En su último periodo como representante a la Cámara por Bogotá (2017), fue escogida como la segunda mejor parlamentaria después de su compañera de partido, Angélica Lozano, según la encuesta ‘Panel de Opinión’ de la firma Cifras y Conceptos. De entrada, se puede notar su compromiso con la política y el prestigio que ha adquirido a través de su trabajo en el Congreso y fuera de este.
Su trabajo en el poder legislativo ha girado en torno a los siguientes aspectos: Paz, Derechos Humanos, Bogotá, realizar control político y adelantar acciones jurídicas. Enfatizando su trabajo por la economía del cuidado, el empoderamiento político de las mujeres, la lucha contra la violencia sexual en el marco del conflicto armado y fuera de este, defensa de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. Y, por último, defensora acérrima de los niños y jóvenes del país.
Hizo parte de la Comisión Legal Para la Equidad de la Mujer del Congreso, en el que jugó un papel muy activo, propositivo y crítico ante la poca gestión que realiza dicha instancia en temas donde se debe sentar un precedente importante y oportuno como colectivo de mujeres políticas en medio de un Congreso dominado mayoritariamente por hombres representantes.
En su última gestión en dicha instancia, ayudó a establecer unos acercamientos entre el colectivo de mujeres de las FARC- CSIVI para ser escuchadas e incluidas en estos espacios de diálogo multipartidario de mujeres, según la ruta a seguir planteada por los acuerdos de paz y la directriz de inclusión y equidad de género que deben manejar los partidos y movimientos políticos del país, en este caso, con el nuevo partido creado por las FARC para su reincorporación a la vida democrática.
El 16 de marzo del presente año, aceptó ser la fórmula Vicepresidencial del candidato Gustavo Petro. En coherencia con las banderas que ha izado en su trayectoria política, social, académica y humana, Ángela María aceptó el reto de hacer parte de una contienda con una nómina de lujo de mujeres a aspirar a dicho cargo, el cual nunca ha sido ocupado por una mujer.
Actualmente, ella entra a disputar dicho cargo con Martha Lucía Ramírez, coequipera del exsenador y actual candidato, Iván Duque, por el partido Centro Democrático. Lo que destaca a Ángela de su contrincante, es la pedagogía con la que ha abordado a los simpatizantes, abstencionistas, críticos, aliados, medios, momentos tensionantes y actualmente, ella lidera la búsqueda de aliados sobre los que ellos han tomado la frase de Álvaro Gómez: “Acuerdo sobre lo fundamental” para sumar aliados en su proyecto de ganar la segunda vuelta y superar el caudal electoral recogido en la primera vuelta que fue de 4.851.254 millones de votos.
Lo interesante de esta dinámica a la que se están enfrentando a escasos 16 días o menos, de que nuevamente acudamos a las urnas, es la manera en que ella, como formula, como aspirante a la vicepresidencia, ha abordado el tema de buscar a los demás candidatos que se quedaron atrás en la primera vuelta, o sea, a Sergio Fajardo y a Humberto de la Calle, a pesar de su decisión de votar en blanco y no sumarse a la candidatura de Gustavo Petro. Retomo un tuit que mencioné hace un par de días sobre esta mujer de paz:
“Me encanta la noción de «ciudadanías libres» que frecuentemente menciona @angelamrobledo en sus discursos, ella tiene una filosofía muy similar a la de Martha C. Nussbaum. Es creíble”.
La relación que menciono entre el discurso usado por Ángela Robledo en sus distintas intervenciones, más frecuentemente en la calle, con el ciudadano de a pie, con el público simpatizante o no, de su fórmula, es la intención de generar un cultivo de emociones positivas, sustentadas en una ética visibilizada a través de su trayectoria como política, los logros de Petro contra un flagelo que parte de la falta de ética: la corrupción y la necesidad de sentar un precedente histórico de una campaña libre de maquinarias, sintonizada con el apoyo natural y espontáneo de su gente, en cada rincón del país.
Lograr a través de manifestaciones artísticas, culturales, llevar su mensaje y conglomerarlos en las plazas públicas con el afán de demostrar poder de convocatoria o simplemente, de incentivar el afecto masivo entre quienes están convencidos de que su proyecto político los representa.
Bien decía la filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum en su libro sobre las “Emociones Políticas” (2013) que “la cultura pública necesita nutrirse y sustentarse de algo que esté profundamente arraigado en el corazón humano y extraiga de este sus sentimientos más poderosos, incluidos la pasión y el humor. Sin estos, la cultura pública no deja de ser tan superficial como desapasionada e incapaz de motivar a las personas para que realicen el más mínimo sacrificio de su interés particular personal en aras del bien común”.
En palabras traídas al contexto, el cultivo de emociones de la campaña de Gustavo Petro y Ángela Robledo, viene no solo de suavizar el carácter fuerte que muchos conocemos (o hemos escuchado) del candidato y de enaltecer la personalidad pacífica y el perfil feminista de su coequipera, sino que cabe destacar la “política de amor de la Colombia Humana” con la que están transmitiendo su programa de gobierno, los discursos en las plazas públicas con un tono de historia, análisis, cultura y apropiación de la misma gente de la campaña sin pago alguno, pues ese ha sido el lema del equipo de campaña y según la rendición de gastos de las campañas, han sido austeros con el manejo del presupuesto.
La Era de Paz que anuncia el programa de gobierno de Gustavo-Ángela, ha estado uniendo fuerzas muy pluralistas del espectro político, la sociedad civil y de la opinión pública e internacional (el reciente apoyo manifestado por uno de los economistas más importantes del mundo, Thomas Piketty a las tesis que pretenden combatir la desigualdad en nuestro país).
De una vez, hago mi anuncio: Voté por el Dr. Humberto de la Calle y por coherencia a mis convicciones de que la paz, el posconflicto, la equidad de género, la economía solidaria, el combate contra la corrupción, la defensa de los derechos de las minorías, entre ellas, de la población LGBTI, entre otros asuntos de índole nacional, deben ser la carta de navegación del próximo Presidente de la República, votaré en segunda vuelta, por Gustavo Petro, como voto de confianza y porque me agrada la idea de que en la Casa de Nariño haya una mujer gobernando a la par.
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Imagen tomada de RCN Radio
Me encanta esta posición. Es verdad que necitamos mujeres en el poder para que nos represente con altura, con convicción, principios y que no se deje amedrentar por nadie sino tener muy claro sus propios ideales