Columnista:
Mauricio Galindo Santofimio
Estamos de regreso luego de una pausa en el mes de enero. Y volvemos con ilusión, pero también con el sentido de realidad que debe acompañarnos siempre. Volvemos para seguir hablando de esta nación que aguantamos, de esta Colombia nuestra, un país de sobresaltos, de alegrías y tristezas; de penas y glorias. Aquí, en esta patria, se puede pasar fácilmente del festejo por una victoria deportiva a la inmensa impotencia y al inmenso dolor de una masacre.
Es como el viejo juego de diversiones donde se sienten la emoción, el vértigo, el miedo, la adrenalina, el temor y la tristeza. Este país que soportamos nos trae sorpresas todos los días, a veces llenas de dichas; otras, con sinsabores profundos, con desánimo, con melancolía, con desesperanza.
Y cómo no, si repasa uno las noticias diarias y no hace sino encontrar calamidades. Lo último para reírnos es la soterrada reforma tributaria que este Gobierno de unos pocos quiere promover y en la cual quiere gravar hasta los huevos con el dichoso IVA. Ahí está la estampa del ministro Carrasquilla y la de todo el uribismo que habla y critica la lucha de clases pero que olvida que es el que la promueve.
¿No es acaso ese grupo político el que ha venido, a través del tiempo, poniendo talanqueras a la paz y a las oportunidades de todos, y el que en sus gobiernos ha beneficiado a unos tantos? ¿No es el que ha desconocido los justos reclamos de las víctimas de la violencia y de los perjudicados por la Ley 100 de Uribe, por los falsos positivos y por el abuso de poder que ha buscado silenciar protestas pacíficas?
Uno quisiera reconocer cosas de este Gobierno uribista del que nunca pudo ser presidente, sino aprendiz y mensajero del falso mesías, pero lo que hace con la mano lo borra con el codo. Vamos a decir que lo de la regularización de permanencia de los inmigrantes venezolanos es una acto humanitario que merece ser valorado, pero luego mira uno las noticias y entonces se encuentra con que el nuevo ministro de Defensa, que está ahí porque según dice el primer mandatario nació en el Hospital Militar, quiere volver a rociar los territorios y a la gente con glifosato, que esa es una de sus prioridades.
Y mira a la oposición y se encuentra uno que, al mejor estilo uribista, dice mentiras. Que dizque quieren que los venezolanos voten por el uribismo en las próximas elecciones presidenciales y por eso su regularización. No se puede, por ley, ningún extranjero, ni venezolano ni de ningún otro país, puede votar en esas elecciones. Si con mentiras quieren gobernar, entonces mejor que no. Y desunida esa oposición, dejándole el camino libre otra vez a la derecha que tiene sumido este país. Peleándose unos con otros, sacando a relucir sus egos, envidias y fanatismos. Y un sector de ella, pensando, como si fuera poco, en montar de presidente a un uribista vergonzante.
Sigue uno repasando informaciones y entonces descubre que quieren dizque montar en la Vicepresidencia a un vástago del mesías solo por serlo, sin mérito alguno, solo por tener el apellido del que ha causado más penas que glorias en este país de «lamesuelas» que sigue votando por el que él diga.
Como en la montaña rusa, va uno en subida en este país, y cuando ve que los números de contagiados por COVID-19 tienden a bajar, que el segundo pico de contagios parece haber pasado, entonces descubre una noticia que dice que no se han registrado 7000 muertes. ¡Llega la caída libre! ¡Viva Colombia!
Pero las subidas y bajadas de ánimo no paran. Cuando vemos que, por ejemplo, los niños pueden ir regresando a clases presenciales, se sabe que muchas instituciones no están preparadas para recibirlos. ¿Cómo puede pedírseles a los padres que tengan confianza al enviar a sus hijos al colegio? Los niños deben ir ya, pero primero la vida, la de sus familias y las de sus profesores. Que Fecode lo entienda, pero también que lo haga el Ministerio de Educación.
Se anima uno cuando ve que se reactiva el fútbol colombiano, pero se vuelve a deprimir cuando anuncian que a la Liga Femenina no la apoyan y pretenden poner a las jugadoras a participar en un ridículo y mediocre campeonato de mes y medio. ¡Machismo puro y duro!
Y para qué hablar del manejo de la pandemia por parte del Gobierno aprendiz. No vale la pena, ya nos pusieron de terceros entre los peores, según un estudio del Instituto Lowy de Sídney, Australia. No hay vacunas aún, mientras en Perú y en otros países de América Latina ya empezaron a aplicarlas a sus ciudadanos. Al menos hay aquí la ilusión de empezar la vacunación a finales de febrero, pero puede ser en realidad en marzo o en abril, ya se han presentado inconvenientes en otros lados, y santo Tomás nos enseñó que hasta no ver no creer.
