En un ambiente menos libreteado y con más oportunidad de discrepar, responder e interpelar, se reunieron en el Caribe algunos de los candidatos a la Presidencia para exponer sus propuestas para la región y el país en lo que sí pareció el primer debate presidencial. La jornada dio para todo.
La discusión arrancó en forma cuando se tocó el tema de la corrupción y del poder político. Por un lado vimos que Sergio Fajardo se soltó. Tras semanas en la arena con miedo a tocar aguas, finalmente sentó posturas más directas que lo hacen resaltar. Apuntó hacia la Corte Suprema y sus tres expresidentes corruptos, así como a la Fiscalía y su exfiscal anticorrupción capturado por corrupto.
Nadie entendía por qué estaba tan tibio Fajardo encontrándose en una Coalición con Jorge Robledo, a quien no le ha temblado nunca la voz para señalar con nombres claros, y con Claudia López, que tampoco ha sido ajena a ese debate y que de no ser tibia en ocasiones termina respondiendo con imprudencia a peleas que no debería dejarse casar.
Ante la propuesta de reducir el Congreso, mermando así el acceso de las minorías a la toma de decisiones, De la Calle fue certero y criticó el grave error que sería la creación de una élite privada en Bogotá. En sus intervenciones, a pesar de que generaba menos reacción del público, se le notaba mucha claridad y el amplio conocimiento que tiene del país y sus necesidades. Es quizás el candidato mejor preparado, pero el que más están obviando los electores.
El debate continuó: “Es costoso (el número de congresistas), se quedan anquilosados en el poder. No podemos quedarnos con el sentido complaciente de seguir con las políticas erráticas y fallidas que nos han llevado a que este país se lo esté carcomiendo la corrupción”, dijo Iván Duque, el candidato del expresidente Uribe, que se hizo reelegir, luego puso a Santos de Presidente y ahora quiere ponerle reemplazo en compañía de su extensa bancada en el Congreso y del expresidente Pastrana que tanto criticó la gestión de Uribe. Es más, el Centro Democrático votó en contra de esta propuesta cuando la senadora Claudia López la llevó al Congreso.
Si hay políticas erráticas y fallidas en Colombia es de cuenta de quienes han estado en el poder, y en eso Duque no debería meterse, pues tiene detrás todos los errores de esos fatídicos gobiernos. Y aunque Santos no ha dicho que lo apoye, su única experiencia para mostrar en esta carrera electoral se la debe al gobierno que tanto critica y que tiene a su hermano Andrés Gregorio Duque Márquez trabajando en la Embajada colombiana del Vaticano.
De la Calle hizo énfasis en luchar contra las penas irrisorias que pagan los corruptos, generalmente en casa por cárcel, con brazaletes que no sirven para nada, pues se cumplen las penas de manera fraudulenta tomando Whisky en los clubes.
Fajardo llamó a no dejarse engañar, pues la corrupción entra al poder en las elecciones y el primer punto para combatirla es votar por personas honestas. “Miren las fotos de las campañas, miren quiénes están con quién, y ustedes saben quién se va a robar la plata en nuestro país”.
Petro recalcó su lucha contra los falsos positivos y la parapolítica. Mientras en el fondo Vargas Lleras e Iván Duque hablaban de cerquita. “Por eso hay falsedad cuando se habla de luchar contra la corrupción, pero se pertenece a verdaderas asociaciones para delinquir”.
Luego, Duque le tiró a Fajardo “La lucha anticorrupción también necesita coherencia y consistencia; pero que no me vengan con eso cuando hacen alianzas con el partido que utilizó Samuel Moreno para desfalcar a Bogotá”.
Leyendo esta frase de Duque se puede ver que lo primero que hace es darles la razón a quienes lo critican al utilizar el adverbio ‘también’ y enlazarlo con la conjunción ‘pero’ que sirve para oponer un concepto a otro para matizarlo, es decir, con la psicología del lenguaje en la mano, Iván Duque es conciente del partido en el que está, pero poco le importa. Por eso su estrategia es decir que la lucha anticorrupción necesita coherencia y consistencia (que él no puede darle) así que mejor miremos lo que otros han hecho mal.
Y fue Petro quien le respondió (en un descuido del moderador que no entendió que la mención era para Fajardo) que él había denunciado a Moreno y posteriormente dejó el partido. Luego le preguntó si él, que acabó de conocer los falsos positivos obra de su líder de partido, sería capaz de hacer lo mismo. Duque se sonrió y bajó la cabeza. El lenguaje corporal lo delató durante todo el evento.
