Colombia es el índice y el prólogo de una historia sobre una energúmena de indignación selectiva de la que no se puede hablar mal. Acá todo está mal, sin embargo hay quienes se ofenden cuando alguien dice eso. “¿Por qué no se va del país?” Responden de pecho inflado, y hasta se atreven a llamar apátrida a quienes como yo se viven quejando, como si echarnos les fuera a devolver ese paraíso encantado en el que algunos colombianos creen que viven, o como si no tuviéramos derecho a quejarnos puesto que las quejas parecen ser las que arruinan su felicidad.
Y sí tenemos derecho a quejarnos, y a quejarnos por todo así nos llamen apátridas, pensando que merecen una explicación de por qué no nos hemos sumado al grupo que construye nación desde los partidos de la selección, el café y los hermosos paisajes del territorio colombiano.
Les tengo malas noticias, Colombia no es un buen vividero. Una cosa es que haya quienes vivan felices ignorando este desastre, y otra es que crean que los que no nos vendamos los ojos tengamos que callarnos frente a lo que nos indigna, así sea todo en el país, porque ése es otro problema del país: que se indigna a cuotas, se indigna de manera selectiva y a medias.
Un país que se rasga las vestiduras con el potencial daño de la minería a Caño Cristales, comparten publicaciones y crean el hashtag #YoDefiendoLaMacarena, pero ¿Y el resto? Ésa no es la única licencia minera, los daños pueden no ser a paisajes tan únicos como ése, pero sí son a nuestros suelos, a nuestra agua ¿Esos daños no importan? Pareciera ser que no.
Y ésa fue la cuota de indignación de una semana, y aunque hubo otro episodio vergonzoso no vi ningún trending topic sobre el triste caso de la comida de los niños en los comedores escolares, asaltados en siete departamentos del país. Y no me malinterpreten, aplaudo que se movilicen en contra de la minería, pero estoy esperando que hagan lo mismo por otras causas.
Por ejemplo:
Si se van a indignar porque el presidente de Ecopetrol es un ignorante de las materias propias de su cargo, revisen la hoja de vida de Parody, y díganme qué tan preparada estaba para ser ministra de educación y cómo va con eso, o la de Tomás González Estrada, un economista al mando del ministerio de minas al que tuvo que renunciar, y no porque le estuviera yendo de maravilla en el cargo. Igual que el ministerio de salud, el de vivienda, el de las TIC’s, y el de transporte, y así no sólo Ecopetrol, sino un montón de cargos de suma importancia en el país están ocupados sólo por economistas y abogados que no saben ni qué están haciendo, -o bueno, ellos si saben- … Indígnense por eso también.
El sistema de salud está en crisis y cuando usan esta palabra es en serio, está en déficit, no da abasto, está secuestrado por intereses particulares y privados, los profesionales del área trabajan en condiciones indignas con las manos atadas para ayudar a los pacientes. Y los pacientes: sin citas, usando la tutela para cosas elementales que no deberían negarles, muriendo en las salas de espera, pero a esas marchas que han convocado para demandar que la situación sea corregida no van, marchan los profesionales y estudiantes de la salud solos, porque parece que el sistema de salud no tiene que ver con los pacientes. Pero claro, como ahí no convoca Uribe, que no sirve sino para dividir el país…
Y el agro, y el sector financiero, y la inseguridad, y el sistema judicial, y la desigualdad, y así una lista que no me cabe en una sola columna, pero los que aman el país seleccionan de qué se quejan, teniendo en cuenta qué tan bonita o graciosa es la imagen que está circulando en las redes para decidir si la comparten o no, pero no por todo se indignan ¡qué tal ser de esas personas que se quejan por todo!
Por otro lado, están quienes argumentan que no todo es malo, tumban una sola licencia minera y sienten que salvaron el país, matan a alguien por robarle el celular pero alguien rescata un perro y ya todo está mejor, como si no fuera necesario tanto rescatar el perro como evitar hurtos y homicidios.
No sé en qué cualidades pretenden compensar tanta negligencia, ¿Con sus bellos páramos? ¿El carisma de la gente? ¿El metro de Medellín? ¿Los colombianos que han triunfado en el exterior? Ésos son los orgullos a los que se adhieren para defender a su tierra querida. A su patria boba.
Entonces me disculpan si no estoy de acuerdo con los que piensan que esto es un vividero magnífico, si lo hiciera engrosaría la cifra de los que piensan semejante estupidez. Porque así como debo admitir que no es el único País/Desastre, deben que admitir que no es el único país de gente amable, de playas hermosas y de atractivos turísticos. Colombia no es tan linda como para darse el lujo de ser tan bruta.
Y acá si hablo desde lo personal: No crean tampoco que es dolor de patria, no siempre tengo que quejarme con el ánimo de que cambien de parecer, sin embargo estoy de acuerdo con uno de los personajes en una de las obras del grandioso Thomas Mann: “la crítica es el origen del progreso y la ilustración” y yo estoy en mi derecho como ciudadana colombiana a quejarme del país sin migrar.
En consecuencia con lo anterior, si usted es un optimista del país, es entendible que esta opinión no le guste, no obstante, seguiré quejándome para quienes como yo, consideran que desde ahí podemos abonar terreno para dar cambios necesarios en la pésima situación del país.
*Adenda: A quienes dicen que no hay un país de mierda, sino un país hermoso con gente de mierda, les recomiendo buscar la definición de país porque la están confundiendo con la de territorio.