El fútbol trasciende la esfera estrictamente deportiva y se constituye en muchas ocasiones en una práctica social que genera lazos colectivos de identidad, camaradería y rivalidad. El fútbol funge como una especie de pegamento social que integra una diversidad de sujetos sociales y los agrupa alrededor de un balón.
Los más osados dicen que este deporte corresponde, incluso, a un factor de construcción de nación (véase el patriotismo nacional en el mundial de Brasil 2014 y el inminente patriotismo en el de Rusia 2018) en tanto se puede crear una serie de símbolos, gramáticas y discursos que hacen actuar a los individuos de determinada manera.
Esos lenguajes, símbolos, gramáticas y discursos son los elementos que crean las identidades, camaraderías y rivalidades en el mismo. Son una serie de manifestaciones que dan cuenta de una diversidad cultural y social que tiene reflejo en las expresiones propias de un deporte popular, que no tiene clase social y que se volvió parte del imaginario colectivo.
Muchas veces esos lenguajes del fútbol generan en la ciudadanía y en la opinión pública unas reacciones negativas en tanto hacen ver a fenómenos adscritos a él como nuevas formas de violencia y de criminalidad. Hago referencia específicamente a la manera errónea como los medios de comunicación han llamado a las “barras populares”, pretendiendo importar un término como “barra brava” cuyo origen no se encuentra en Colombia.
Las denominadas “barras bravas” son agrupaciones de hinchas organizados que intentan mostrar a través de diferentes manifestaciones la pasión, el amor y la lealtad a un equipo. El auge del apelativo se empieza a popularizar fundamentalmente en Argentina a mediados de la década de los 60’s donde estas agrupaciones empiezan a tener características similares como la ubicación en las tribunas populares de los estadios, utilización de instrumentos musicales como los bombos y trompetas, y los cantos imparables durante los 90 minutos del partido.
No obstante, el término “brava” más allá de las anteriores prácticas también deviene de una significación negativa a la violencia al consumo y tráfico de drogas. El término “barra brava” corresponde a la denominación de un fenómeno popular cuyas prácticas en el imaginario colectivo representan todo lo malo del fútbol.
Como fenómeno de masas, expresión popular y reflejo de la sociedad colombiana en general, las barras populares en Colombia, que nacen aproximadamente culminando la década de los 90, han tenido problemas de enfrentamientos violentos y consumo de drogas de sus integrantes.
Sin embargo, en ciudades como Medellín las barras populares han liderado iniciativas encaminadas a cambiar la imagen del barrismo en la ciudad y se han encargado de formular proyectos, de la mano de la institucionalidad para transformar a las Barras Populares de una expresión colectiva conflictiva a una expresión colectiva de generación de convivencia en la ciudad.
El pasado 12 de noviembre de 2017, previo al clásico antioqueño, la “Rexixtenxia Norte” y “Los Del Sur”, barras populares del DIM y de Atlético Nacional respectivamente, junto a la administración municipal y el programa “Cultura Fútbol” tomaron la iniciativa de realizar una serie de murales ubicados en el deprimido de San Juan con La 80, con los cuales buscaban generar un espacio de representaciones artística a través del fútbol y generar un mensaje de convivencia y paz.
Estas acciones son un aporte importante para la transformación de la imagen de estos sujetos sociales colectivos frente a la opinión pública y un llamado importante a la no agresión por temas deportivos. Son iniciativas que desde las Barras Populares y la institucionalidad invitan a la construcción de tejido social desde el deporte; por este tipo de actos, como decía Jorge Valdano “el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”.