Columnista
Laura Duque
Una vez más, los medios tradicionales, cada vez más decadentes, han rellenado sus parrillas de contenido en contra del presidente Petro ante la excitación que les produce este “escándalo”. Fue así como Vicky Dávila se atrevió a publicar, por supuesto con el amarillismo que la caracteriza, el siguiente tuit: «Urgente: Nicolás Petro le dijo a la Fiscalía que su papá, el presidente Gustavo Petro, sí sabía del ingreso de dineros irregulares a la campaña». Minutos más tarde lo eliminó, evidentemente porque se trataba de una mentira. No se retractó ni ofreció corrección al tuit, como se supone que un periodista lo debería hacer.
No sorprende que la detonadora de este escándalo mediático que tiene en el ojo público y judicial a Nicolás Petro Burgos, hijo del hoy presidente Gustavo Petro y quien hasta hace pocos días fungía como diputado del Atlántico, sea la famosa Vicky Dávila. Todo explotó cuando, la que se hace llamar periodista, entrevistó a la expareja sentimental del hijo mayor del presidente, Daysuris Vásquez, también implicada en los presuntos actos de corrupción que ella misma reveló. Es decir que Daysuris, seguramente movida por las emociones de una novela a la cual no me quiero referir, fue por lana al pasquín Semana y salió trasquilada.
En dicha entrevista, Daysuris Vásquez aseguró que Nicolás Petro había recibido «dineros de personas que han tenido un pasado un poco oscuro». En concreto, se refirió a Samuel Santander Lopesierra, alias el ‘Hombre Marlboro’, extraditado a Estados Unidos y condenado a 19 años de prisión por narcotráfico y que recientemente recibió el aval de la Registraduría para aspirar a la alcaldía de Maicao, La Guajira. Según Daysuris, Nicolás le habría recibido «a ese señor, más de 600 millones para la campaña del papá»; no obstante, dejó en claro en esa primera confesión que ese dinero, así como otros, nunca llegaron legalmente a la campaña porque él se los había quedado. Aseguró también que su expareja había recibido dinero del cuestionado empresario y megacontratista del Estado Alfonso del Cristo el ‘Turco’ Hilsaca, quien hace poco negó haber aportado dinero a la campaña Petro Presidente.
Es de suma importancia resaltar, en vista de que no lo hizo Vicky, pues su modus operandi es mentir por omisión para establecer su narrativa, que, frente a lo confesado en contra de Nicolás Petro, Daysuris Vásquez dijo: «todo ha sido a espaldas del papá, eso sí lo debo aclarar, debo decir las cosas como son».
De igual manera, y, vaya novedad, nuevamente ante la insistencia voraz de Vicky para hacer caer al Gobierno del Cambio, Nicolás Petro sostuvo que ni su padre ni el gerente de su campaña sabían de la supuesta entrada de dineros sucios. Pero ni esto ni la falta de pruebas frenaron a Vicky para publicar lo contrario.
Pero no sorprende. Esos son falsos periodistas. Son agentes del caos, de la desinformación, son medios a través de los cuales los saqueadores del país propagan sus escándalos fabricados, para ocultar, esos sí, los hechos más escandalosos de corrupción y los crímenes más atroces. ¿O acaso hemos visto la misma insistencia de Vicky y sus secuaces frente al genocidio de más de 6000 jóvenes inocentes que hicieron pasar por guerrilleros durante el mandato de Uribe? ¿Acaso dieron la misma cobertura y el mismo tratamiento a lo que conocimos como la Ñeñepolítica que consistió en el financiamiento de la campaña presidencial de Duque por el asesinado narco y testaferro del criminal alias ‘Marquitos Figueroa’, José Guillermo Hernández Aponte alias ‘Ñeñe’ Hernández?
Esta olla podrida que destapó Vicky es otra cortina de humo para tapar otro torcido monumental: el robo continuado a Ecopetrol que le ha generado a la compañía un detrimento superior a los 360 mil millones de pesos; como lo señaló el presidente Petro, a manos de la «gente de bien», y que por primera vez después de 3 décadas de saqueo, un jefe de Estado exige investigar.
