Colombia: un Estado social sin derechos

Ya los trapos rojos están colgados en las ventanas reclamando alimentación y bienestar a un Estado que se ha publicitado tres décadas como un Estado social de derecho, pero que en realidad no se ve ni se cumple.

Opina - Sociedad

2020-05-14

Colombia: un Estado social sin derechos

Columnista:

Luis Jaramillo Restrepo

 

El 10 de diciembre de 1948 se firmó en París-Francia, la Declaratoria Universal de Derechos Humanos, un documento que recoge los derechos humanos fundamentales y primordiales para el buen vivir, un modelo para que todos los países del mundo se enfoquen en cumplirlos y así aumentar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Ahora bien, conforme a la Constitución de 1991, Colombia es un Estado social de derecho, un Estado que pone sus prioridades en promulgar políticas para proteger la dignidad y hacer cumplir los derechos humanos. Uno de esos derechos fundamentales, es el derecho universal de todas las personas al bienestar, refiriéndose al derecho a la alimentación, vivienda, asistencia médica, el vestido y otros servicios sociales básicos, como el agua, por ejemplo.

No obstante, en nuestro país en vez de ser derechos fundamentales cumplidos, son unos privilegios para unos pocos; cómo es posible que 10 mil familias de la ciudad de Medellín no tenían servicios públicos, sobrevivían con el agua cortada por no tener con qué pagar. ¿No es de un Estado fallido que un departamento como Chocó solo tenga 27 camas de cuidados intensivos para 500 mil personas? O por ejemplo el gran dilema al que se enfrentan desde la Secretaría de Educación local de Medellín: de 424 373 estudiantes, solo el 30 % cuenta con acceso a Internet para las clases desde sus casas, todo esto sale a flote por el coronavirus, pero ya lo sufríamos.

Ya los trapos rojos están colgados en las ventanas reclamando alimentación, reclamando bienestar a un Estado que se ha publicitado tres décadas de nuestra historia como Estado social de derecho, pero que en realidad no se ve ni se cumple.

Ojalá esta crisis no solo de verdad enfoque a nuestros gobernantes en la búsqueda de políticas públicas sanas, concisas y verdaderas que le otorguen a sus ciudadanos el cumplimiento de estos derechos fundamentales, sino también cuestione a la sociedad en su totalidad, que nos haga comprender que el individualismo y egoísmo severo en el que vivimos inmersos, no nos llevará a ningún lado, y que además nos haga reflexionar a la hora de votar y elegir a los que llevan este barco del Estado, que lleguen al poder aquellos que tengan como bandera hacer cumplir los derechos fundamentales del hombre, que por ahora, este virus solo nos demuestra una vez más, que estamos en un Estado social sin derechos. 

 

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Luis Jaramillo Restrepo
El poder las palabras