Con el cese al fuego temporal, pactado entre los negociadores del Gobierno y del ELN, ganan los diálogos de paz que se adelantan en territorio ecuatoriano, las comunidades campesinas y los pueblos afro e indígenas. El proceso de paz gana en legitimidad y viabilidad; mientras que las comunidades y la población civil en general, podrán, durante 4 meses y a partir del 01 de octubre, tener algo de sosiego y tranquilidad en sus territorios, afectados de tiempo atrás por las operaciones de control y los enfrentamientos entre actores armados.
Las buenas nuevas llegan en medio del recrudecimiento de las hostilidades entre combatientes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la Fuerza Pública y las sempiternas fuerzas paramilitares y narcotraficantes que se disputan el control de los territorios que las Farc abandonaron por el proceso de desmovilización que se pactó en el marco de los diálogos de paz que se adelantaron en La Habana. Y por supuesto, la disputa por el control de otras zonas y territorios en donde sobreviven indígenas y afrocolombianos que además de lidiar con los actores armados, sufren la expansión de monocultivos (palma africana, por ejemplo) y la minería legal-ilegal, factores que ponen en enorme riesgo sus proyectos de vida.
Así las cosas, el cese bilateral al fuego, aunque temporal, significa un enorme avance en una delicada negociación que se adelanta entre plenipotenciarios del Gobierno de Santos y representantes del Comando Central (COCE) de la guerrilla del ELN.
Lo pactado el lunes, compromete a la dirigencia de la agrupación subversiva, a cesar actividades de sabotaje a la infraestructura petrolera, a detener los secuestros de civiles y militares y ordenar a sus combatientes evitar enfrentamientos con la Fuerza Pública. De igual manera, el Gobierno se compromete a velar por la seguridad de los líderes sociales y políticos, defensores de derechos humanos y reclamantes de tierras, sector poblacional que viene siendo blanco de las llamadas “fuerzas oscuras” que a toda costa, con la anuencia de militares, policías y sectores de la sociedad civil, buscan torpedear no solo la fase de implementación del Acuerdo Final pactado con las Farc, sino la viabilidad del proceso de paz que se adelanta en Quito, entre el ELN y el Gobierno de Santos.
Por supuesto que gana el Medio ambiente por cuenta del cese temporal de las acciones de rompimiento y abolladuras que el ELN adelantaba contra el oleoducto Caño Limón- Coveñas. Además, porque las acciones de guerra siempre conllevan afectaciones socio ambientales.
Sin duda, Colombia debe recibir con esperanza y regocijo la decisión adoptada por el Gobierno y la comandancia del ELN. Así sea temporal, estamos ante una decisión política y militar que indica que las partes han alcanzado un nivel de madurez y de responsabilidad política con el momento histórico que vive el país, hecho que hace pensar en que pronto puedan llegar a un acuerdo final, que le permita al país vivir un escenario de Paz Completa, teniendo en cuenta que el proceso de paz con las Farc va por buen camino en su fase de implementación.
Es importante que las comunidades y otros sectores, hagan veeduría a lo pactado, para evitar que el cese bilateral del fuego se rompa por escaramuzas, hostigamientos u operativos militares de parte y parte.