Si hacemos cuentas sobre las veces en que hemos tragado entera la desinformación a la que estamos expuestos como consumidores de noticias, saldríamos perdiendo. Incluso, si restamos a la poca gente que decide ahondar en un tema después de haber sido abordado por cualquier medio. A lo mucho, la mayoría, llegamos a indagaciones banales a través de las redes sociales y así mismo emitimos nuestro juicio porque algo nos ha enseñado tener cuenta en todas y cada una de las redes sociales: cualquier persona puede opinar y hacer pública su opinión incluso cuando no se la pidan o, lo que es peor, sea de poca importancia. Hay otros no solo tragan entero, sino que se convierten en el eco de la primera desinformación.
Y es así como nos encontramos con comentarios y aseveraciones alejadas de la certeza, pero la responsabilidad no es de los medios, insisto: es nuestra por comer cuento.
Hay un tema que viene visibilizándose hace poco: en diciembre del año pasado, el entonces personero de Bogotá, Ricardo María Cañón, presentó una demanda de inconstitucionalidad contra el Código Civil, una ley de más de 2.000 artículos, sancionada en 1873 por el presidente Manuel Murillo Toro, y que es considerada una de las normas de la arquitectura del Estado colombiano.
En palabras sencillas, se presentó una demanda donde se pide sean reconocidos los animales como SERES VIVOS y SINTIENTES pues uno los artículos del Código Civil indica: “Se reputan inmuebles, aunque por su naturaleza no lo sean, las cosas que están permanentemente destinadas al uso, cultivo y beneficio de un inmueble (…) Tales son, por ejemplo: (…) Los animales que se guardan en conejeras, pajareras, estanques, colmenas y cualesquiera otros vivares, con tal que estos adhieran al suelo, o sean parte del suelo mismo o de un edificio”.
Como sabemos, toda demanda de constitucionalidad debe tener concepto del Procurador General de la Nación y, además del anacrónico pensar del señor, como era de esperarse una vez más muchos se enredaron y se tragaron enterita la ‘interpretación’ de los medios.
Varias han sido las publicaciones de amigos cercanos, no tan cercanos y gracias a dios lejanos, con el fatal encabezado: ¡Los animales no son personas!
El pasado 29 de abril estábamos conmemorando el día del animal, quizá uno de las conmemoraciones más llenas de alegría por el proyecto de ley que está en curso en mi país y en gran parte del mundo, por crear conciencia día a día sobre la responsabilidad de tener animales en casa, porque crece esa intención y esa acción de intentar el veganismo como estilo de vida, por frenar y reflexionar sobre «todo lo que me han dicho de la buena alimentación gracias a la carne es mentira”, pero los finales felices no existen, no todavía.
Me gustaría, escuetamente, tomarme el atrevimiento de informar a quienes apoyan al procurador que en ningún momento se está discutiendo, ni pidiendo que los animales sean reconocidos como personas. Es apenas obvio y digno de sentido común.
La lucha, es porque se les reconozca legalmente como lo que son: SERES SINTIENTES.
Por razones obvias y que también ameritan el correcto uso del sentido común: no son muebles o cosas.
¿Qué permite que la demanda siga su buen curso? Permite que de una u otra forma el animal (sin voz, pero con todos los sentidos) sea protegido de crueldad, maltrato y abuso por parte de extraños o de sus «tenedores» que, responsables o no, se hacen cargo de su manutención.
Nadie pelea ni porque se les asigne siquiera una cédula de ciudadanía, ni una participación en la democracia; mucho menos que en un futuro cercano podamos casarnos con ellos.
Esto último, aunque parezca broma, hace parte de algunos comentarios que he estado leyendo en las redes sociales y me resulta gravísimo porque vienen de personas que no se interesan en absoluto por cambiarle la vida a un perro en situación de calle, por ejemplo. Porque estoy seguro que quien tiene una experiencia sensorial y cercana con un animal, no se atreve a dar semejantes declaraciones en algo tan superficial (pero no) como Facebook.
Recordemos lo que bien las abuelas decían: toda broma refleja posición. Reitero la importancia del rol de las redes sociales en nuestra actualidad.
Por otra parte, me parece más que pertinente subrayar enfáticamente que el interés por accionar en contra del maltrato hacia los animales es porque afecta a la salud mental de la población, particularmente de los niños. ¿Qué ejemplo estamos proyectando sobre nuestros hijos cuando abandonamos un perro? Por ejemplo. Recordemos que el abandono también es maltrato.
Es entonces donde entran a jugar varios cuestionamientos tales como ¿Cuál es el mensaje que transmitimos a los niños al ser testigos de ese maltrato? En esta medida, hacer algo por los animales también es hacer algo por los niños y su sentido de pertenencia por el ambiente. Así pues, podemos seguir hasta llegar a lo más importante que bien podría ser la salud pública y todo ese camino recorrido por defender los derechos de un animal, de un simple perro (como aseguran los más “superiores» de la raza humana).
Estamos anclados y no sólo políticamente, varios países avanzan en este proyecto de ley porque el argumento es simplemente obvio: digamos que soy testigo de un caso de maltrato animal y no puedo ir a una fiscalía, a la policía o entidad encargada porque el denuncio y la manera de proceder con un gato, por ejemplo, es igual que el que se usaría con una mesa. O peor aún, hay una ley que sancione al “maltratador”, pero ¿se cumple?.
Procurador y allegados: claro que los animales no son personas. No hace falta que nos lo digan, pues es apenas obvio. Son seres sintientes que, sin la capacidad de razonar, merecen ser tratados mínimamente como seres vivos.
Por último, ¿en qué versículo de la biblia se encuentra esa parte donde se le dice al humano que es la raza superior en un mundo que estaba habitado por animales mucho antes de que la fastuosa aparición del hombre se hiciera materia? Lo pregunto porque al parecer para ustedes no hay explicación que no se encuentre en tan sagrado libro. Hacemos unas leyes basadas en letras que no nos consta quién las escribió. Gracioso proceder.
Es un tema que no se soluciona de la noche a la mañana ni somos el único país que lucha por la existencia de estos derechos. Francia, Argentina, varios son los aliados y todos los que aportamos un gran grano de arena por la comunicación de los derechos animales sabemos que es tarea ardua, lo que pasa es que particularmente no esperaba encontrarme con tantas apreciaciones dignas de un zapato con todo y pie en el sentido común de más de un colombiano.
Paciencia, persistencia y adelante con el trabajo, que siempre habrá quien emita juicio sin estar informado o quien lo emita pensando que lo está, que es peor.
quien es el animal que solicitó que se le declare SINTIENTE?