Columnista:
José Fernando Salcedo
He meditado mucho sobre qué escribir sobre la conmemoración del mes del orgullo LGBTIQ+, siempre es un reto porque significa hacer una introspección sobre mi vida misma. Sin embargo, Colombia atraviesa un momento de transición política con la llegada al poder de Gustavo Petro y Francia Márquez, una apuesta política donde los sectores sociales LGBTI tienen un papel protagónico. Pero, es importante como movimiento social seamos cautos frente a la coyuntura, porque los sectores conservadores y antiderechos son expertos en adaptar sus tácticas frente a las coyunturas más adversas para sus agendas. Es urgente una gran coalición de organizaciones, activistas y personas de la diversidad sexual y de géneros que más allá de las coyunturas siempre esté dispuesta a defender nuestros derechos y a impulsar la agenda, sin importar los gobiernos.
En primera instancia, es relevante hacer una claridad con este planteamiento, no desconozco los esfuerzos desde Planeta Paz, la Plataforma LGBTI por la Paz, la veeduría ciudadana a la política pública nacional LGBTI y otros escenarios han conformado ese movimiento social que siempre ha estado de la mano con las transformaciones del país. Pero, en este momento, después de más de 40 años de camino recorrido, es necesario reflexionar sobre lo que nos une más que sobre lo que nos separa, necesitamos un acuerdo sobre lo fundamental y nuevas tácticas para lograr una institucionalización social y cultural de nuestros derechos y apuestas políticas. Siempre hay que recordar que nada de lo conseguido ha sido por favores o concesiones del Sistema heteropatriarcal, todo ha sido resultado de la lucha, de la movilización social, de la resistencia, de la incidencia política.
En segunda instancia, debemos dejar de hablarnos entre convencidos, no podemos continuar esas prácticas de armar un gueto LGBTIQ+, porque necesitamos una coalición amplia entre diferentes sectores sociales y apuestas políticas para lograr atacar los problemas de fondo que nos aquejan: el patriarcado, el neoliberalismo, el machismo, el racismo, el capacitismo y otros tantos fenómenos estructurales que se interceptan entre sí para generar unas violencias y opresiones profundas. Esto incluye también dejar el fuego amigo internamente, podemos tener diferencias de muchos tipos y personales, pero debemos buscar maneras de lograr relacionarnos y trabajar articuladamente para lograr que las acciones sean sostenidas en el tiempo y tengan sostenibilidad real.
En tercera instancia, necesitamos avanzar urgentemente hacia un proceso de recuperación de la memoria histórica, un diálogo intergeneracional y un esfuerzo por contar nuestras verdades desde nuestras realidades. A veces, pareciera como que la historia de la diversidad sexual y de géneros solo empezó en occidente con Stonewall, pero hay mucho por contar. En el caso colombiano, el movimiento de la diversidad sexual y de géneros ha estado de la mano con la construcción de la paz, con la lucha en favor de los derechos sexuales y reproductivos, en la profundización de la democracia y la búsqueda de la justicia social. Hoy, 28 de junio de 2022, es una fecha histórica porque la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de Colombia condecorará a 21 activistas históricos de los sectores sociales LGBTI por su aporte en pro de la consecución de las garantías para la población, un hecho histórico y una acción de reparación por parte del Estado. Los sectores sociales LGBTI tenemos memoria y dignidad.
En conclusión, este momento histórico que atravesamos debe ser una oportunidad enorme para buscar nuevas maneras de conmemorar el orgullo de resistir en un sistema que rechaza la diferencia. Hoy, 28 de junio, también es el lanzamiento oficial del Informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (Comisión de la Verdad) donde hay un capítulo entero que relata las violencias sufridas por los sectores sociales LGBTI en el marco del conflicto armado y en la sociedad en general, algo histórico a nivel mundial y para la historia del Estado colombiano. Seguiremos resistiendo y persistiendo desde nuestra existencia misma, seguiremos alzando nuestra voz frente a la discriminación y la violencia. La lucha continuará hasta que logremos que Colombia sea un país donde quepamos todas las personas y podamos ser libres de amar, de ser y hacer sin prejuicios, ni cuestionamientos. Y debemos recordar a León Zuleta, gran precursor y fundador de la lucha por los derechos de los sectores sociales LGBTI+ en Colombia: «Sin libertad política no habrá libertad sexual».