Alcalde: Vox Populi, Vox Dei

Si al Alcalde le parece que graderías para un evento anual, son más importantes que los árboles, le invito entonces a escuchar la voz de la ciudadanía.

Opina - Ambiente

2017-10-08

Alcalde: Vox Populi, Vox Dei

Más que demostrar nuestro enfado y encono con el Alcalde Maurice Armitage por la decisión de intervenir más de 50 árboles para ampliar el Salsódromo, evento que se lleva a cabo anualmente como apertura de la Feria de Cali, en tanto la raza humana necesita oxígeno cada tanta segunda, los 365 días del año para respirar, creo que hoy además de abrazar los árboles, debemos ejercer el recurso de Súplica.

Sí señores y señoras, el de súplica.  Este es un mecanismo de impugnación, que se interpone ante la misma autoridad judicial que profirió la providencia que nos afecta, para que replantee su decisión.

Aunque fue el DAGMA, la autoridad ambiental de Cali, la que autorizó la intervención de los árboles, sabemos que el jefe de la directora del DAGMA es el Alcalde Maurice Armitage, y que por ser el DAGMA, parte de la Administración caleña, es la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, la competente para expedir este tipo de autorizaciones y permisos, por tanto, y por la terquedad que generalmente caracteriza al mandatario caleño, hoy públicamente le suplicamos que replantee su decisión, respecto de los árboles de la Autopista Suroriental.

Si al Alcalde le parece que graderías para un evento anual, son más importantes que los árboles, le invito entonces a escuchar la voz de la ciudadanía, la voz del pueblo que unánimemente se ha levantado a exigir respeto por el patrimonio arbóreo de Cali.

La expresión “vox populi, vox Dei” viene de los antiguos romanos, en latín literalmente “la voz del pueblo es la voz de Dios”, lo que significa que la “opinión popular de la gente ordinaria revela la voluntad de Dios y debe obedecerse… sean acertadas o no, las creencias populares se imponen por su fuerza irresistible, y no es prudente oponerse a ellas”.

Para el caso que nos ocupa, sin embargo, la “vox populi” es acertada y está respaldada por la voz científica que nos plantea los dilemas del cambio climático y su tremendo impacto en nuestras vidas.  El calentamiento global está directamente relacionado con la forma como el ser humano arrasa bosques secos tropicales, bosques húmedos, desecando humedales, contaminando ríos, talando árboles, rompiendo el equilibrio del ecosistema.

No es tan simple como pensar que si sembramos 20 mil o 50 mil nuevos árboles habremos cerrado la herida causada, ni mitigado el daño.  Pensar de esta forma es desconocer la vida que afectamos con nuestras decisiones y el profundo desprecio que sentimos por esas otras formas de vida, distintas a nosotros.

Recuerdo a Terry Hurtado y su teoría del “antroprocentrismo empresarial”, todo gira alrededor del “hombre” pero ya no del hombre de carne y hueso, sino de esa “persona jurídica” empresarial, llámese Metrocali, o Corfecali.

Ya no es la vida humana lo más importante, y en la medida en que la vida humana deja de ser importante, qué podrá predicarse de los peludos, los verdes, los escamosos, los plumíferos, y todas esas otras formas de vida distintas a la ambición empresarial.

Su trabajo señor Alcalde, debiera ser preservar esta ciudad para futuras generaciones.  Puede estar seguro, amo el salsódromo como evento de ciudad.  Pocas cosas me gustaron del Exalcalde Jorge Iván Ospina, pero si hubo una que aplaudí, fue la decisión de reemplazar la cabalgata con el salsódromo, como acto inaugural de la Feria de Cali; su sucesor, Rodrigo Guerrero (antecesor para usted), la eliminó definitivamente por la muerte de una mujer al caer de un caballo.  No fue el maltrato a los caballos lo que motivó la decisión, fue la muerte de una caballista, la que llevó a eliminar esta actividad como espectáculo de la feria, pero… ningún árbol fue talado para el paso de la cabalgata.

Si el Salsódromo va en crecimiento y demanda mayor espacio, quizá deba considerar la administración modificar la ruta del evento, pero no pueden seguir siendo los árboles, y por tanto nosotros, la ciudadanía, la que pierda oxígeno y frescura para obtener unos recursos adicionales.

Entendemos que los dineros son necesarios para financiar la Feria Comunera, los animadores, los bailarines, las carrozas, el sonido, en fin, todo lo que la fiesta demanda, pero no pueden ser los árboles el costo a pagar a por todo ello.

Alternativas para reubicar el Salsódromo hay muchas y menciono tres: el centro de la ciudad, la carrera primera, o la carrera 15.  Son sectores donde los árboles ya no existen porque fueron sacrificados por obras, como las del Sistema de Transporte Masivo.  Reubicar las obras, no la vida, debiera ser la consigna de este gobierno, si acaso le interesa el respeto de su pueblo.

La razón de ser del Estado, para seguir refiriéndonos a los romanos, la cultura que nos legó la forma como se organizaron las “polis”, es decir, las ciudades, es la felicidad de los ciudadanos.  Intente hacernos felices a todos y todas, por lo menos en cuanto al respeto por la vida, resulta pertinente.

Si su gobierno insiste en sacrificar la vida, a cambio de un espectáculo, la ciudadanía que hoy se opone a estos sacrificios, podría dejar de amar el Salsódromo, podríamos no volver a verlo, y qué es un espectáculo sin público.

Hay mucha gente trabajando a su alrededor, pídales despertar la creatividad, y encontrar la forma de coexistir pacífica y armónicamente, proyectos, humanos y ecosistema.  Seguramente encontrarán la forma para no continuar lesionando la vida, porque dicho sea de paso, estos no serían los primeros árboles en ser sacrificados en la Autopista Suroriental.  Si pudiéramos poner una lápida en cada lugar donde un árbol fue talado, para dar paso a las graderías de la Feria, la autopista sería un gran cementerio.

Alcalde, escuche la voz de este pueblo que en el fondo es también su voz y la de las generaciones futuras.  Necesitamos coexistir, el cemento, las obras, los espectáculos, y la vida en todas sus formas: Vox populi, vox Dei, por una vez en su gobierno, “escúchanos alcalde”, esa es nuestra súplica.

 

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Alicia Sarmiento
Periodista, abogada de la Universidad Santiago de Cali y libre pensadora.