desgastante y arbitraría, es la enfermedad del poder.

Imagen cortesía de: elespectador.com

Imagen cortesía de: elespectador.com

He tratado de rememorar –quizás muy mal- cuatro de los eventos más importantes que ha tenido que sortear Colombia, Bogotá, los liberales y las personas que sintieron en aquellos momentos que se les iba de las manos el camino del cambio, de una sociedad diferente, de un mundo mejor.

Es el poder el mal que más ha dañado a mi país, porque ese afán de controlarlo todo ha llevado que los buenos se alíen con malos y los malos sigan siendo nefastos hasta el punto, de contaminarlo todo, de dominarlo todo, de sentir que si algo no está en sus manos es una pérdida total. En pocas palabras, el poder ha hecho que las conspiraciones crezcan y acaben con las ideas y los caminos que conducen al cambio sin dar más solución que seguir en este país que poco avanza y más se pudre.

¿Quién mató a todos estos buenos hombres? ¿Quién necesitaba sacarlos del camino?  Es muy fácil poner nombres, el problema es comprobarlo. Porque siempre que algo nuevo se empieza a descubrir, cae un mundo completo de tierra negra que lo cubre todo. Queremos cambios en nuestro país y queremos una paz de verdad, entonces necesitamos hacer las paces con el pasado, descubriendo y entendiendo que este país es una telaraña tejida por la conspiración que tapa cuanto agujero de luz clara y finita logra abrirse.

Entender el pasado y hacer sus paces nos servirá para poder recibir el futuro, los cambios de nuestra sociedad y dejar de conformarse con una historia mal contada, con un camino que conduce a la perdición.

 

Publicada el: 22 Jul de 2016

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Juan Camilo Parra
Nació en Bogotá, en 1990, es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Santo Tomás, columnista y periodista freenlace. Ha escrito para varios medios de comunicación como Le monde diplomatique, periódico Desdeabajo, medio independiente La oreja roja, Revista Exclama, Revista Crónica y Culturamas en España. Su pasión entre la literatura y el periodismo lo llevó a buscar un punto central en donde la ficción y la realidad se crucen, se toquen, pero no se confundan.