Tampoco sorprenden las cortinas de humo que se conjugan con las falsas noticias. A propósito del escándalo de corrupción que envuelve a la corporación de Luis Carlos Sarmiento Angulo –Grupo Aval—, y que por estos días ha vuelto a sonar debido a que esta aceptó ante la justicia de Estados Unidos (cosa que nunca quiso hacer ante la justicia colombiana) que pagó coimas por 23 millones de dólares, junto con la multinacional brasileña Odebrecht que pagó otros 5 millones, a funcionarios públicos para que les adjudicaran el contrato de la Ruta del Sol 2 vía Ocaña-Gamarra sin licitación y para que los sobornados ganaran las elecciones, por lo que el Grupo Aval fue sancionado: obligado a comprometerse a no reincidir en sus delitos y a entregar más de 60 millones de dólares y dar información detallada sobre los partícipes en los sobornos. Es necesario recordar que, así como lo había denunciado el ingeniero Jorge Enrique Pizano poco antes de su misteriosa muerte en 2018, al parecer por envenenamiento, también lo denunció en su momento el entonces senador Gustavo Petro.
Recordemos que ese mismo año, justo cuando Petro desarrollaba el debate de control político en el que denunciaba el entramado de corrupción de Odebrecht, la oposición uribista, para desviar esta investigación en donde están implicados decenas de políticos colombianos, incluido Iván Duque, sacó a relucir el video de las «Petro Bolsas». Esa «jugadita» la hicieron con toda la mala intención, silenciando el audio de dicho video para tergiversar los hechos y encochinar a Petro. Así establecieron su narrativa mentirosa ante la opinión pública y protegieron a personajes tan cínicos como Néstor Humberto Martínez. Pero Petro, que ha demostrado respetar el ordenamiento jurídico, se presentó de manera voluntaria ante la Corte Suprema para que iniciara la investigación. ¿Qué pasó? La Corte dijo que no encontró delito alguno cometido por Gustavo Petro.
La providencia emitida por la Corte descartó, además, lo denunciado en su momento por el estrafalario abogado Abelardo De la Espriella, quien inventó que el famoso video con las bolsas se trataba de la entrega de una millonaria suma de dinero por el narcotraficante Daniel el ‘Loco’ Barrera a Petro, pero resultó que eran 20 millones de pesos, de origen lícito, producto de un préstamo personal que le hizo el arquitecto Simón Vélez a Petro. Los mismos medios del establecimiento, que, por supuesto hicieron eco de la versión amañada del uribismo, se vieron obligados a informar de la inocencia de Gustavo Petro.
El líder de la Colombia Humana ha sido el político más perseguido política y judicialmente por el establecimiento. Lo han acechado cual serpiente venenosa a su presa. Incluso, la Procuraduría, el 9 de diciembre de 2013, en ese momento a la cabeza del nefasto Alejandro Ordóñez, se atrevió, no solo a destituirlo de su cargo como alcalde de Bogotá sin el mayor asomo de respeto por sus derechos como mandatario y ciudadano; también, intentó inhabilitarlo por 15 años para ocupar cargos públicos.
La defensa del ente de control fue en beneficio de unos privados; la de Petro, en cambio, fue en defensa de una clase trabajadora, una de las más vulnerables de la capital: los recicladores. Finalmente, gracias a la sentencia emitida por la CIDH y por el fallo del Consejo de Estado, y, especialmente, por el apoyo de los bogotanos que se plantaron frente al Palacio de Liévano para respaldar al alcalde y hacer valer su voto popular; Gustavo Petro fue restituido. No solo se trató de la restitución de un derecho político, sobre todo, significó la restitución del derecho a soñar de un pueblo económica y socialmente marginado.
