Columnista:
Santiago Carvajal
Carlos Ballesteros es una ficha curiosa en esta contienda política, por su situación actual en temas de alianzas y el apoyo que se le fue retirado por parte del Pacto Histórico, en respuesta a la ofensiva que están emprendiendo la Presidencia de la República y sus sectores aliados para convertir a Medellín en un territorio afín a la institucionalidad de este gobierno.
Se ha mostrado reacio a generar alianzas con los demás sectores alternativos y se mantiene firme en su contienda política, En mi opinión, una posición bastante admirable debido a la determinación con la que el candidato se ha mantenido en el frente de la guerra política que se ha tomado Medellín, donde más de 10 candidatos buscan instalarse como la nueva administración.
Es lamentable ver el arrebato del Gobierno Nacional al querer desesperadamente agarrarse del barco que lo lleve más lejos en la carrera por la alcaldía, dejando incluso de lado al candidato del Polo Democrático, Ballesteros. Quien a pesar de tener una trayectoria política en el sector público más limitada que los demás candidatos, sí que ha demostrado una seguridad y pacifismo destacable, en su forma de hacer política. Sobretodo en los debates donde se le es pedido que critique a otros candidatos
Ballesteros tiene una trayectoria destacada más en el sector privado como abogado litigante y como profesor, ya que su mayor experiencia en el sector público es haber sido concejal. Como candidato tiene propuestas interesantes que lindan con lo alternativo, lo progresista y demás valores con los que se identifica y trabaja tanto el cómo su partido, siguiendo y siendo acorde con la línea política e ideológica de su partido. Tiene ideas bastante buenas en el sector cultural y social. Cree en el diálogo y en las alianzas con los sectores que conforman la ciudadanía, pero se queda corto en el cómo va a concretar estas alianzas.
El único problema que enfrenta Ballesteros es que el Polo no tiene mucha determinación y poder de convocatoria en Antioquia, al ser esta tierra una de las más conservadoras del país y que por consiguiente un partido que es más progresista y ligado a la izquierda terminara lógicamente opacado, en especial por la alternativa por la que se decanta la derecha y los sectores tradicionales, Federico Gutierrez
Ballesteros lleva las banderas de un partido y una ideología que no le permitirá avanzar, a no ser que se una a sectores que le ayuden a dar un brinco en la contienda política, no solo en las elecciones, sino también todos y cada uno de los días en que la política y los grupos sociales trabajan por Medellín, Antioquia y Colombia.
No es de extrañar que haya una ironía en todo lo que estoy diciendo al cuestionar un poco la desesperación con la que el gobierno de Gustavo Petro quiere instaurarse en las distintas zonas del país. Es normal en la política que se necesiten hacer alianzas constantemente incluso en ocasiones dejando de lado algunos tintes políticos e ideológicos con los que un candidato seguramente en otras condiciones no se decantaría por dejar de lado; no nos tiene que gustar, pero así como el reino animal tiene sus propias costumbres que no podemos cambiar ni estigmatizar por el tema de estar en otro contexto diferente al propio. Así también la política se puede ver como una caimanera donde todo lo que caiga al agua y tenga presencia y atractivo terminará por ser puesto en la mira de los entes políticos.
A Ballesteros, sólo puedo recomendarle que sea un poco más flexible en su forma de hacer contactos políticos y alianzas, es menester recordarle que está en un mundo donde las alianzas y los contactos lo son todo y donde se debe de ser más abierto con otras posturas. No necesitamos más gobiernos que se vayan a un extremo o al otro, necesitamos trabajar como comunidad con todos los actores del reparto.
Pero reitero mi admiración por su capacidad de sobreponerse a las situaciones difíciles, su gran ética y su forma de hacer política sin atacar a nadie. Y le recomiendo que sea más abierto, más concreto y más detallado en sus propuestas para que la gente, en especial los jóvenes se puedan decantar por el camino que usted mismo propone.