Columnista:
Maria Fernanda Quejada Loaiza
“…tengo toda la idoneidad para liderar la ciudad de Medellín desde una perspectiva joven.” – Juan Carlos Upegui
En sus discursos políticos ahonda el término juventud y cambio, haciendo referencia a ser la nueva cara que le hará frente al sector conservador de la ciudad y que dejará en el pasado todo rastro tradicionalista, incluso su misma frase de campaña “Medellín siempre adelante” hace alusión a esto, ¿será posible que ese cambio conlleve a una puesta diferente a la del quinterismo?, ¿o solo será una artificio político para llegar a la alcaldía?
Preguntas van y vienen en torno su candidatura y lo que esta representa para las juventudes. Pensaría uno que por ser el candidato más joven podríamos quizás empatizar y sentirnos cercanos a su propuesta de cambio ante las élites de siempre, que priman sus intereses sobre lo que el pueblo necesita, ¿pero no es su campaña la que ahora es apoyada por el ex alcalde Daniel Quintero?, ¿no era su apuesta una cuestión independiente y alejada de la politiquería?, al ser la cara de “la juventud del cambio”, debería centrar sus campañas en discursos dirigidos hacia los intereses del ciudadano y del joven que pone sus expectativas y esperanzas en ver una Medellín distinta, y no tornar su campaña meramente en lo mismo que el esposo de su prima, Daniel Quintero, una campaña dirigida hacia el uribismo y un tire u jale con su competencia a la alcaldía, Federico Gutiérrez.
Uno de los aspectos más cuestionables de su candidatura ha sido el financiamiento de su campaña, ya que, según el candidato, proviene de una familia humilde, pero cuenta con tanto poder adquisitivo como para llenar varias comunas de Medellín con vallas y afiches a su nombre, incluyendo el hecho de que su sede política está ubicada en un prominente edificio en la carrera 80 con la avenida Colombia.
A pesar de la demora por entregar los documentos que indican los gastos de su campaña política, por fin y después de tanto tiempo, Upegui cumplió y entregó los tan esperados datos financieros. Según los documentos encontrados en Cuentas Claras, se han invertido cerca de 116 868 109 millones en cuñas radiales de Caracol, 67 621 420 millones en pautas publicitarias en redes sociales y 68 178 365 millones en pautas publicitarias de medios de comunicación, entre otros gastos publicitarios para dar un total de 376 285 944 millones de pesos invertidos en su campaña política.
Una campaña política, que como hemos podido evidenciar en las cifras encontradas en Cuentas Claras, se ha empeñado mayormente en hacer propaganda en redes sociales como Facebook, X y Tik Tok, siendo esta última una de las más cuestionadas por la exposición a su vida personal en videos publicados en la cuenta de su pareja, Andrea Vahos, donde la gran parte de estos contenidos son de dinámicas como los Get Ready With Me o como su pareja los denomina “un día haciendo campaña con mi amor Juan Carlos Upegui”. Hay dos cosas que podemos rescatar de su campaña en redes: la primera es que los 67 millones de pesos invertidos han rendido frutos, pues el bombardeo en redes con información de su campaña es exponencial; y la segunda, es que su vida personal es gran parte de su armamento publicitario para poder llegar a la alcaldía.
Upegui es sin duda alguna, la cara de la oposición, pero también es la cara del quinterismo, y aquí diría yo, es su gran falla. Un candidato que no puede ser recordado por sus méritos sino por la carrera política de su ahora, mano de derecha y compañero en campaña, Daniel Quintero, es un candidato que se queda corto para las expectativas impuestas en sus discursos.
Los jóvenes hoy en día no buscamos un candidato que sea la copia de su antecesor, sino una voz propia y determinada que piense por los intereses del ciudadano, y no por los intereses de las personas que componen su partido. Quien represente a las juventudes debe ser un candidato cuyo argumento de juventud no sea su edad, sino su cercanía con las problemáticas de este sector poblacional. No nos vemos representados en los discursos, réplicas y rifirrafe en torno a quien robó más o menos en alcaldías pasadas, la eterna discusión entre la administración de Gutiérrez ya cansa, necesitamos que nos hable de sus propuestas, de sus apuestas, de su visión de Medellín, no de su repudio constante por el sector conservador, porque eso ya lo sabemos. Queremos ver discursos políticos repletos de análisis y argumentos sobre cómo logrará todo lo que se propone, no terminar cada respuesta en un debate haciendo referencia a cómo hay que acabar con el uribismo, o como él lo denomina en sus Tik Toks “ficouribismo”. Ya no más, necesitamos ver la verdadera esencia de Juan Carlos Upegui, no el discurso reciclado de políticos anteriores.
Las expectativas en torno a Upegui son varias, y los retos que tiene por demostrar si es la sombra o no de Daniel quintero siguen siendo el pan de cada día, y en aumento desde la renuncia de este último para anexarse a su campaña política. ¿Podrá entonces demostrar a escasos días de las elecciones que es la verdadera cara de las juventudes y el cambio?, ¿o se quedará a medio camino igual que Daniel Quintero con la alcaldía?