Autor: José David Lozano
El glifosato es un herbicida que se comenzó a comercializar por primera vez en la década de 1970 por Monsanto, con el nombre de Roundup, con el objetivo de contribuir a la lucha contra el narcotráfico a nivel mundial.
Pero, desde hace décadas se vienen denunciando, por diferentes organizaciones ambientalistas y movimientos sociales, los potenciales efectos dañinos para la salud humana, el territorio, la biodiversidad, los animales y la producción de los alimentos.
Tanto así, que la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo ha clasificado como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”, con base en estudios e investigaciones realizadas a los animales que han sido roseados en las fumigaciones aéreas. Además hay indicios de que actúa como un interruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción.
Ahora bien, el Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Iván Duque, insiste en que la lucha contra el narcotráfico debe ir de la mano del glifosato.
En una reciente entrevista el mandatario asevera que “es necesario contar con todos los métodos para luchar contra el narcotráfico —y además afirma — la aspersión aérea es una herramienta necesaria”.
Pero en la otra orilla política, el senador Petro le reitera al presidente que la “aspersión aérea con glifosato es mortal” e insiste que la solución al grave problema del narcotráfico es concertando con las comunidades campesinas e indígenas y avanzar profundamente en una reforma agraria.
El bien común debe ser la prioridad de cualquier partido político que logra ganar el Gobierno en las elecciones de cada cuatro años para, de esta manera, estar al frente del Estado y, si es así, ninguna multinacional o países potencias económicas puede imponer comercializar un producto que está científicamente comprobado que es potencialmente peligroso para la humanidad.
Más allá de la lucha contra el narcotráfico como bandera política, primero está la defensa de la vida en todas sus manifestaciones, el territorio, el agua, la biodiversidad y la cantidad de especies vegetales que son amenazadas por los plaguicidas y, en especial, por el glifosato.
Además este herbicida amenaza la implementación del acuerdo de paz, ya que allí quedó plasmado el no confrontar violentamente a los campesinos que cultivan la hoja de coca (por necesidad).
Por el contrario, se aboga por brindarles oportunidades laborales o subsidios para que trabajen la tierra, con la prerrogativa que existe con el TLC con EE. UU., firmado por el Gobierno Uribe, en donde los limita a producir solo algunos alimentos porque los otros son obligatoriamente importados.
Según un estudio de la ONG Oxfam, el déficit de la balanza comercial colombiana ha aumentado de 323 millones de dólares en 2012 a 1022 millones en 2014, a solo dos años de la entrada en vigor del llamado Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos (EE. UU.).
«La balanza comercial agropecuaria, sin pesca ni agroindustria, continuó deteriorándose», pues su saldo pasó de 1799 millones de dólares un año antes del TLC (2011) a 1077 millones dos años después de entrar en vigencia el acuerdo, aseguró Oxfam.
Con este panorama solo esperamos que el Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Iván Duque deje de presionar a la Corte Constitucional para que levante la prohibición del glifosato, y tome decisiones sensatas en sintonía con la mayoría de colombianos y con una realidad mundial respecto a este herbicida que amenaza la vida en todas su manifestaciones.
Foto cortesía de: Semana
José David, comparto tus criterios.
Te consulto: sabes si existe algún estudio tendiente a erradicar los cultivos ilícitos empleando insectos que los ataquen selectivamente?.
Otro punto, por qué no emplear a los mismos narcotraficantes capturados para realizar la erradicación manual en lugar de estar cuidandolos 24 horas diarias en una celda?
Saludo cordial
Hola Fernando buena noche! Gracias por tu comentario y leer la columna, respecto a tus preguntas te diría que , Desconozco de algún estudio o investigación que pretenda emplear insectos para erradicar selectivamente los cultivos, respecto a emplear los narcos capturados, nose si lo dices en forma de chanza, pero sería inviable, ya que deben pagar respecto al daño que le hicieron a la sociedad, y esto penalmente es en reclusión ya que son denominados por ley como “un peligro para la sociedad”. Saludos cordiales.