Mucho se ha hablado en los últimos días sobre el fin del conflicto con las FARC que supera las 6 décadas y el cual se pretende sea terminado con la firma del Proceso de Paz que inició en noviembre de 2012. Se han escuchado voces a favor e igualmente, se han empezado a recolectar firmas para que el conflicto continúe.
Hay algo de todo esto que me llama la atención y es la poca participación que hemos tenido los colombianos en el exterior desde que iniciaron los diálogos de paz. Pareciera que el Estado colombiano no tuviera en cuenta la opinión de quienes, sin importar las razones, nos encontramos fuera. Por esta razón, me di a la tarea de indagar qué pensamos los colombianos que nos encontramos en Canadá sobre el proceso de paz que -si las cosas salen bien-, estará próximo a firmarse. Qué sensación nos deja y qué opiniones tenemos acerca de la resistencia civil propuesta por el Centro Democrático en cabeza del expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez.
En primer lugar, se les solicitó a los participantes dar su opinión sobre el Proceso de Paz que adelanta el actual gobierno con el grupo FARC. Por un lado, hay quienes opinaron que dicho proceso dará impunidad a crímenes de lesa humanidad y no da margen a algún tipo de reparación, razón por la cual no existe justicia dentro de este proceso.
No obstante, hay quienes piensan que aunque el proceso no ha sido perfecto, porque se ha sacrificado un poco la justicia, este debe ser llevado a feliz término, ya que es un avance para el país, para su historia y su futuro. Igualmente, algunas voces manifestaron que dicho avance deberá sentar las bases para un mejor desarrollo del país, ya que los recursos destinados a las fuerzas militares deberían ser reasignados a temas de impacto social: educación, salud e infraestructura.
Por otro lado, se piensa que es una oportunidad para sacar de la clandestinidad ideas progresistas las cuales debido a la guerra, han sido calificadas de terroristas. Finalmente, algunos de los entrevistados consideran que para hablar de paz, hay que garantizar justicia a todas las personas que han sido víctimas de las FARC y de los otros grupos emergentes con el fin de que esta sea duradera y a largo plazo. No obstante, no puede dejar de reconocerse que el estado colombiano tiene en gran parte responsabilidad en las raíces del problema, debido a la poca intervención de este hacia los desplazados, las personas de escasos recursos económicos y las poblaciones más apartadas y olvidadas de la nación.
Seguidamente, se les preguntó a los participantes si creen que es necesario que el gobierno estudie o elabore otras alternativas diferentes al actual proceso de paz para que se dé por terminado el conflicto colombiano y cuáles serían dichas alternativas.
Entre las opiniones, hubo una que recalcó que es necesario que se acabe con el problema de raíz que es el narcotráfico, ya que el conflicto armado está y estará ligado a este y a la corrupción en el gobierno. Según el encuestado, la alternativa para erradicar este problema sería la de plantear y trabajar por una política agraria consistente y no abandonar territorios apropiados para el cultivo, sin embargo, señala que dicha alternativa no le gustaría a las FARC.
Igualmente, hay quienes manifestaron que si bien una alternativa que defienden los opositores al proceso es acabar por la fuerza con las guerrillas, estos opositores no están dispuestos a ir al campo de batalla para defender sus ideas. Asimismo, se recalcó que la negociación es la alternativa con menos costo social y económico, ya que la guerra ha costado muchas vidas.
Otras opiniones apuntaron a que el conflicto no se acaba con la dejación de armas de la guerrilla, este solo es el primer paso porque el estado y la sociedad colombiana en general, debemos trabajar unidos, debido a que la construcción de un mejor país no es tarea de un día para otro. De la misma forma, señalaron que se puede ceder ante cualquier grupo armado con la condición que dicho grupo garantice un arrepentimiento genuino, la reparación de víctimas, desminado y entrega total de armas.
Por otro lado, se piensa que con la firma del Proceso de paz con las FARC, no se resuelven todos los problemas del país ni que el conflicto estará terminado con la firma de un acuerdo. Asimismo, no se puede pensar que un conflicto terminará si las políticas sociales y de educación no van por buen camino. Por esta razón, se hace necesario fomentar la educación en todo el territorio nacional, garantizar el acceso a la salud y mejorar la infraestructura del país, favorecer el empleo juvenil, disminuir la discriminación en todas sus formas, promover actividades económicas que den oportunidades a las regiones apartadas, cuidar el medioambiente, reducir la brecha entre las diferentes clases sociales y erradicar los niveles de corrupción.
Finalmente, se cree que el gobierno está en la obligación de elaborar alternativas para que el posconflicto no fracase, mostrando a la población los grandes beneficios que traería la paz.
¡Tenemos tanto por decir quienes estamos fuera! Lástima que nuestras voces no son escuchadas, o al menos no de una manera adecuada.
*Nota: por lo extenso de esta columna, en la próxima publicación expondré las opiniones acerca de la resistencia civil propuesta por el Centro Democrático.
Publicada el: 23 Jun de 2016