Columnista:
Daniel Suárez Montoya
Juan Carlos Upegui es su nombre —ya se pone las camisas que usa Daniel Quintero—. En sus redes sociales tiene varias fotos y videos hablando y compartiendo con la comunidad, lo curioso es que siempre son las y los mismos ciudadanos, una señora bien agraciada que responde siempre a las palabras que el precandidato lanza, esas de puntos comunes, de uribismo y antiuribismo, de que son el cambio o la continuidad, de que siempre hay que ir hacia adelante.
Y así como siempre está esa señora, también le acompaña siempre Telemedellín, el medio oficial de la ciudad, que ha hecho la tarea muy juiciosa para informar solo cosas positivas del alcalde y, de este precandidato, que lo ha invitado a hablar en el estudio y que curiosamente también habla mucho de Esteban Restrepo, aquel precandidato a la Gobernación de Antioquia que se ve muy sonriente en fotos cogiendo café verde, como si ese fuera el bueno para una taza de café; así como cogen el café seguramente cogerán las riendas de la ciudad y el departamento, si es que llegan…
Pero hablemos de las olas, las olas del populismo. Este personaje habla de defender los caminos de una ciudad pacífica, cultural y educada, tres aspectos que la actual administración no ha tenido en cuenta, porque la paz solo está en el discurso y la cultura en la precariedad en que se encuentra el sector; los artistas buscan un poquito de dignidad en unas becas de creación absurdas, con bajos recursos, que no cubren las necesidades básicas y en educación, donde solo se ven negocios dudosos y ganancias que van directo al clan de Bello y, seguramente, para auspiciar la campaña de este muchacho, porque resulta interesante preguntarle al joven Upegui de dónde sale el presupuesto para tener un equipo de trabajo tan numeroso, una estrategia de redes sociales con videos producidos y para pintar las calles de los barrios por donde pasan.
Ahí viene la ola, una ola repetida que si hoy, con tres años y dos meses de Daniel Quintero estamos hasta el cuello, imagínese la inundación de otros cuatro años de estos mismos personajes.