El hijo de Dios no se entregó por tus pecados, sino por largarse de aquí. A Cristo no lo mataron, él se suicidó.
Esta mañana me levanté y como cada día, leí los principales titulares de la prensa del mundo… solo encontré miseria y más miseria.
Al menos 214 mujeres y niñas, de entre el millar de rehenes que han sido rescatados de las manos de Boko Haram en Nigeria, están embarazadas. Según un informa de Naciones Unidas todas fueron violadas en cautiverio.
Unicef advierte que el millón de niños que se vieron afectados por el terremoto en Nepal, vienen siendo víctimas del tráfico de menores.
Tribunal Superior de Bogotá concedió libertad al exjefe paramilitar Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’. En dos semanas podría estar en la calle.
Más de 3.400 indígenas fueron desplazados, en el último año, por enfrentamientos entre grupos armados ilegales en ese sector del Chocó. Los campos minados les impiden cazar y cultivar.
En Colombia existen 5.700 denuncias, y la Fiscalía adelanta 3.430 actualmente, por casos de falsos positivos en Colombia según Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos.
Y quién olvida la masacre de Bojayá el 2 de mayo de 2002… hace ya 13 años, donde las Farc lanzaron varias pipetas de gas llenas de metralleta. Una cayó dentro de la parroquia donde se refugiaban al menos 300 personas.
No desayuné y salí.
Luego pasé por una de las calles más transcurridas del centro de la ciudad de Medellín y me quedé observando cómo tres bebés nativos jugaban entre la basura del lugar y detrás de ellos, paradójicamente, uno de los muros en donde se almacena quizá, uno de los botines más grandes del país.
Y entre tanta miseria, me puse en el lugar del hijo de Dios, el hijo del todo poderoso y pensé, no, a Cristo no lo mataron, él se entregó. Él se suicidó. No me permito pensar que el dios encarnado, lograra disfrutar y vivir más de lo que vivió Cristo en tan miserable tierra.
Pues yo sin una naturaleza superior, ni inteligencia de avanzada, ya me habría suicidado solo de ver mi peor invento, el más nefasto y egoísta: el hombre.
… Esos vanidosos. A ellos los habría agrupado de una vez, con las aves de rapiña, pero ni siquiera ellas merecen tal denominación.
Ancianos que mueren de hambre y sed, madres golpeadas, humilladas, personas explotadas, gente descuartizada, personas estratificadas; unas valen más y otras valen menos. Niños que se suicidan a los 10 años asqueados, asustados, horrorizados.
Cristo no está en la cruz, está en la buena acción, porque no se vive para morir. Nos movemos desde la misma fecundación, en nuestra naturaleza está transformar, movernos, construir. Cargamos la cruz, los problemas, los fantasmas de otros y los nuestros. Cargamos las glorias que nos obsequian y las hacemos nuestras; pero son de otros. Como el carpintero que trabaja, así debemos construir… Con, y no para el otro.
El Jesús que ves crucificado en cada esquina, lo llevas dentro. Y solo resucita con la buena acción. El buen samaritano no está en el pulpito, ni una cristos forjados en hierro con los brazos abiertos, nos llega con la buena acción.
Todos somos mesías cuando renunciamos al olvido, cuando nos aferramos a las memorias, cuando nos reivindicamos con la vida y con la de los demás.
Porque, como diría Gabriel García Márquez, la muerte no nos llega con la vejez, sino con el olvido.
Solo te puedo decir que nadie se salva por obras aunque se crea bueno, sino por creer en su sacrificio nunca comparable a un suicidio, pues el libre albedrio lo tiene el humano, Dios no puede hacer algo que condena en su palabra, te invito a que busques las referencias sobre el suicidio que dice la Biblia, por lo demas escribes bien pero ojala alguien triste no lea tu escrito por que matas la esperanza divina. Un Abrazo
Usted leyó y no entendió, haga silencio y acomodese por ahí cerquita donde están los escasos de materia gris, preparándose para extinguirse por el bien de la humanidad
Me parece interesante tu reflexión y quizá realmente nunca sabremos las ideas o el contexto real de lo que El Cristo quiso hacer por medio de su sacrificio (o suicidio) para con la humanidad. Muchos hablan del «perdón de los pecados» pero realmente ¿Cuál perdón? Si todavía hay pecadores, si todavía hay gente que se regocija de sus actos viles de vandalismo, de destrucción y de hacer daño a los demás.
Se nos dice que existe un infierno o un cielo según nuestras obras, pero entonces para que se dice «Cristo murió por nuestros pecados» o «para redimirnos de nuestros pecados» cuando se supone vivimos bajo un condicionamiento que según lo que hagamos nos ganaremos el «reino de los cielos». Bueno, es un tema muy amplio de hablar, pero finalmente no sabemos si Cristo realmente se suicido consciente de ver la miseria del ser humano en este mundo, algo que aunque la época ha ayudado a que muchas cosas cambien, hoy en día siguen habiendo cosas que te hacen cuestionar si el humano algún día cesara de sembrar maldad en el mundo.