Censura y represión: heridas que deja la hipocresía del Gobierno Duque

Los vestigios que deja este gobierno infante trasgreden la verdad, la moral y la libertad de los colombianos. Dos heridas gravísimas, por encima del resto, nos avisoran lo que se viene para los próximos años. La tarea es no rendirse y seguir pujando por lo justo.

Opina - Política

2018-12-11

Censura y represión: heridas que deja la hipocresía del Gobierno Duque

El temor que padecíamos comenzando el año 2018 se materializa comenzando el año 2019: se presume y cacaraquea un desaire primitivo de mal gobernanza. Pero no son simples inadecuadas interacciones esporádicas, lo que está pasando NO es fruto de errores inocentes por vacíos administrativos o de conocimiento de causa.

Cada acción, cada trauma, cada posición beligerante, cada ley, cada mentira, cada embarrada, es a propósito, todo tiene un fin coercitivo y apabullante, cada una de las órdenes que vienen desde las cúspides de los nobles organigramas que componen las esferas más ilustres de nuestros esquemas políticos, constituyen una verdadera intención de acoplar, de herir, de cagarse en la gente que entiende que los contextos sociales y económicos se están yendo a la ruina: tienen intención de cagarse en la gente que intenta unir fuerzas para cambiar el rumbo de la perorata constante e incapaz que ha sido la gestión de Iván Duque hasta ahora.

¿Acaso en campaña no era Iván Duque quien rechazaba la represión que el gobierno de Maduro efectuaba contra las personas que marchaban en Venezuela? ¿Acaso en campaña no era Iván Duque quien aplaudía y halagaba por Twitter a los jóvenes que se manifestaban en el vecino país?

Las manifestaciones de los pueblos en nuestro país son aclamadas y apoyadas, siempre y cuando se realicen en el exterior. Este gobierno hipócrita apoya las marchas que le convienen, oculta con los medios las que no le convienen tanto, y reprime miserablemente las que se encauzan fronteras adentro de Colombia.

Represión

Nos disolvieron con gases y con disparos. La tanqueta negra subía y bajaba rápidamente haciendo giros en U en las esquinas. Apuntaron a nuestros cuerpos estáticos por entre un orificio escondido que tienen las tanquetas del escuadrón negro: por unos segundos temimos por nuestra integridad, pero esa vez decidieron no disparar.

Un hombre corría con alrededor de 10 niños cogidos de sus manos, todos llorando, a causa del esparcimiento de la sustancia en el aire. La calle Barranquilla, que linda con la Universidad de Antioquia, se vació por completo al momento en que la multitud escuchó el grito temeroso de los celadores: “¡Ahí viene el Esmad!”.

Algunos testigos, cuadras arriba, debieron alejarse por cuestiones de ahogamiento. Hasta allí llego la marcha que había durado más de 8 horas pacíficamente, y que congregaba sindicatos, estudiantes, profesores, personas desempleadas, y miles y miles de indignados.

La historia se repite una y otra vez, con peores consecuencias. En Medellín hubo 5 heridos el 6 de noviembre.En Cali, hubo 3 heridos (uno con lesiones críticas) el 15 de noviembre.En Bogotá, hubo 8 policías heridos y capturaron a 18 personas el 8 de noviembre. Valparaíso, Popayán, Cauca, Nariño… Las protestas no cesan, y las ganas del gobierno de aplastarlas tampoco.

Hasta ahora este gobierno se da cuenta de lo fácil que es que un país se muera. Las protestas en Francia, (que tenían de todo menos pacifismo) obligaron a las estructuras políticas a ceder. Las protestas en Venezuela, tampoco pacíficas, y la constante violencia como respuesta del gobierno, se terminaron de tirar el país. Ahora, Colombia, camina descalza entre clavos de sevicia política, hacia el mismo camino del acabose, si el gobierno no cede y obliga a que el país se le vaya encima.

Pero cómo darnos cuenta de que al final del día no somos más que ciudadanos, no somos más que víctimas TODOS. Con los cascos abajo, en aquella marcha a la que asistimos el 28 de noviembre, nos cruzaban de frente los integrantes del Esmad y algunos cuantos policías ya cabizbajos, aporreados, queriendo ir a sus hogares, con sus familias. Nadie se dijo nada. La guerra había acabado.