Esa elite que se autodefine como «gente de bien» buscará cualquier manera de atacar a Petro. Hoy su as bajo la manga es el escándalo alrededor de su hijo Nicolás, ayer fueron los «Petrovideos» y mañana se ingeniarán nuevas formas de ataque. Lo cierto es que los vendidos al poder económico como Vicky Dávila, cada vez con más voracidad, rugirán en contra de los patriotas como Gustavo Petro que, con sus aciertos y desaciertos, solo buscan el mejoramiento del país.
Porque contrario a su padre, Nicolás Petro sucumbió ante el pecado capital de la avaricia. Los delitos que se le imputan: enriquecimiento ilícito y lavado de activos, son propios de esa elite arribista que ha demostrado no tener escrúpulos si de mantener el poder se trata. No tienen límite, no tienen humanidad, no tienen honor. Se mueven entre la mirada pública y las sombras de la ilegalidad. Es solo ver sus motivaciones, su estilo de vida; les encanta vivir rodeados de lujo, las marcas costosas, viajar a Miami… las propiedades. Esos son los vendidos, y a ellos les debemos en gran medida ser uno de los países más desiguales del mundo.
Por el contrario, los patriotas como Petro son humildes, su riqueza es el cultivo de su intelecto… no tienen problema en sentarse con sus detractores, opositores o perseguidores. ¿O cuántas veces se sienta Uribe con sus detractores? Solo comparemos las entrevistas de Vicky a Uribe con las que le hace a Petro.
No podemos negar los más de 40 elementos probatorios presentados por la Fiscalía en contra de Nicolás y Daysuris y, en consonancia con lo dicho por el mismo presidente (y también padre), si estos son culpables deberán pagar según lo dispuesto por la ley. Lo que me molesta es la justicia amañada que, por ejemplo, dejó pasar por alto el «pequeñísimo» detalle del chat de Daysuris Vásquez con el cuestionado Alex Char. Lo que me molesta es la hipocresía de los medios propagandísticos que olvidan que, para infortunio del país, ese comportamiento de la expareja, esa avaricia y ese pensar que la política es un medio para hacerse rico, es un cáncer que extirpar de nuestro cuerpo social.
Por supuesto, erradicar la corrupción no es una tarea fácil, tardará años, quizá generaciones, pero hoy es el momento de creer de nuevo en el trabajo digno y en la resignificación del concepto de riqueza. Extirpar ese arribismo no dependerá solo del individuo, dependerá también de un Estado que brinde oportunidades de educación, de empleo y emprendimiento, de acceso al arte, a la cultura…
Colombianos en toda su diversidad, no nos dejemos conducir como borregos al matadero por los medios propagandísticos que solo defienden los intereses de unos cuantos adinerados. No abandonemos el barco del cambio por creerles a los que nos han hecho naufragar. No nos dejemos aturdir con sus escándalos sesgados. No nos dejemos dividir por personajes como Vicky Dávila que a diario deforman el verdadero proyecto de país que nos propone este Gobierno.
Unámonos en lo fundamental a pesar de las diferencias; unámonos para que mejoren las instituciones educativas y se creen más, para que todos tengamos acceso a la salud, a los servicios públicos, a la alimentación, para que el transporte público sea de calidad, para ampliar la infraestructura, para tener una vivienda digna, mejores salarios y prestaciones, para proteger la naturaleza… En otras palabras, unámonos para que haya un cambio.
Adenda: quiero mencionar la grave afirmación hecha por el exparamilitar Carlos Mario Jiménez alias ‘Macaco’ durante el Encuentro por la verdad para la no repetición realizado en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, en Bogotá. Allí, ‘Macaco’ aseguró que el exfiscal general Néstor Humberto Martínez recibió “apoyo incondicional’ de múltiples formas, de parte del exmagistrado José Leonidas Bustos [protagonista en el escándalo de corrupción denominado el Cartel de la Toga] con la firme intención de judicializar y destruir sistemáticamente, a través de la Fiscalía, la imagen del hoy presidente Gustavo Petro.