Bajo Cauca, corrupción y la red hospitalaria

A pesar de la gran inversión que ha recibido, proveniente de recursos públicos; de todos los retrasos y más de doce años de espera, incluido el tiempo en la compra de los predios; la institución Hospital Regional del Bajo Cauca no ha podido abrir sus puertas.

Opina - Corrupción

2019-07-22

Bajo Cauca, corrupción y la red hospitalaria

Autores: Alonso Rodríguez Pachón/Óscar Pastrana Londoño

 

Al flagelo de la guerra reciclada que afronta el Bajo Cauca se suma un ingrediente adicional: la corrupción. Esta zona de Antioquia es también fiel reflejo de lo que pasa en Colombia a nivel nacional, pues ha sido desde hace varias décadas dominada por castas políticas y terratenientes que han controlado, a sus anchas, cargos de elección popular y han cooptado burocracia según sus intereses particulares, en todos los niveles, incluyendo la salud.

La subregión del Bajo Cauca está integrada por los municipios de Cáceres, El Bagre, Nechí, Tarazá, Zaragoza y Caucasia (su capital) donde es sede del Hospital Cesar Uribe Piedrahita, el único de segundo nivel de atención para una población que ya supera los 312 mil habitantes, según cifras del DANE del año 2016, compartidas por la Agencia de Gestión y Colocación de Empleo de Comfenalco Antioquia.

Es por eso que, previendo el crecimiento de la población en el Bajo Cauca y siendo conscientes de las pésimas condiciones de la oferta del servicio en la red pública hospitalaria, no sólo en Antioquia sino en casi toda Colombia; la Gobernación de Antioquia comprendió que para poder atender la gran demanda de la región en temas de salud debía construir un nuevo centro hospitalario que diera respuesta a las necesidades de sus habitantes.

Fue así como bajo la Gobernación de Luis Alfredo Ramos Botero, y con motivo de darle cumplimiento al plan de gobierno de aquel entonces, el 3 de agosto del año 2010 se dio inicio a la ejecución del contrato que tenía como objeto realizar los estudios y diseños previos para la construcción de infraestructura, de lo que sería el hospital más grande y de mayor complejidad en una de las subregiones de Antioquia, el nuevo Hospital Regional del Bajo Cauca.

Pero a pesar de la gran inversión que ha recibido. proveniente de recursos públicos; de todos los retrasos y más de doce años de espera, incluido el tiempo en la compra de los predios; esta institución no ha podido abrir sus puertas.

Hasta el momento todas las promesas de aquel entonces sólo han quedado en letra muerta y la mega obra en coma.

Actualmente los servicios médicos de la población en el Bajo Cuaca antioqueño están siendo atendidos por el hospital Cesar Uribe Piedrahita, ubicado en el municipio de Caucasia, que empezó a funcionar desde el 19 de julio de 1959; después en 1964 adquirió personería jurídica bajo la Resolución 089 de 1964 de la Gobernación de Antioquia; y en el año 1996, bajo la Ordenanza 44E de la Asamblea Departamental de Antioquia, adquiere la categoría de empresa social del Estado.

Una institución que aún sigue funcionando en la misma casa vieja donde inició operaciones hace 60 años en el barrio El Palmar y que con el paso del tiempo se le han ido añadiendo extensiones para ampliar las unidades de urgencias, hospitalización y cirugía, de esa localidad.

La preocupación está, tanto para el antiguo hospital César Uribe Piedrahita, como para la nueva edificación que aún no ha empezado a funcionar, es decir el nuevo Hospital Regional de Caucasia.

En primera medida porque, tanto para el uno como para el otro, están en juego cuantiosas inversiones de parte de la Gobernación de Antioquia y del Gobierno Nacional, que es dinero de todos.

En segunda medida porque son muchas las necesidades en materia de salud que deberían atenderse, en una zona donde el conflicto armado aún no desaparece y está asociado directamente con las exigencias de la violencia que, lamentablemente, cobra vidas inocentes.

En tercera medida porque a pesar que han pasado demasiados años en los que los gobernantes de turno del departamento se comprometieron a poner en funcionamiento el nuevo y gran complejo hospitalario, existe desconfianza de parte de la comunidad en que ésta mega inversión siga siendo el elefante blanco del Bajo Cauca.

Pero lo que resulta indignante para los bajo caucanos en cuanto a la prestación del servicio en esa región, es que apenas este año se encendieron las alarmas ante las autoridades, donde hasta el momento de la publicación de este artículo no se han pronunciado al respecto.

Según denuncia interpuesta por uno de los coautores de esta nota, el doctor Oscar Pastrana Londoño, en su momento el antiguo hospital dio muestras de corrupción que hoy pasan desapercibidas.

Muestra de ello son los evidentes graves deterioros en sus instalaciones, donde se carece de las condiciones de salubridad básicas, a pesar de lo que se puede evidenciar en imágenes tomadas en el año 2017 y donde el galeno apoya su versión.

Denuncia que le costó la terrible situación de verse obligado a requerir medidas de protección por parte del Estado dadas las amenazas que recibió en su contra, trámite que reposa en la Fiscalía General de la Nación. Eso, por un lado.

Por otro lado, son bastantes años de retraso que la comunidad lleva esperando la puesta en marcha de las nuevas instalaciones con sobre costos o incrementos de valor con respecto al contrato inicial suscrito para la construcción de ese complejo hospitalario.

Son años suficientes para que toda la población despierte dudas sobre la transparencia en el manejo de los recursos, dado el tiempo transcurrido en el cumplimiento de la entrega de la obra. Y así lo corrobora, en gran medida, la versión publicada por Luis Eduardo Peláez Jaramillo el 22 de abril de 2019, uno de los diputados de la Asamblea Departamental de Antioquia

Finalmente, lo que se espera es que en la actualidad el viejo Hospital César Uribe Piedrahita no tenga condiciones deplorables. Asimismo que el nuevo Hospital Regional de Caucasia se ponga en funcionamiento lo antes posible y pueda, por fin, prestar el servicio que todo el Bajo Cauca Antioqueño, el sur del Departamento de Córdoba y parte de Bolívar y Sucre necesitan.

No hay excusas, porque la vida no da espera y esa espera se traduce en corrupción. Mientras tanto los pobladores de la región seguirán siendo atendidos en condiciones no esperadas.

Los pacientes con enfermedades de mediana a severa complejidad tendrán que seguir siendo remitidos a Montería o Medellín como traslados primarios, seguramente poniendo en riesgo su calidad de vida, su salud y hasta tener el riesgo, posiblemente, de quedar con secuelas funcionales de por vida.

 

 

Foto cortesía de: Minuto 30

 

 

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Alonso Rodríguez Pachón
Estudiante de Derecho. Educa, forma, escribe, lee, se equivoca, sobre todo critica y reflexiona, y en lo posible construye. La política: una actitud como "norma de conducta universal".
Óscar Pastrana Londoño
Médico, Anestesiólogo. Sensiblemente social.