Columnista:
Diana Abril
No somos independientes en Colombia. Y partiendo de que la libertad se desprende de la independencia, a los que protestan (y me incluyo): los persiguen, los hieren, los violan, los desaparecen o los matan. No hay por qué celebrar que haya tenido que venir la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a verificar cómo estaban actuando desde el Gobierno a través de sus fuerzas policiales cuya brutalidad en contra de los manifestantes fue documentada por medio de un sinfín de videos que rondaron por varios medios; algo bastante evidente, e incluso más, después del informe resultado de la visita de trabajo. No se puede celebrar por no poder opinar en las redes sociales, pues en cualquier momento queda uno bloqueado, lo hackean, lo estigmatizan o le abren un proceso.
Ni siquiera se permite ser independiente cuando no se puede decidir qué y dónde estudiar, porque todo dependerá del bolsillo y saldrá mejor y más económico, incluso, estudiar en el exterior. No se puede elegir qué y cuántas veces comer, porque de igual manera, dependerá de para cuánto alcanza. No se puede elegir en qué zona del país vivir, a menos de que se tengan los recursos y la seguridad suficientes. No se es libre ni independiente cuando no se puede conducir con tranquilidad por las calles de muchas ciudades, por miedo a coger una vía en mal estado y morir en el intento de llegar a alguna parte, y sin tener en cuenta la inseguridad por delincuencia en las carreteras.
No se puede vivir en un país en el que la seguridad social, el galón de gasolina, los seguros obligatorios, los impuestos, las multas y las contribuciones son altísimos, mientras los salarios son tan bajos. No podemos vivir en ciertos lugares de Colombia, porque la inseguridad, por parte de, bien sean de las guerrillas, los paramilitares, las bacrim y demás organizaciones criminales desplazarán como a perros a sus habitantes.
Tampoco se puede ser independiente al no poder sobrevivir por medio de la tierrita (propia), porque los empresarios y comercializadores abusan, pagando un ínfimo precio por la producción agraria, y se enriquecen, empobreciendo y dejando en la calle al campesino. ¿Eso es libertad e independencia?
No se puede ser independiente, al ayudar a los marchantes, en especial a los de la primera línea, con elementos a fin de protegerse de una posible mutilación ocular, de perder la vida por la violencia ejercida de parte de la fuerza pública, porque de seguro, se tendrá una denuncia interpuesta o un proceso sancionatorio por instigar a la violencia. Tampoco se pueden llevar esos elementos de protección con el fin de proteger la vida, pues antes de cualquier hecho punible y por simple sospecha nos quitarán aquellos artículos que nos salvarían de cualquier peligro y nos iniciarán —de sobremesa— un proceso penal.
Ahora bien, el hecho de ser mujer es otro peligro en este país, cuyas estadísticas por violencia intrafamiliar por falta de programas de prevención triplican la de los hombres; sin mencionar la violencia en contra de los niños y adultos mayores que también preocupa, aunque en ninguno de los casos, sin importar la cifra, es justificable.
Pero mucho menos se puede ser líder social y defender los derechos humanos de los individuos en Colombia, porque en menos de lo que canta un gallo, vendrá la muerte a acechar, como si se tratase de los peores delincuentes; pero tampoco se puede defender al medioambiente, porque por resguardar el futuro de la humanidad, lo más fijo es que los defensores, resulten en cualquier monte, tirados por impedir que grandes empresas terminen de dañar lo poco que queda de los recursos naturales.
No se puede pertenecer a la comunidad LGTBIQ+, porque, de forma constante y con aumentos significativos, año tras año, serán amenazados, discriminados, heridos y asesinados en cualquier momento y contexto. Pero mucho menos se puede ser de alguna etnia; pues ese solo hecho será un paso seguro a la muerte. Pero no se le ocurra pertenecer a alguna comisión de restitución de tierras ni ser un reclamante; eso sería todavía peor, un tiquete directo a la muerte.
No se es libre en Colombia. Se vive, además, con miedo a la inseguridad que prevalece y por ende, con un temor a que cualquier asaltante le robe a uno los pocos pesos que lleva, aunque, pasando a la corrupción; aterrorizan más los ladrones de cuello blanco, quienes se quedan con la mayoría de dinero por los diferentes contratos, que incluso nunca se logran culminar y que —en muchas ocasiones— ni siquiera tienen un comienzo. Sin dejar de mencionar las coimas y las prebendas que también reciben.
No podemos ser independientes cuando la mayoría de los ciudadanos votan por ciertos candidatos preferidos y la Registraduría da unos resultados diferentes. No se puede votar a conciencia cuando hay candidatos que compran votos y votantes que los venden; como viles sinvergüenzas entregan su futuro a aquellos (otros sinvergüenzas) que en su mayoría han controlado y manejado todo en el país.
Qué independencia se celebra si este país no tiene nada de libre. Después de 211 años no ha logrado serlo: no es un privilegio vivir aquí con tanto miedo a expresarnos, a querer informarnos, a vivir de la mejor manera y a vivir. Coartan y violan los principios generales del derecho; nos restringen y en cualquier momento podemos terminar heridos, en una cárcel por sacarnos un moco, o muertos por el solo hecho de existir.
No podemos ser independientes al habitar un territorio en el que, por medio de sus gobernantes y en cada cuatrienio se roban todo tipo de recursos y en el que la justicia solo se ve de a poco, la cual no resulta tampoco ser independiente cuando por medio de artimañas de los superiores se les obliga a sus funcionarios a actuar de una u otra manera.
Cuál independencia ni qué nada si al escribir esta columna ya me tendrán vetada por el solo hecho de expresarme. Nada para celebrar este 20 de julio, Día de la Independencia. Si en algún momento fuimos libres e independientes, que vuelva aquella época, porque en esta ya no lo fuimos.
P. D. Cómo pueden pensar que hay independencia y libertad en el país cuando el Congreso ha decidido, hoy 20 de julo, por medio de un comunicado no dejar ingresar a la prensa, vulnerando el artículo 20 (derecho constitucional) que reza: «Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura».
No es el caso solamente de Colombia sino de todo hispanoamérica, que desde la «independencia de los Europeos» solamente cambiaron de dueños, nos siguen gobernando los descendientes, tan o mas corruptos y violentos que los primeros.