Néstor Humberto Martínez soñaba hace años con ser Fiscal General y le coqueteó a las personas indicadas para garantizarse el puesto. Hoy se encuentra tan acorralado por el entramado que usó para llegar allí, que sigue hospitalizado, calladito, en la Clínica del Country; donde eso sí, ya se reunió con el Fiscal de EEUU a tratar un tema, que por otro lado, pudo haber causado él.
Según Fiscalía, analizaron los avances logrados, específicamente la captura del ex Director Nacional Anticorrupción, Luis Gustavo Moreno, cuya investigación inició en territorio colombiano. Les faltó aclararnos si había empezado antes de que Martínez Neira lo escogiera como jefe de tan delicado departamento pese a las advertencias sobre las actitudes éticas de Moreno que le hiciera José Luis Barceló, vicepresidente de la Corte Suprema y miembro de la Sala Penal.
Entonces, o el Fiscal sabía que Moreno era corrupto y le estaba buscando la caída o no pensó que esta vez la corrupción fuera a desfondarse tan pronto. No se ha desvanecido del todo la versión de que el capturado exfiscal llegó al cargo gracias al exmagistrado Leonidas Bustos, quien parece seguir moviendo las mayorías electorales en la Corte Suprema –mismo ente que elige al Fiscal–, aún estando por fuera de ella y quien desde hace años guarda una relación de amistad y compinchería con Néstor Humberto. Parece que siendo superministro salía con papelitos instructivos de la oficina de Bustos. ¿Será que ya lo visitó en la clínica?
No quedan claras las intenciones de Néstor Humberto en la Fiscalía General. No lo están tras la captura de Moreno ni lo han estado nunca desde que fue elegido.
Sobre todo porque ha sido funcionario en cargos de los más variados gobiernos sin cerrar su bufete privado de abogados, el cual ha alimentado con conexiones y clientes gracias a dichos cargos públicos. Tampoco ha dejado de asesorar a los más grandes grupos económicos de Colombia y a las corporaciones multinacionales que tienen negocios en el país: de los banqueros (con Sarmiento a la cabeza) de las empresas de prensa, del carbón, las del petróleo, las de la minería, de los ingenios azucareros, de los terratenientes agrícolas, de los acumuladores de baldíos.
Así las cosas, este humilde empresario de las leyes llegó de lo privado e instauró ‘La Fiscalía de la gente’, una esperanzadora y populista promesa que no cuadra con poner a un amigo y exdefensor de políticos a vigilar e investigar políticos. Porque Moreno cuando fue nombrado jefe anticorrupción llevaba el caso del ex Gobernador de Antioquia y del posible presidenciable uribista Luis Alfredo Ramos, cuyo caso es llevado por la Sala Penal de la Corte Suprema. Entre otras defensas que tuvo antes de otros políticos acusados de corrupción y asociaciones con paramilitares.
Durante su carrera el exfiscal cosechó especiales amistades con Cambio Radical, el Centro Democrático y los liberales, aunque hoy que está caído en desgracia y no es útil ninguno parece ya conocerlo. Y es normal, porque todos creíamos que las ratas tenían muy buena memoria, pero nuestros más insignes ejemplares nos demuestran una y otra vez que no. O al menos no lo admiten ante la prensa.
A pesar de todo esto y más de lo que se sabe sobre Moreno públicamente, Martínez Neira lo eligió entre ocho candidatos pues solo él superó la prueba de polígrafo, para uno de los cargos más importantes de la Fiscalía. El ente acusador termina no acusando corruptos, como hoy todos imploramos, sino tomándose las onces con ellos y compartiendo la torta que unos u otros se robaron.
Entonces, ¿es Nestor Humberto Martínez la víctima de su propio invento o es el sumo y más reciente aliado del país en contra de la corrupción? Tan así que incluso está dispuesto a sacrificar investigaciones y meses de trabajo en otros procesos con tal de dar captura a esta ficha, a la cual le pagó meses de sueldo con tal de recopilar las pruebas suficientes. Presume uno desde la buena fe, ¿cierto? Porque los malpensados dirían que Moreno llegó a liderar los procesos contra políticos corruptos porque lo pusieron ahí los aliados de esos políticos corruptos. Pero eso ya es desconfiar de tan pulcros dirigentes y órganos de control que tenemos.
Ojalá el Fiscal General se recupere pronto de su lesión lumbar a ver si responde tantas inquietudes que nos genera su actuación en la Fiscalía.
Ojalá se recupere pronto y pueda limpiar su enlodado y comprometido nombre, no sea que este escándalo termine por costarle el prestigio o peor, el puesto de sueños y el de sus amigos.
Ojalá nos hable pronto el Fiscal y nos cuente si estaba favoreciendo a políticos corruptos indirectamente y si la Fiscalía de la gente está en contra de la gente que reclama justicia. Porque Néstor Humberto o bien sabía lo que hacía montándole una trampa a Moreno o bien sabía lo que hacía ubicando amigos de corruptos en puestos para su vigilancia.