El cinismo de Iván Duque es tan grande que si uno no lo conociera, pensaría que habla del jefe de su partido cuando critica y ataca la corrupción, la perpetuación en política y el clientelismo. Pero no es tan caradura como Vargas Lleras, que seguramente logró que Luis Carlos Galán se retorciera en su tumba cuando lo mencionó para darse fuerza como líder de la lucha anticorrupción y gritó: “¡No más mermelada!” Mientras en el fondo Fajardo se reía sutilmente.
¿Será que cuando Vargas Lleras dice «Es fácil hablar de corrupción. El gran logro es administrar y administrar bien» se refiere a lo que han hecho en La Guajira? No se sabe. Lo único que tenemos claro con Vargas es que si usted se gana el mínimo no debe estarse quejando porque hay millones de colombianos que ganan menos. Esa es su lógica laboral, que va de la mano de Duque, a quien tampoco se le dio nada proponer frente a estudiantes y ciudadanos reducirle aún más los impuestos al empresariado porque así dizque suben los salarios; pero tras varios gobiernos aplicando esta técnica, hemos visto que se enriquecen más los ricos y los pobres trabajan por menos.
También se habló del Proceso de Paz y extrañamente Vargas Lleras salió en defensa de este. Atacó a Duque por sus eufemismos para decir que van a hacer trizas la paz y volvió a marcarse en la línea de continuidad del proceso. Fajardo salió del clóset y dijo que había votado sí y lo haría de nuevo; y que se perdió el plebiscito por falta de pedagogía, lo cual no ha sido secreto para nadie.
En cuanto al tema de Venezuela las soluciones más claras fueron las de De la Calle que habló en concreto de instancias multilaterales e hizo un llamado a no estigmatizar. “Cuidado con el odio al extranjero. Fuimos los colombianos a Venezuela hace años y hoy están viniendo ellos acá”.
Vargas Lleras apareció coqueto, charlatán y risueño. Solo se le dañaba el semblante cuando se hablaba de grandes electores y su mano en la democracia. Pero su irrespeto por el tiempo y por la presencia del público al alzar el tono, ratificó su carácter del coscorrón. En cambio, Fajardo y De la Calle fueron quienes mayor respeto tuvieron por las reglas del debate y sus tiempos.
Al final, en la ronda de preguntas, Duque se puso nervioso porque todos se le fueron encima y empezó a divagar en el puesto y a moverse de forma esquiva. No supo más que responderle el tuteo a De la Calle de una forma igualada ante la experiencia, la trayectoria e incluso la edad del candidato liberal. Después le respondió a Vargas Lleras con varios titubeos y se caracterizó durante todo el debate por tratar de generar polémica sin responder en realidad las preguntas que le hacían.
Queda esperar a ver cómo sigue evolucionando el debate y cómo afectan estas discusiones a la intención de voto de los ciudadanos. Lo cierto es que los candidatos en este oportunidad se fueron de frente contra Iván Duque, su inexperiencia y la incoherencia que reflejan sus palabras y promesas en comparación del partido que representa y defiende. Las encuestas empezarán a variar, seguramente, pero aún queda tiempo para tener claro quiénes son los dos candidatos que llegan a segunda vuelta o si alguien logra reunir lo necesario para arrasar en la primera.
Adenda: En este debate como en el de Antioquia, brillaron por su ausencia las mujeres, que nadie sabe qué sorpresa puede dar la que algún día fue una gran Fiscal y una política liberal; pero que hoy hace campaña de iglesia en iglesia promoviendo luchas que van en contra de la libertad y el derecho que tanto pregonó. Piedad Córdoba, por su parte, tiene perdido hasta el voto de las FARC, y más si se pone a señalar apoyos del grupo exguerrillero a la campaña de Petro para luego correr a borrar el video.
Ambas estarán en el Debate del Pacífico el próximo 11 de abril y siguen pasando de arrastre los otros dos candidatos del tarjetón, los promotores étnicos del voto en blanco y Jorge Trujillo del partido por el cual Clara López estaba llevando su aspiración en solitario.
No sé qué debate vió usted. Sus comentarios están cargados de sectarismo y su objetividad es nula.
parece que se toma partido contra
Duque y eso le resta objetividad a los comentarios
parece que se toma partido contra
Duque y eso le resta objetividad a los comentarios. No veo lo alternativo.
Totalmente de acuerdo con el sr. Valencia V.
El desastre en Colombia, era lo que había en 2002.
Los dos gobiernos de Uribe, cambiaron el país.
Veo con preocupación que se olvidaron de las pescas milagrosas y los secuestros y el estado de la economía. Un sociedad que olvida su historia está condenada a repetirla.
En el 2002, Colombia era un desastre
La economía para atrás, secuestro y pescas milagrosas por todo el país
Mala memoria