“Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum”
Vegecio
El hombre desprovisto de cualquier ideología podría ser tan agresivo como una paloma en medio de una plaza donde todos los transeúntes le arrojan un poco de maíz. Pues la ideología es justamente la creadora de todos los conflictos, y su fatal final llamado guerra. Se pretende que de ella misma se obtenga un resultado diferente, una consecuencia que no sea fatal como la primera: la paz, asi como el final de todos los conflictos. Algo irracional… como todos los inventos del hombre, como el hombre mismo.
Podría ser que Vegecio tenía la razón, la única manera de desear y prepararnos para la paz era recorriendo el largo camino de la guerra que nos separa. Pero eso también es ideología. No hay nada que este desprovisto de ella. Estos tiempos de polarización pueden ser justo lo que estábamos esperando para dejar atrás todo lo que creíamos saber o conocer como verdad, y abrir una puerta a una tercera opción. No la tercera vía de la que hablamos como política económica, esa también tiene sus lastres ideológicos.
La modernidad es una de esas pruebas irrefutables de las nefastas consecuencias de las ideologías; es más hablar de la modernidad misma y de su predecesora la ‘posmodernidad’ empieza a crear conflictos entre el sí y el no de su existencia, entre el sí y el no de su razón de ser. Pero, es justamente del Ser de lo que nos hemos olvidado. En los tiempos de diferencia en todo el globo, donde nos matamos, nos matan, nos miran y miramos mal por el color, el sexo, porque dice que es gris o negro…, el Ser ha sido olvidado, el Ser como verdadera idea para alcanzar los fines del hombre, ha sido consumido, ha perecido bajo el asedio de las ideas políticas y económicas que lo han sacado del centro.
Sí el Ser ha estado bajo asedio. La ideología del tener y el poder consumieron el ser. Y no nos dieron tiempo de prepararnos para la guerra.
A la guerra de ideologías no le importan las fronteras, es más dentro de cada espacio toma partida con nombre y color diferente. Personificada por los mismos, tal vez, en muchas ocasiones. La guerra para muchos se ha convertido en una aventura más, en una experiencia que ellos eligen para que muchos otros vivan. La experiencia nos ha demostrado en este año cuál puede ser el saldo de discusiones por ideologías contrarias (que puede o no ser verdades absolutas). Por ejemplo, en columnas anteriores hablaba que este era el año cero, o de la nueva Colombia, puesto que nos esperaba la paz. Creía no estar equivocado, tengo la convicción de no estarlo; pero la ideología ajena ha demostrado que lo contrarío puede suceder.
Esos que se aventuran a la guerra bajo cualquier paradigma, bajo cualquier método, haciendo ver la guerra como un camino más a la paz… cuán equivocados están. La paz, como dijo Gandhi, es el camino; nuestro único fin es dejar las ideologías que nos hacen daño, encontrar la verdadera humanidad.
“La guerra no es una aventura. Es una enfermedad”
Antoine de Saint-Exupery
Publicada el: 20 Jul de 2016