Autor:
Juan Grajales
El asilo es un derecho, así lo establece el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, y se aclara en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados. Muchos habremos escuchado aquello del asilo político, aunque no sepamos bien lo que es ni cómo funciona. Es fácil pensar que aquello del asilo sea sólo para personas importantes, para políticos, periodistas reconocidos, gente de alto nivel o aquellos que vienen de países sumidos en guerras devastadoras.
Este derecho es para todos. No se necesita ser famoso ni importante, pues la persecución, discriminación y las amenazas nos pueden tocar a cualquiera de los que participamos en la sociedad, y no por esto somos menos importantes ni merecemos menos derechos.
Para solicitar asilo, no podremos enviar la solicitud desde Colombia y viajar cuando obtengamos una respuesta positiva. Debemos ir directamente al país en el que vamos a solicitar asilo y presentar allí nuestra petición.
Según la Convención de 1951 del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los países firmantes deben acoger las solicitudes de asilo de aquellos que huyen de persecución, discriminación y castigo por una de las cinco causales estipuladas: Nacionalidad, etnia, religión, ser miembro de un grupo social y por pensamiento político.
No todos los casos son iguales y no todos los casos son claros, pero, en resumen, estos cinco puntos son los que analizan los países encargados de nuestra solicitud de asilo.
- Nacionalidad
Las personas pueden ser objeto de persecución por su nacionalidad, especialmente cuando se encuentran por fuera de sus países de origen. A veces nuestro caso puede “combinar” varias de estas causales, son las autoridades migratorias las encargadas de estudiar a fondo nuestra situación.
- Etnia
Usualmente se refiere a las personas de etnias minoritarias que pueden ser oprimidas por las mayorías, enfrentando violaciones a los derechos humanos, discriminación racial y hasta persecución.
- Religión
La libertad de culto no siempre está garantizada en todas las sociedades, no es raro que muchas personas sufran discriminación y persecución por su pensamiento religioso, cualquiera que éste sea.
- Grupo social
Pertenecer a un grupo social puede significar muchas cosas, pero, según las Naciones Unidas, hay personas que pueden ser perseguidas y acosadas por pertenecer a grupos minoritarios, disidencias sexuales, etcétera. Esta definición no siempre es clara y puede confundirse con la del pensamiento político, en caso de que el grupo social esté relacionado con el activismo.
- Pensamiento político
Este sería uno de los casos más comunes en Colombia, pues históricamente ha sido un país con altos índices de violencia política que ha dejado como resultado una guerra interna de más de 60 años.
En los últimos años se ha evidenciado un claro esfuerzo para castigar a la oposición, no sólo a través de los agentes armados y los grupos paramilitares, sino también a través de las mismas instituciones estatales con el objetivo de intimidar y perseguir a defensores de derechos humanos, miembros de la prensa y a muchos de los manifestantes que salieron a las calles durante el paro nacional.
Si creemos que nuestra vida, nuestra integridad y nuestra libertad corren peligro, y si las autoridades de nuestro país no pueden —o no quieren— protegernos, podemos acudir a la comunidad internacional en busca de esa protección.
En el caso europeo, debemos presentarnos ante la policía de fronteras o acudir a los centros de recepción de solicitantes de asilo. Una vez allí, el Estado se encargará de nosotros y nos ofrecerán techo y comida por la extensión total del proceso de asilo. Si lo deseamos, podremos vivir con amigos o familiares, pero perderíamos algunos de los beneficios que el Gobierno nos brinda si permanecemos en los centros de acogida.
Ahora bien, lo primero que pasará será que las autoridades establezcan si ese país es el encargado de procesar nuestra solicitud, o si debe procesarla otro país del espacio Schengen que sean parte del Protocolo de Dublín.
¿Qué necesito llevar para solicitar asilo?
Es necesario llevar con nosotros los documentos personales —como el pasaporte y la cédula— para que las autoridades puedan establecer nuestra identidad. En caso de que sea posible, también es bueno traer con nosotros todos los documentos y pruebas que soporten nuestra solicitud de asilo, ya sea en medio digital o físico.
¿En qué país procesarán mi solicitud?
En el caso de los países miembros de la zona Schengen, existe un convenio llamado el Protocolo de Dublín, el cual busca establecer qué países son los encargados de procesar las solicitudes de asilo. Nuestra solicitud será procesada en el país en el que:
- Nos tomen las huellas y fotografías primero.
- Si cruzamos ilegalmente la frontera, el primer país Schengen al que lleguemos será el encargado de procesar nuestra solicitud.
- Si tenemos una visa Schengen, el país que nos otorgó la visa será el encargado de nuestra solicitud.
- Si tenemos familia cercana en uno de estos países.
Por ejemplo, si yo me registro primero en Alemania y toman mis huellas, luego no puedo ir a Francia y solicitar asilo allí, pues me enviarían de vuelta a Alemania.
Si ingreso de forma irregular al territorio Schengen, debo quedarme en el estado en el que primero ingresé y presentarme ante las autoridades migratorias. En el caso colombiano —y de muchos otros países latinoamericanos—, la exención de visa nos permitirá movernos por el territorio Schengen en calidad de turistas. Si poseemos alguna visa de estudio o trabajo en España, entonces España deberá ser el país encargado de la solicitud.
¿En qué casos NO aplica el Protocolo de Dublín?
Si yo viajo a España —de manera legal, con un pasaporte exento de visas— y luego voy hasta Holanda a solicitar el asilo, puedo hacerlo sin ningún problema.
Si no tengo familiares cercanos en otros países europeos.
Si no me registré ante otras autoridades migratorias y por consiguiente no están mis huellas en la base de datos.
