Creo que Monseñor Jesús Darío Monsalve dio papaya. Y se la puso en bandeja a la Derecha más recalcitrante del Valle del Cauca y a la de otras latitudes, que estaba esperando el momento para atacar no al Pastor de la Iglesia Católica, sino al político, al gestor de Paz, al seguidor de Camilo Torres y de su idea del Amor eficaz y al amigo del diálogo político para ponerle fin al conflicto armado interno.
Con el escándalo mediático, sectores de poder de la godarria y de la dirigencia vallecaucana presionan la salida de Monseñor Monsalve porque les resulta incómodo. En varias ocasiones ha confrontado el pobre y mezquino liderazgo de una élite conservadora, amiga de la tradición, del poder concentrado en pocas manos, pero que actúa de manera taimada y ladina alrededor de los mismos asuntos que hoy “cuestionan” sus líderes y áulicos con denodada y briosa doble moral: la homosexualidad, la pederastia y la pedofilia.
No debe de ser fácil lidiar con los casos de curas pedófilos y pederastas que enlodan el nombre de la Iglesia Católica y la imagen de aquellos que, alejados de esas inaceptables prácticas sexuales-como Monseñor-, terminan defendiendo una institucionalidad cuestionada, llevados y presionados por lo que suele llamarse el “espíritu de cuerpo”, muy propio de instituciones profundamente jerarquizadas como la Iglesia y el Ejército, entre otras.
De seguro que Monseñor Monsalve no se dejó llevar por esa condición o espíritu institucional, pero quizás si dejó “suelta” la tarea del abogado que defiende los intereses de la Arquidiócesis de Cali, ante una exagerada demanda, en un proceso civil de reparación a las víctimas del hoy ex sacerdote William de Jesús Mazo. Lo conocido en el documento de la defensa, en el que se entregan mayores responsabilidades a las familias de los menores abusados por Mazo, resulta no solo inverosímil, inaceptable, sino provocador.
Monseñor Monsalve no defendió, hasta donde sé, ni defiende o encubre la sucia práctica del hoy condenado ex sacerdote, William de Jesús Mazo y así lo expresó a varios columnistas y periodistas de la región. Lo que está defendiendo es la viabilidad de la institución a la que pertenece, ante una astronómica pretensión económica del abogado Elmer Montaña, quien defiende los intereses de las víctimas del cura pederasta.
Así entonces, por defender la viabilidad económica de la institución eclesiástica, el líder de la Iglesia Católica en la ciudad de Cali y amigo de la negociación política, les dio un enorme papayazo a quienes desde el poder local y regional se oponen de tiempo atrás no solo al proceso de paz de La Habana, sino al diálogo con el ELN.
Se trataría de las mismas familias y sectores conservadores que ven con recelo a quien tuvo la osadía de cuestionar el operativo militar en el que fue asesinado o “dado de baja”, Alfonso Cano. En un recordado comunicado, Jesús Darío Monsalve se preguntaba “¿Por qué no trajeron vivo, por ejemplo, a ‘Alfonso Cano’,cuando se dieron todas las condiciones de desproporción absoluta y de sometimiento y reducción a cero de un hombre de más de sesenta años…”.
Esas mismas castas que ven a Monseñor Monsalve como a un cura provocador, de izquierda, Camilista y promotor de cambios sustanciales en las maneras como operan el Estado, la sociedad y el mercado, aprovechan hoy la oportunidad para atacar a quien desde una cuestionada institución, viene aportando ideas y salidas para ponerle fin a un largo y degradado conflicto armado. Es claro que la godarria vallecaucana le está dando a Monseñor Monsalve con un enorme y pesado Mazo.
Adenda: desde una perspectiva noticiosa, el caso llama y llamará la atención de la Prensa porque ese interés está sujeto a unos perversos criterios de noticiabilidad. Nada que hacer ante esto; y desde una perspectiva más periodística, mediada por la política, la Prensa bien pudo abordar los hechos de una manera distinta, exponiendo, por ejemplo, lo incómodo que resulta Monseñor para esta parroquia anquilosada en el siglo XIX.