Estudiantes, sindicalistas, desempleados, uniformados, agentes, desconocieron sus diferencias al caer la noche. Cada uno, exhausto, tomó su respectivo camino. Como si hubiesen dicho: fin del juego.

Mientras caminábamos, apenas si escuchábamos la voz de una mujer, opacada por aquel traje negro y amurallado, que caminaba al sentido contrario en que íbamos: “Uy no, qué cansancio tengo”.

Nos miramos a los ojos un segundo, y entendimos que mientras nos matamos en las calles agentes del Esmad y estudiantes, sindicalistas y policías; quienes toman las decisiones por las cuales nos estamos matando, siguen empeorando las estructuras sociales y políticas sin recibir el más mínimo castigo, y sin incomodarse, desde lo amplio de sus oficinas y esquemas burocráticos.

 

Censura

La Tele Letal

El rumor a nivel nacional corrió por primera vez de cuenta de La Tele Letal. En sus últimos programas habían estado parodiando (sin mencionarlo explícitamente) con la censura que contra ellos se podría ejecutar por parte del uribismo, o el daño que les podrían causar si continuaban realizando ciertos comentarios incómodos.

En la sección ‘Para ahí’, donde se levantan Moure y De Francisco del sillón para observar videos políticos virales en un televisor, con Doña Anciana como comentarista de los mismos, siempre ironizaban con los personajes del Centro Democrático adulándolos y haciendo comentarios ‘positivos’ sobre su gestión.

En el momento en que Doña Anciana metía la pata y hacía un comentario negativo o crítico, le decían: “¿usted nos quiere perjudicar?”. En la introducción de la sección en el último capítulo, Moure decía:ya está aquí la sección favorita de todos, pero que nos ha metido en problemas por Doña Anciana, con unas declaraciones que hizo contradiciendo al Presidente Duque”.

En ese mismo capítulo, (el último) De Francisco decía: “cosa que diga Doña Anciana por favor que le caiga el peso a ella, porque Néstor Humberto ya nos dijo que más suave – Y Moure replicaba – Órdenes de abajo, del infierno. Mucho cuidado.” Muchos chistes para una realidad de censura que es vigente y que, de antemano, sabíamos y avizorábamos mucho tiempo atrás desde la redacción en este medio digital.

Poniendo como ejemplo los exilios y censuras que hubo en la presidencia de Álvaro Uribe con periodistas y otro tipo de personas, recalcamos que detrás del mandato de Duque, con la influencia del expresidente, se concrecionaba una sopa macabra de acallamiento y jurisprudencia engañosa para con los medios, como la que se gesta con la ley del regulador convergente.

La Negociación, el documental

Sólo unos cuantos tuits de Uribe bastaron para que el debate se creara: ¿lo correcto era interrumpir la función del documental en las salas de cine colombianas porque el expresidente tuvo una queja sobre su contenido? Diversos medios llegaron a afirmarlo: “Censurado el documental La Negociación por reclamaciones de Uribe en Twitter”.

¿Cómo no han acabado con nosotros? ¿Volveremos a aquellos tiempos donde los noticieros nos presentaban reportajes como ‘El fin de una era” de RCN que muestra a Álvaro Uribe como un héroe de la historia nacional?

Incluso las fachadas llamadas comunidades internacionales, y que cumplen esporádicas obras de teatro diplomáticas, han puesto sus ojos unánimemente belicosos en la desdeñable cotidianidad del ciudadano colombiano, y están cuestionando la labor del nuevo gobierno.

Analicen allá en el exterior, ustedes: cómo el acaparamiento informacional y de entretención de todo un país de 50 millones de personas, debe ceder a las suspicacias y tuits que un individuo realice, al igual que, las decisiones políticas más importantes, también están bajo su premeditación.

Puros Criollos y un dizque proyecto de ley para las tecnologías de la información

El programa Puros Criollos, del canal de televisión pública Señal Colombia, dejó de emitirse repentinamente el día 6 de diciembre de 2018. Su presentador, Santiago Rivas, había salido ese mismo día en un video de La Pulla criticando acérrimamente el proyecto de ley del Gobierno Duque que ‘moderniza’ el sector TIC.

