El animalismo hipócrita

Advertencia: la siguiente lectura puede herir su sensibilidad e, incluso, salpicar su conciencia (ya que Shakira está de moda).

Opina - Ambiente

2023-02-02

El animalismo hipócrita

Columnista:

Lorena Arana 

 

Abrazamos a nuestro perro toda la noche cuando truena. Entendemos su lenguaje a la perfección. Lo bañamos. Le llevamos, puntuales, las vacunas. Lo mantenemos libre de pulgas, garrapatas. Morimos por él. ¿Y cuántos han muerto en las calles? Al menos, ¿sabemos? ¿Cuántos siguen deambulando? 66 467 solo en Bogotá, según reveló El Tiempo el año pasado.

El gato de la casa tiene gimnasio, come alimento premium; mientras, hace poco más de un mes, en un artículo de Semana, se calculaba que, entre Medellín, Cali y Bogotá, había alrededor de 2000 felinos y caninos en fundaciones e instituciones públicas, a la espera de una familia; varios de los cuales llegaron tras la pandemia, por cierto, cuyo primer año, en contraparte, fue el de mayor número de adopciones: 1397 perros y 575 gatos; tiempo durante el cual, curiosamente, también se reportaron cerca de 3700 casos de agresiones y abusos a animales solo en la capital, según datos de la Fiscalía.

Claro, nos es imposible salvar al mundo. Tampoco somos culpables por estar enamorados de una, dos o cuantas mascotas tengamos. Quizá hasta las hayamos rescatado. Sin embargo, como especie, aún nos falta y bastante. Decimos que amamos a los animales, pero conservamos una jaula llena de canarios en el jardín, nos encanta que hable el loro de la abuela y aún pensamos que una pecera le da elegancia a la sala.

No obstante, son otros tiempos. De igual manera, hemos logrado grandes cosas. Incluso, contamos con leyes ambientales que ayer hubieran sido causa de burla.

Lo que pasa es que ese poquito de conciencia que hoy tenemos no nos hace dignos ni ante el más indefenso de los seres, siempre y cuando sigamos apoyando a las industrias cárnicas, por ejemplo. Y no hablo de comer carne. Para mí, es igual de natural que para cualquier omnívoro. Yo, al igual que tantos millones de humanos, a diario, le doy la espalda a aquellos seres que se sacrifican por nosotros. Sin embargo, no me refiero, puntualmente, a ello; sino a que, aparte de todo, la gran mayoría jamás disfruta su vida. Ni siquiera en nombre de nuestro hambre, sino de nuestra avaricia.

En las granjas de engorde, gallineras y estanques industriales abunda el miedo, la ansiedad y se ve muy poca humanidad.

Cito algunos ejemplos:

 

  • A las vacas y toros los marcan con hierro ardiente, les cortan los cuernos. A los terneros los castran sin anestesia, igual que a los corderos les cortan la cola; lo cual, muchas veces, lleva a complicaciones como infecciones. Separan a las crías de la madre con solo unos días. Los cerdos pasan las 24 horas en espacios donde apenas ven el sol o les llega aire fresco. En ocasiones, con el movimiento tan limitado, que ni pueden voltearse. Las hembras son permanentemente inseminadas. A los pollos los hacinan, los alimentan con una mezcla de excremento, desperdicio y plumas. Aceleran su crecimiento artificialmente; tanto, que, a veces, no lo soportan. 

 

  • En España, el 20 % de los conejos mueren como parte del negocio de la carne. A veces, el estrés los lleva al canibalismo.

 

  • La organización internacional ‘Igualdad Animal’, que actúa en defensa de los animales y de la cual proviene la información que aquí brindo, investigó 70 granjas industriales durante 2 años y reveló que, de cada camada, los conejos más pequeños eran arrojados a contenedores solo para que murieran.

 

  • Por su parte, en Estados Unidos, casi un millón de pavos son hervidos vivos, sin querer, cada año, en los mataderos; donde el equipo usado, a menudo, no mata a las aves antes de ser arrojadas a los tanques.

 

Con todo y eso, comer langosta sigue siendo sinónimo de alta alcurnia. Menos mal en Suiza ya es delito. Tal suele ser el comienzo de cosas buenas. Y en países como Bélgica, Dinamarca y Suecia ahora es obligatorio el aturdimiento previo de los animales, con el fin de aliviarles el sufrimiento en los mataderos.

No obstante, en el resto del mundo, de acuerdo con la entidad internacional sin ánimo de lucro ‘Mercy For Animals’, a diario, millones mueren acuchillados, mientras intentan escapar, amarrados o sujetados por maquinaria. Las aves son constantemente decapitadas, halándolas de la cabeza y las patas, ahogadas en bolsas de plástico, sepultadas, azotadas, trituradas. Todo esto vivas. Los cerdos mueren en cámaras de CO2, tras chillar y sacudirse; así como degollados, martillados y hasta golpeados a puño y patadas.

