Columnista:
Juan David Muñoz Quintero
El pasado 17 de febrero del presente año, la Defensoría del Pueblo emitió la alerta temprana A 004-2022 en la que advierte sobre la posibilidad de que en algunos municipios del país se presenten vulneraciones a los derechos humanos en el marco del proceso electoral. Para el departamento de Antioquia se identifican 7 municipios categorizados como de «riesgo extremo», entre los cuales se encuentran Medellín y Bello que, según esta alerta, requieren especial atención debido a la presencia de fuertes estructuras delincuenciales susceptibles de ejercer constreñimiento electoral, atentados y otras formas de violencia.
En el mismo sentido, la Fiscalía General de la Nación, catalogó al departamento de Antioquia como uno de los departamentos con alto riesgo de fraude y corrupción electoral. Allí, de nuevo aparece Bello como uno de los municipios en donde se advierte una alta probabilidad de acciones violentas e irregulares que pueden perturbar el correcto funcionamiento de los comicios que se llevarán a cabo el domingo 13 de marzo.
Que Bello esté en alto riesgo electoral no es nuevo, en la alerta temprana N.° 035-19 emitida por la Defensoría del Pueblo para las pasadas elecciones locales en el año 2019, Bello fue uno de los dos municipios de alto impacto urbano que en Colombia registraron niveles extremos de riesgo por la presencia de grupos armados ilegales y su incidencia en el proceso electoral. Si se hace un rastreo de años anteriores y se revisan informes como los de la Misión de Observación Electoral (MOE), se identifica que el municipio de Bello siempre ha sido catalogado en riesgo medio, alto o extremo de violencia y fraude electoral, lo que ayuda a explicar cómo se han sostenido los últimos gobiernos locales en la ciudad, a pesar de no gozar de buena imagen ante la ciudadanía e incluso de tener condenados por parapolítica y corrupción en sus filas.
Para las actuales elecciones, además de las alertas tempranas que emitieron las instituciones mencionadas, en las calles y directorios políticos de la ciudad, también se percibe la sensación de un riesgo alto para estas contiendas electorales. No obstante, a diferencia de años anteriores, el alto riesgo que se percibe no tiene uno, sino dos rostros: por un lado, está el rostro de siempre —el de la probabilidad de fraude— el rostro que preocupa e indigna al pueblo, pero que poco inquieta a quienes ostentan el poder actualmente. De otro lado, está un nuevo rostro —el de las nuevas ciudadanías— el rostro que busca detener esa posibilidad de fraude y, por tanto, se convierte en actor colectivo que constituye un alto riesgo para los corruptos atornillados en el poder.
Así las cosas, Bello se mueve entre esos dos riesgos: uno percibido por toda la ciudadanía —el del fraude electoral— referenciado en alertas tempranas e informes oficiales, y otro percibido solamente por la clase política tradicional (y sus aliados legales e ilegales), que ve cómo cada día aumentan las probabilidades de perder una de las más grandes e importantes trincheras que tiene el viejo poder en Antioquia
Queda esperar el desenlace, este 13 de marzo se conocerá cuál de los dos riesgos se consuma de forma más contundente… ¿Será que la unificación de los grupos armados ilegales por medio del llamado «Pacto del Cerro Quitasol» y la llegada a Bello del parapolítico Óscar Suárez Mira alcanza para que triunfe la violencia y corrupción electoral sobre la esperanza? ¿Será que el despertar de la ciudadanía, potenciado por la ola verde y el pacto multicolor que se ha tomado los barrios del municipio, pueden derrotar a las viejas estructuras políticas? Ya veremos… Lo cierto es que Bello está cambiando, la ciudadanía se cansó de autoflagelarse eligiendo a sus verdugos. Desde los sectores alternativos han emergido nuevas voces que renuevan la esperanza y desde las ciudadanías libres emerge una fuerza de cambio que puede ser incontenible.
En estas elecciones, Bello no solo elige congresistas y vota las consultas presidenciales, estas elecciones representan la primera batalla —de cara a las elecciones locales— entre las ciudadanías libres representadas en los sectores alternativos contra los clanes corruptos y sus estructuras criminales. En esa lucha, cada bloque emplea lo mejor que tiene en procura de aumentar el riesgo que le favorece y disminuir el que le perjudica.
En ese sentido, desde hace semanas, el bloque de los corruptos viene empleando su arsenal de violencia y trampas contra las campañas alternativas más fuertes del municipio, muestra de ello es que están pagando dinero a las personas por dañar la publicidad de León Fredy Muñoz, uno de los principales representantes de los movimientos alternativos en Antioquia. Por su parte, estos últimos sumado a las ciudadanías libres del municipio, han hecho del carnaval, de la visita casa a casa y de la pedagogía cotidiana, sus principales herramientas de lucha política.
Sin embargo, es preciso que todos los ciudadanos que quieran derrotar al viejo poder desde la trinchera bellanita, empiecen a incorporar en sus repertorios de acción, la participación directa en los procesos de veeduría electoral. Concretamente, se hace necesario no solo votar e invitar a votar por los alternativos, sino también convertirse en la primera línea en el cuidado de los votos. Se precisa, en tal sentido, la conformación de un gran bloque de testigos electorales bellanitas que pongan freno a los intereses corruptos del viejo poder.
En síntesis, si la ciudadanía de Bello se articula en un gran bloque de testigos electorales, logrará disminuir el riesgo de corrupción en las actuales elecciones y, al mismo tiempo, logrará poner a los corruptos bellanitas en alto riesgo de desaparecer de la escena política local para las elecciones del año 2023.
