Columnista
Ían Schnaida
En el marco de un encuentro de candidatos organizado por Semana, le preguntaron a Daniel Oviedo si prefería a Petro o a Uribe y él respondió que sentía más afinidad con el exmandatario por la institucionalidad en su administración. Una declaración que no puede pasar desapercibida.
Las chuzadas del DAS, la corrupción de Agro Ingreso Seguro (que incluso favoreció a una hacienda del propio presidente Uribe), el aparato militar del Estado convertido en una maquinaria de muerte de inocentes. Sobran las razones para rechazar está afirmación en un momento donde ya para nadie es un secreto que la alabada política de Seguridad Democrática de Uribe fue responsable de asesinar a miles de inocentes con tal de aparentar esa tranquilidad institucional de la que habla Oviedo, hoy en campaña para ser alcalde Bogotá.
Hay que dejar claro que el hecho de que Oviedo haya hecho un buen trabajo al frente del DANE durante el Gobierno Duque, no lo hace un posible gobernante que vaya a pensar en los derechos y el bienestar de toda la ciudadanía. Sus declaraciones lo demuestran.
De hecho, otra frase alarmante que soltó fue que Bogotá lo que necesita es un gerente, olvidando que el Estado no es una empresa y que bajo esa premisa se le ha hecho mucho daño a la ciudadanía y al tejido social. Por algo muy simple, las empresas le apuntan a intereses privados mientras que los gobiernos deben velar por intereses comunes, lo cual, como lo dijo la economista Juanita Mayorga, nos da una pista de lo que Oviedo quiere hacer con la ciudad.
El exdirector del DANE me recuerda a Peñalosa, famoso por su «Transmilenio hace lo mismo que un metro, pero más barato», porque claro, su prioridad no es el bienestar, sino el negocio de los buses. ¿Cuál es el negocio que ve Oviedo en la capital?
Un hombre tan inteligente como Oviedo sabe bien lo que dice. Sabe que durante el el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez lo que hubo fue un reto gigantesco para la democracia y la institucionalidad colombiana, donde incluso cambió la Constitución a su antojo y compró votos en el Congreso para garantizar que fuera viable su reelección.
La tranquilidad de ser un buen muchacho, será, porque los campesinos y las poblaciones vulnerables fueron masacradas para mostrar en el noticiero que había vuelto la esperanza, que estaban acabando con las guerrillas, cuando lo que estaba pasando era la legitimación del poder político, económico y hasta judicial de las fuerzas paramilitares a lo largo y ancho del país.
Grave. Mucho.