Incluso, en lugares donde se exige el aturdimiento, con frecuencia, mueren animales en estado de conciencia; ya sea por error humano, debido al alto volumen de trabajo, o a la simple maldad.

Pese a ello, la situación actual no presenta muchas opciones: comprarle a granjas orgánicas, donde los animales pasean libres y son criados naturalmente, pero ¿darían abasto a gran escala? ¿Y los precios? Igual que la carne kosher (que es consumida por musulmanes y judíos y se obtiene procurando, supuestamente, que los especímenes sufran lo menos posible durante el sacrificio), la cual ni siquiera parece librar a estas criaturas del suplicio durante sus vidas.

Entre tanto, yo me pregunto: ¿No hay entidades que controlen dicha tragedia ambiental? ¿Aquellos seres carecen de garantías, aun siendo nuestra fuente de alimento? Es más: ¿Qué es lo que estamos comiendo? ¿Carne obtenida a qué costo?

Sí, ahora somos más solidarios con las demás especies. Seríamos incapaces de hacerles algo semejante, pero hemos estado firmes, durante generaciones, sosteniendo el negocio. Los animales han llevado la peor parte siempre. Les ganamos la vida al por mayor. Y todavía hablamos de lo mucho que hacemos por ellos.

Denunciamos ante la Policía Ambiental, hacemos voluntariado, avanzamos en la ley antitoreo. Sin embargo, aún quemamos pólvora, compramos productos testeados en animales y experimentamos con ellos.

Vamos a marchas, involucramos el corazón, publicamos en redes sociales; pero ¿a cuántos animales traicionamos a cambio? ¿Cuántos se quedan solamente con nuestra indiferencia? Es que no hay equilibrio. Por más que hagamos, no alcanza.

Todavía, en 2023, se suspenden temporalmente las peleas de gallos en Colombia «por gripe aviar», existe la pesca deportiva, patrocinamos vidas llenas de partos comprando cachorros en criaderos, cuyos estándares de calidad, además, muchas veces se quedan cortos.

Nos quedó grande el planeta. Sacamos demasiado provecho de nuestra especie, a costa de las demás. Somos animalistas hipócritas, de dientes pa’ afuera, cínicos, cuando ellos merecen tanto.

Falta que nos paremos y digamos: «¡No queremos esto!». Luchar, como hemos hecho por tantas causas. Nos falta abrazar a la naturaleza. Pero, en vez de eso, preferimos el statu quo: ir a la carnicería en días de oferta y cerrar los ojos.

Que no lo veamos no significa que no esté sucediendo. Basta una simple búsqueda en Google.

Y todavía nos impresiona que en China se coman a los perros.

 

Fuentes:

Igualdad Animal.

Cifras de maltrato y abandono animal han aumentado tras la pandemia, Semana. https://www.semana.com/amp/4patas/articulo/cifras-de-maltrato-y-abandono-animal-han-aumentado-tras-la-pandemia/202214/

Hay 66.000 perros callejeros en Bogotá, revela estudio, El Tiempo. https://www.eltiempo.com/bogota/perros-callejeros-estudio-revela-que-hay-66-000-perros-sin-hogar-en-bogota-695498

¿Es cocer una langosta viva como hervir un gato?, El País. https://elpais.com/elpais/2018/01/18/buenavida/1516296099_261986.html?outputType=amp

¿Por qué y hasta cuándo irá la prohibición de las peleas de gallos en Colombia?, Noticias RCN. https://www.noticiasrcn.com/colombia/prohibidas-peleas-de-gallos-en-colombia-por-gripe-aviar-437438.

Así es como matan a los animales en las granjas industriales, Mercy For Animals. https://mercyforanimals.lat/blog/as-es-como-matan-a-los-animales-en-las-granjas/

Kosher y halal: cómo se deben sacrificar los animales, según los rituales de judíos y musulmanes (y por qué ya no van a poder hacerlo así en Bélgica), BBC. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-46801178.amp

Lo que le falta a Colombia para avanzar en la protección de los animales, Diario Criterio. https://diariocriterio.com/animales-en-colombia-si-se-ha-avanzado-en-sus-derechos-y-proteccion/

Productos orgánicos, ¿más saludables o solo más caros?, PAN American Life Insurance Group. https://www.palig.com/es/blog/dr-palig/2019/03/productos-organicos-mas-saludables-o-solo-mas-caros/

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Lorena Arana
Periodista con Máster en Escritura Creativa. Libro: 'Poemas de cabello corto'. Cuentista y microcuentista de última generación. Tía de oficio. En ocasiones, premiada. Ansiosa rehabilitada - Hipofantástica pasada. Meditadora, trotadora, lectora. Y mi perra sonríe cada que me ve.