En el caso de que se califique para el Protocolo de Dublín, las autoridades del país en el que me encuentro contactarán a las del país encargado de procesar mi solicitud para organizar el traslado. El tiempo de espera puede variar, y existe la posibilidad de que el otro país se niegue a recibirnos.
Una vez se registre nuestra solicitud de asilo, obtendremos un permiso temporal para permanecer en el país de manera legal, incluso si nuestro caso excede los tres meses en los que los colombianos podemos viajar por el espacio Schengen sin necesidad de una visa.
Los protocolos para seguir dependen del país, pero, por lo general, al llegar al centro de recepción seremos puestos en cuarentena —independientemente de nuestro estado de vacunación— y, una vez cumplamos con ella, nos harán chequeos médicos y la policía tomará nuestras huellas para verificar la identidad e iniciar formalmente el proceso de asilo.
En algunos países tendremos que entregar nuestros dispositivos electrónicos y el resto de nuestras pertenencias —los primeros serán usados para verificar nuestra identidad, mientras que nuestra ropa será puesta a temperaturas bajo cero para matar insectos o parásitos que podemos traer desde nuestro país de origen—. Todo nos será devuelto lo antes posible.
Es importante entregar los documentos esenciales que tengamos a la mano, como el pasaporte, la cédula y, si es posible, un certificado de nacimiento —porque nos puede ser solicitado después—. Si cooperamos con las autoridades, esto nos permitirá que nuestro caso avance con mayor rapidez.
La entrevista
Después tendremos la oportunidad de explicar nuestra situación en detalle a las autoridades migratorias. En esta entrevista, que puede durar horas o días, podemos contar nuestra historia y responder a las preguntas del entrevistador o entrevistadora.
La entrevista se realizará en nuestro idioma nativo y contaremos con un intérprete en caso de que sea necesaria una traducción.
Es importante decir la verdad, pues el caso será examinado minuciosamente por las autoridades migratorias y, como ellos mismos lo advierten, cualquier información falsa o inexacta que sea proporcionada de forma deliberada traerá consecuencias legales y afectará el proceso de manera negativa.
En caso de que sea posible, debemos suministrar todos las pruebas y documentos que tengamos a la mano, para que éstos sean estudiados por las autoridades y verifiquen la información de nuestro caso. Estas pruebas pueden ser documentos oficiales, historias clínicas, fotografías, vídeos, audios, conversaciones grabadas, correos electrónicos, mensajes de texto y todo lo concerniente a nuestro caso.
Después de esto seremos ubicados en otro centro para solicitantes de asilo, en donde esperaremos la respuesta del proceso y, mientras tanto, podemos asistir a clases, actividades e incluso, dependiendo del país, existe la posibilidad de trabajar.
Hay casos de casos. Es necesario comprender que este proceso puede tardar varios meses y que, aunque hay quienes duran años a la espera de una respuesta, otros pueden obtener la respuesta incluso tan pronto como una semana después de la entrevista. Esto depende de muchos factores, pues la policía debe verificar nuestra identidad y los que estudian nuestro caso analizan minuciosamente la información.
La respuesta
En caso de que la respuesta sea positiva, el gobierno del país en cuestión nos comunicará la propuesta de asilo, nos dará las pautas y los pasos a seguir. Por lo general, el permiso de residencia se da de manera temporal pero con la posibilidad de extenderlo e incluso de aplicar por la residencia permanente. En este caso, el gobierno nos ayudará a empezar nuestra nueva vida, a acceder a los servicios y a cubrir nuestras necesidades básicas. A partir de allí, si es el caso, debemos tomar los cursos de idiomas que nos ofrecen y prepararnos para ser integrados al sistema laboral o educativo.
Si la respuesta es negativa, en muchos países existe la posibilidad de apelación y de asesoría jurídica gratuita, por lo que nuestro caso será nuevamente evaluado por otras instancias y tendremos una segunda oportunidad.
Si obtenemos una segunda negativa, en muchos casos tendremos que regresar a nuestro país. Dependiendo de la nación en la que solicitemos asilo, existen diversas organizaciones —como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el caso de Noruega— que nos ayudan a organizar nuestro regreso a casa, y que nos pueden pagar el precio de los tiquetes de regreso y, según el caso, también nos podrían brindar un apoyo económico para empezar de nuevo.
Si acatamos las instrucciones y decidimos permanecer en el extranjero después de la segunda respuesta negativa, nuestra estadía será irregular y correremos el riesgo de ser deportados, multados y, en algunos casos, nos podrían vetar de ingresar al espacio Schengen en el futuro.
Si nuestro caso no corresponde a ninguna de las causales definidas por la convención de 1951, aún podemos obtener protección si el país determina que corremos peligro en caso de que nos envíen de vuelta. De igual forma, si presentamos alguna condición médica seria que no podremos atender en nuestro país, también podemos obtener protección por razones humanitarias, de acuerdo con lo estipulado por las Naciones Unidas.
Colombia es uno de los países peor ranqueados en libertad de prensa, las autoridades se han visto envueltas en numerosos casos de violaciones a los derechos humanos, incluyendo graves delitos como los asesinatos extrajudiciales, las desapariciones forzadas, la tortura y el sicariato judicial.
Esta información puede ser útil para todas aquellas personas que están siendo perseguidas y temen por su seguridad y la de sus familias.
El asilo no se usa con fines de migración económica, es una herramienta para proteger la vida de aquellos que fueron y podrían ser víctimas de un trato inhumano y persecución.
Buscar refugio en el extranjero no es algo sencillo, no es fácil separarse de amigos y familiares, de nuestras cosas, de nuestras ciudades, de nuestro hogar. Buscar ayuda internacional no es sinónimo de cobardía, pues podremos seguir luchando por nuestros países desde la distancia, ya sea si deseamos volver o si empezaremos desde cero en nuestro nuevo hogar.