Lo que sí es cierto es que ojalá la logística sea óptima, los contratiempos que se puedan presentar se subsanen y que la politiquería y las roscas no sean los beneficiados con la vacuna. Amanecerá y veremos cómo va a ser eso, porque en las bases de datos oficiales han aparecido personas muertas, incluso desde hace 28 años, listas para ser inoculadas.
O aparecen personas que, por la consabida palanca de «las más preparadas y que ocupan el segundo cargo más importante del país», se saltaron el turno y entonces van a ser las primeras en recibir el antídoto contra el virus que ha cambiado el mundo. Es que ser amigo del aprendiz sirve, haber sido su compañero de universidad trae sus beneficios.
Y no es que un Gobierno no pueda gobernar con sus amigos, claro que sí, de eso se trata, porque con los enemigos imposible, pero no estaría mal que escogiera a los amigos con méritos, porque ¿cuál es el de la nueva codirectora del Banco de la República? ¿Ser hija de la exministra Alicia Arango? No lo digo yo, Salomón Kalmanovitz lo aseguró, no es la persona idónea para ese cargo.
Pero la ola de vertiginosos cambios de ánimo continúa: mientras muchos hacen cantos a la vida y a la paz, mientras los artistas inauguran muestras y exposiciones de sus obras, mientras en los territorios se organizan justas protestas para que la muerte no gane, todos los días se registran masacres y asesinatos de líderes sociales y la gente lo único que atina a decirle a uno en Twitter o en cualquier otro lado es, «¡y no pasa nada!».
¿Qué puede pasar si aquí se le hacen honores a la «calaca», a la «siempreviva» y cuando la vida quiere ser la protagonista, se le asesina, se le cercena, se le amputa el alma como se truncan las ilusiones? No es más sino ver la grave situación en Buenaventura, un municipio sitiado por el crimen y la miseria; olvidado por siempre por todos y que para lo único que sirve a los políticos es para que vote y se coma sus mentiras.
Por otro lado, y para finalizar, ¿ya vieron que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) está actuando y que ya les respondió, en derecho, como debe ser, a quienes decían que era un tribunal para las Farc? ¿Ya vieron que imputó a los excomandantes de esa exguerrilla por los delitos de secuestro, o retención ilegal de personas, como lo llama el Derecho Internacional Humanitario, en tiempo récord, y que estamos a la espera de sus condenas si son hallados responsables de ese y de otros delitos como el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado?
Lo que pasa es que la gente no ha entendido todavía, a estas alturas de la vida y de haberse firmado el acuerdo de paz, que esa guerrilla se desmovilizó, entregó las armas y se volvió partido político como fruto de ese acuerdo y que ninguna lo hubiera hecho para pagar cadenas perpetuas. Es que aquí se odia, se quiere sangre, se quiere venganza antes que reconciliación y perdón.
Las ruedas de este tren que recorre un riel abismal siguen andando, siguen su marcha y continúan raudas y veloces por los caminos de un país que hace honor a su nombre, porque Colombia es eso, una eterna montaña rusa.
Adenda. Habrá que ir ponderando todos los nombres que ya, y en forma apresurada, han venido postulándose para las elecciones presidenciales. La gente tiene que ir mirando con pinzas quiénes serán los candidatos, porque hay muchos que no tienen las credenciales para ser presidente; otros que deben cambiar si quieren serlo; y otros tantos, que son más de lo mismo. Ahí están, tanto en la izquierda, como en la derecha y en el centro.
De esta forma, MAURICIO, se refleja la verdad que brilla con luz propia en un país tan «Olviddo de la Justicia», como lo es Colombia. Se te olvidó mencionar, que por efecto de la misericordia, se le regalará el puesto de viceministro de Defensa al hijo de Carlos Hlmes Trujillo, el «muertito» que le hizo trampa a la Corte Suprema de Justicia quien le exigió: «PEDIR PERDÓN» a las victimas de la policia el pasado (21Nov.) (Dylan García) y los que asesinaron a Javier Ordoñez y los policías que asesinaron la semana siguiente al asesinato de Ordoñez a los manifestantes que exigían JUSTICIA.
Colombia, una montaña rusa @laOrejaRoja https://www.laorejaroja.com
Los Vagones: Paz,JEP,Hidroituango,Corrupción,Gobierno APRENDIZ,Matanzas,Desgobierno; mejor dicho muchas es para Votar Decentemente, esta Vez contra toda esa maquinaria que mantiene al pueblo drogado y con Espejos