Rivas considera que esta reforma “está obedeciendo a intereses privados y está afectando o va a afectar negativamente a la televisión pública” y junto con María Paulina Baena, enumeró 5 problemas principales, con los que denunciaron que el proyecto, entre otras cosas, le da mucho poder al gobierno sobre los canales públicos, les resta independencia, y les deja una posible desfinanciación que los llevaría a desaparecer. (Desfinanciación: una palabra muy concurrida en el gobierno de Duque).

Rivas entonces denunció, más tarde, cuando se llevó la sorpresa de que Puros Criollos no se emitiría, que el corte repentino del programa se debía a un ataque de censura por haber expresado su opinión en ese y otros tantos videos sobre el proyecto de ley del sector TIC.

Luego del jolgorio que se creó en redes sociales, y con la pelea que le dio el público a la supuesta censura, el gerente de RTCV habló en un video en el que afirmó que era falso, y que el programa no había sido censurado.

Una situación poco convincente… Y si esto es así ahora que no se ha aprobado la ley, ¿se imagina cuando este proyecto se apruebe y todos los contenidos de los canales públicos tanto de radio como de televisión (incluyendo sus contenidos en internet) sean previamente supervisados por la presidencia y regulados por 5 personas escogidas también desde esta instancia política?

¿Ahora no se puede tuitear sobre el Grupo Aval?

¿Qué pasará con quienes creamos contenido digital de análisis crítico? ¿Nos condenarán por pedir a las personas pensar y dudar sobre la información? ¿Habremos de ser vistos como potenciales delincuentes por expresar nuestras opiniones y por deliberar sobre errores y malignidades y perversiones del gobierno de turno y de los imperios económicos más grandes?

La historia de #NoAlGrupoAval ya ha sido replicada en todos los medios, y Mafe Carrascal, que se ha apropiado de la campaña del paro, ha anunciado obligatoriamente que su intención en todo esto es personal, causada por la indignación que sufre toda persona pensante, ante la salpicadura del ente financiero en la desvergüenza del caso Odebrecht en nuestro país.

El problema es que hasta la misma Vicepresidenta tachó de ‘muy urgente’ que se diera trámite a una denuncia en contra de todos aquellos que comenzaron en Twitter la incentivación de dejar al Grupo Aval a un lado, y el Superintendende bancario, Jorge Castaño, fue quien se encargó de ejecutarla.

¿Y son ellos los responsables de causar pánico económico? ¿Acaso los responsables no deberían ser esos que recibieron sobornos y que dejaron la reputación de todas las instituciones por el suelo? Quien denuncia y se indigna en Colombia con las irregularidades y corruptelas, siempre recibe el peor trato, siempre es el delincuente, siempre tendrá la muerte atrás acosándolo y los medios destrozándolo.

Las heridas quedan abiertas: censura y represión, han sido los dulces del insaciable chiquillo que no para de comer y de titubear y cantar en público. El mensaje es, ¡No os rindáis! No es momento de perder la esperanza. Todo lo contrario. El 2019 materializa todos los temores que anunciamos en el 2018, y llegó la hora pues, de combatirlos.

 

Foto cortesía de: Rtvc

( 2 ) Comentarios

  1. ReplyALFONSO RODRIGUEZ CRUZ

    Excelente direccionamiento en relación con la realidad del País Colombia.Que desgracia de gobernantes corruptos con leyes, hechas a la medida de incentivar a más delincuentes.Lejos de pensar como nación, más bién arremeten para perpetuar la CORRUPCIÓN.Felicitaciones a la OREJAROJA.COM.ARC.

  2. Tanta verdad y falta otras aberraciones, que ya se hace insoportable continuar sobretodo con tanta sorna, descaro y corrupción impuesta por el actual gobierno del Duque de Uribe y sus sicarios morales.

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Hernán Muriel Pérez
Comunicador social - Periodista, Redactor-Editor, Fundador de Cofradía para el cambio - Copec